Revista Expatriados

Juche (1)

Por Tiburciosamsa

Lo bueno de ser un dictador es que cualquier tontería que digas, te la van a tomar en serio. Incluso mejor, te dirán que es una genialidad y se la aprenderán de memoria. Algo así, le pasó al norcoreano Kim Il-Sung. Un día dijo “Juche” como quien no quiere la cosa y veinte años después ya había clases de Juche en la Universidad de Pyongyang. 
Juche es un término muy rico en connotaciones. Está compuesto de “ju” que significa “dominar, controlar” y “che” que significa “cuerpo”. Antes de que Kim Il-Sung le sacara tanto partido, los confucianos coreanos ya habían advertido el valor de la palabreja y la utilizaban con significados tales como: agente, autonomía, constituyente principal, esencia, identidad, núcleo, principio divino y tema. Los marxistas le dieron el significado de “sujeto de la Historia”. Lo bueno de los términos tan polivalentes es que el dictador los suelta y ya vendrán los turiferarios de turno a aclarar a posteriori lo que quiso decir. 
La primera vez que Kim Il-Sung utilizó el término fue en el discurso “Sobre la eliminación del dogmatismo y el formalismo y el establecimiento de Juche en el trabajo ideológico” que dio el 28 de diciembre de 1955 a los agitadores del Partido. Para mí, la parte clave del discurso está al comienzo, cuando dice:
Las principales carencias en la labor ideológica son no profundizar en todos los asuntos y la falta de Juche. Puede que no sea adecuado decir que falta Juche, sino que, de hecho, todavía no se ha fijado con firmeza…
¿Qué es Juche en el trabajo ideológico de nuestro Partido? ¿Qué estamos haciendo? No estamos comprometidos con la revolución de ningún otro país, sino precisamente con la revolución coreana. Esto, la revolución coreana, constituye Juche en el trabajo ideológico de nuestro Partido. Por eso, todo el trabajo ideológico debe estar subordinado a los intereses de la revolución coreana. Cuando estudiamos la historia del Partido Comunista de la Unión Soviética, la historia de la revolución china o la verdad universal del marxismo-leninismo, todo es con el fin de llevar a cabo correctamente nuestra propia revolución. 
Al decir que a la labor ideológica de nuestro Partido le falta Juche, no quiero decir, desde luego, que no hayamos hecho la revolución o que nuestro trabajo revolucionario fuera emprendido por gente que pasaba por ahí. Sin embargo, Juche no se ha establecido firmemente en el trabajo ideológico, lo que lleva a errores dogmáticos y formalistas y perjudica mucho a nuestra causa revolucionaria.
Para hacer la revolución en Corea, tenemos que saber Historia y geografía de Corea y conocer las costumbres del pueblo coreano. Sólo entonces es posible educar a nuestro pueblo de una manera que les sea adecuada y que les inspire un amor ardiente por su tierra nativa y su patria.”
Para entender todo este blablablá hay que ponerlo en su contexto. El comunismo llegó a Corea del Norte en la grupa de los tanques soviéticos. Kim Il-Sung fue el líder del naciente régimen comunista norcoreano gracias en buena medida a que había hecho parte de su carrera política en la URSS, cosa que era del agrado de los soviéticos. En marzo de 1953 Stalin murió y en la URSS se inició un proceso de desestalinización, que la URSS intentó que fuese imitado en sus Estados satélites. Esos embates desestalinizadores llegaron hasta Kim Il-Sung, que ya había empezado a pasarse varios pueblos con lo del culto a la personalidad. 
Si lo de la desestalinización soviética ya le mosqueaba, había otro factor que le ponía de los nervios: las luchas intestinas dentro del Partido. En aquellos momentos, rivalizando con la facción de Kim il-Sung había otras dos facciones: la sovieto-coreana y la Yanan, que miraba hacia Pekín. En este contexto, se entiende que Kim Il-Sung les dijese a sus seguidores que no había que mirar a ejemplos extranjeros, sino quedarse sólo con lo del terruño. 
En mi opinión, el tan cacareado discurso de 1955 era puramente coyuntural y en él Kim Il-Sung no buscaba establecer ninguna doctrina filosófica. Su objetivo era pedirle al Partido que dejara de mirar hacia Moscú y Pekín y se centraran en lo puramente coreano y,-esto va implícito-, nada más coreano que el propio Kim Il-Sung. Pienso que utilizó la palabra Juche, porque era un concepto que ya existía tanto en el pensamiento tradicional confuciano como en el marxista, aunque en éste fuera con otro significado. Además Juche tenía la ventaja de ser un término polivalente. Si Kim Il-Sung hubiera sido español, posiblemente hubiera utilizado algún término político polisémico, como por ejemplo “huevos”. Veamos cómo si reemplazamos el término “Juche” por “huevos”, la frase sigue funcionando igual de bien: “Las principales carencias en la labor ideológica son no profundizar en todos los asuntos y la falta de huevos…”
La prueba definitiva de que Kim Il-Sung en 1955 no tenía bien definido lo que era el Juche es que aún tardaría una década en tomar forma la filosofía del Juche y que en su desarrollo le echaría una manita Hwang Jang-yeop, que había estudiado marxismo-leninismo en la Universidad Lomonosov de Moscú y llegaría a ser el ideólogo de cabecera de Kim. 
Las razones que he visto que normalmente se dan para explicar la emergencia de la idea de Juche son dos: 1) La necesidad de marcar distancias en la escisión ideológica entre Moscú y Pekín, definiendo una vía específica coreana que le permitiese no tomar partido; 2) Reforzar el culto a la personalidad, presentándole como un innovador del pensamiento marxista-leninista, a la altura de Stalin y Mao. Yo añadiría una tercera razón: pura vanidad. ¿No es lo más tener una doctrina política que lleve tu nombre, el kimilsunguismo?
Juche empezó a perfilarse más en un discurso que pronunció Kim Il-Sung el 14 de abril de 1965 con el título “Sobre la construcción socialista en la República Democrática Popular de Corea y la revolución de Corea del Sur”. Allí los tres componentes de Juche: 1) Independencia política; 2) Autarquía económica; 3) Autonomía en temas de defensa. Resulta curioso pensar que el Franco de los años 40 y 50 habría suscrito estos principios sin dudarlo un momento. Al final va a resultar que Franco fue un kimilsunguista avant la lettre. O eso, o que Kim Il-Sung era menos original de lo que se creía. 
Una mayor aclaración vendría dada en el discurso que pronunció ante la Asamblea Popular Suprema el 16 de diciembre de 1967 con el título “Defendamos el Espíritu Revolucionario de Independencia, Autonomía y Autodefensa con más vigor en todos los ámbitos de las actividades del Estado.” En él dijo: 
… el Gobierno de la Repúblicaimplementará con total consistencia la línea de independencia, autonomía y autodefensa para consolidar la independencia política del país, edificar con más solidez los fundamentes de una economía nacional independiente capaz de garantizar la unificación, independencia y prosperidad de nuestra nación e incrementar las capacidades de defensa del país, de forma que la seguridad de la patria quede salvaguardada de forma segura por nuestras propias fuerzas, incorporando espléndidamente la idea de nuestro partido de Juche en todos los ámbitos.”
El discurso repite los mismos tres componentes de la Juche, pero los concreta un poco más: 
+ La independencia política implica la plena soberanía, la igualdad y el respeto mutuo entre los Estados. Implica también el derecho a la autodeterminación y el principio de no intervención. Aquí Kim Il-Sung no está defendiendo nada que no estuvieran defendiendo los líderes de muchos países del Tercer Mundo recién descolonizados. O sea que originalidad, cero. 
+ La independencia económica es la base de la independencia política. Las ideas económicas de Kim Il-Sung eran las que prevalecían entonces en el mundo comunista: lo que importaba era tener una industria pesada potente y nacional, que proporcionase los equipos necesarios para la agricultura, la industria ligera y el transporte. Kim Il-Sung abogaba por la autosuficiencia económica, especialmente en el campo de la producción de alimentos. Otro aspecto en el que la autosuficiencia era clave era el energético. Pero el pícaro de Kim Il-Sung señaló que este principio no implica una economía aislada. De sobra sabía que el país se habría hundido sin la ayuda china y soviética. 
+ La independencia en temas de defensa implicaba la movilización de todo el pueblo y el adoctrinamiento de las FFAA, que debían de estar ideologizadas. Había que inculcar a la población un sentimiento de superioridad de su sistema social sobre los demás, con lo que en el fondo se trataba de cambiar el foco del sentimiento de superioridad innato a los coreanos. Según Kim Il-Sung: “No queremos la guerra, no tenemos miedo de ella y no pedimos la paz a los imperialistas.”Esto que podría interpretarse como “soy pacifista, pero te enseño los dientes por si acaso para que no te metas conmigo”, en la práctica tuvo una traducción mucho menos benigna. La Corea del Norte de Kim Il-Sung nunca dejó de hacerle putaditas y putadones a Corea del Sur en cuanto pudo. 
La Juche así planteada no tiene nada de original y recoge elementos que estaban muy en boga en el pensamiento político de izquierdas de los nuevos países del Tercer Mundo. Sin embargo, hay una cita del discurso que añade un aspecto interesante a la idea y dice algo de lo que Kim Il-Sung tenía en la cabeza:
Juche representa la idea de liderazgo marxista-leninista más correcta para la consecución y edificación exitosa de nuestra revolución y es el principio que guía invariablemente al Gobierno de la República en todas sus políticas y actividades (…) el establecimiento de Juche es una cuestión clave de la que depende el éxito de nuestra revolución, una cuestión vitar que determinará el futuro de nuestra nación. (…) seguiremos adhiriéndonos con firmeza a los principios para arreglar independientemente los problemas que surjan en la revolución y su edificación, estudiando y analizando las realidades de Corea en acuerdo estricto con la idea de Juche del Partido de los Trabajadores de Corea.”
Juche sería entonces la adaptación del marxismo-leninismo a la realidad coreana, la única manera de aplicar los principios marxistas-leninistas a Corea de una manera que puedan tener éxito. 
Nuevamente, observar la coyuntura en la que se pronunciaron estos dos discursos, ayuda a comprender lo que Kim Il-Sung esperaba obtener con su encendido elogio de la Juche.
Los mediados de los sesenta fueron tiempos difíciles para Corea del Norte y para Kim Il-Sung. En la esfera internacional, Kim Il-Sung empezó a sentirse incómodo con una China que entraba en la locura de la Revolución Cultural y le suministraba una ayuda insuficiente y de poca calidad, sobre todo comparada con la que la URSS ofrecía a sus satélites. Eso lo remedió en parte aproximándose a la URSS, pero había un límite al acercamiento a la URSS post-stalinista. La economía empezó a perder fuelle, los objetivos económicos dejaron de alcanzarse y el nivel de vida de los ciudadanos se estancó. Y para rematar, en el Partido apareció cierta contestación, aunque no del peligro y dimensiones de la de la década anterior. Exaltando la Juche, se reforzaba el culto a la personalidad de su creador y se galvanizaba al pueblo, inculcándole un ideal que le movilizara en unos momentos difíciles. Otra cosa es que Kim se imaginase que esos momentos difíciles durarían cuarenta años más y lo que te rondaré morena.

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