Revista Viajes

Juche (2)

Por Tiburciosamsa
Juche (2)Éste es el monumento dedicado a la Juche en Pyongyang. Es una metáfora perfecta. Tiene forma fálica, clara alusión al carácter de paja mental de la Juche.
La Constitución de 1972 dio un paso más. Kim Il-Sung había triunfado sobre todos sus adversarios internos, había sobrevivido a la escisión chino-soviética y había borrado todo lo que oliese a capitalismo y propiedad privada. El culto a la personalidad avanzaba a todo tren. Juche ya no era la simple pajilla mental de los años 50 entre otras cosas porque su inventor ya no era un simple mortal como los demás. La Constitución de 1972 parte de la asunción de que el socialismo ya se ha alcanzado en Corea del Norte: “…los antagonismos de clase y la explotación y opresión del hombre por el hombre han sido eliminados para siempre” y “la teoría histórica de la industrialización se ha realizado con éxito”. Ya sólo queda convertir al país en “una sociedad muy avanzada donde no haya distinciones entre el trabajo intelectual y el físico y donde cada miembro de la sociedad trabaje según su capacidad y reciba según sus necesidades.”
Y esto tan bonito se había alcanzado gracias a la Juche, que era una “aplicación creativa del marxismo leninismo a las condiciones” de Corea del Norte y que se convertía en el principio-guía del país. Aunque la Juche siga oliendo a paja mental indeterminada, las referencias a la misma son numerosas:
La República Democrática Popular de Corea es la patria socialista de Juche que ha aplicado la idea y el liderazgo del Gran Líder, el Camarada Kim Il-Sung (…) el Camarada Kim Il-Sung es el autor de la idea inmortal de Juche (…) El Camarada Kim Il-Sung dilucidó los principios fundamentales de la construcción de la nación y las actividades estatales, estableció el mejor sistema social y estatal, el mejor sistema político y manera de administrar la sociedad y colocó las bases sólidas para la prosperidad de la patria socialista y para la continuación y consumación de la de la causa revolucionaria de Juche.”Aparte de que Kim Il-Sung no tenga abuela, en este párrafo, tomado del preámbulo de la Constitución, Juche empieza a convertirse casi en un concepto metafísico: es inmortal y parece que precede a la revolución misma. Siento la tentación de escribir Mandato del Cielo en lugar de Juche. 
El artículo 3 señala que “la República Democrática Popular de Corea se guía en sus acciones por la idea de Juche, una visión del mundo centrada en el pueblo, una ideología revolucionaria para la consecución de la independencia de la masa del pueblo.”Aunque la Constitución de 1972 aún haga referencias al marxismo-leninismo, queda claro que lo que cuenta es la Juche. La ruptura ideológica aún no es total, porque puede entenderse que la Juche es superior porque es la adaptación del marxismo-leninismo a la realidad norcoreana. Pero esto duraría poco. El ego de Kim Il-Sung estaba cada vez más desbocado y por detrás estaba su hijito Kim Jong-Il que no paraba de jalearle y decirle lo maravilloso que era, haciendo méritos para suceder a papá.
Así, a los pocos años, Kim Il-Sung ya estaba declarando que “lo más importante que necesitamos para completar la revolución de toda la sociedad es equipar firmemente al pueblo trabajador con la idea monolítica de nuestro Partido, la idea Juche.” Kim Jong-Il fue más allá y creó un nombre para las pajas mentales de su papá: el kimilsunguismo, el cual, por cierto, es superior al marxismo-leninismo. 
Una característica de los dictadores es que sus pajas mentales no pueden guardárselas para sí, sino que tienen que compartirlas con todo el mundo. En septiembre de 1977, respondiendo a infinidad de solicitudes de todos los puntos del globo, se organizó en Pyongyang el Seminario Internacional sobre la idea Juche. En el seminario se tomó una decisión trascendental: fundar un Instituto Internacional sobre la Idea Juche, el cual fue efectivamente creado en abril de 1978. Como las pajas mentales tienden a autorreproducirse en los años siguientes fueron surgiendo sociedades regionales y nacionales para el estudio de Juche… O al menos eso es lo que afirman los medios oficiales norcoreanos. 
En 1982 Kim Il-Sung cumplió 70 años y Kim Jong-Il decidió que había llegado el momento de darle otra vez un poco de coba a papá. La manera fue escribir la obra “Sobre la idea Juche”, donde ésta adquiere ya tintes metafísicos. 
Según esta obra, cada época histórica requiere un principio adecuado a sus condiciones que guíe a la clase obrera en su lucha. Juche es el principio que corresponde a nuestra era. Igual que Mahoma fue el sello de los profetas y su mensaje vino a culminar los de Moisés y Jesús antes de él, Kim Il-Sung es el sello de los revolucionarios y su mensaje corona y sustituye a los de Marx y Lenin. La comparación evidentemente es mía, pero encuentro que se ajusta bastante bien. 
En la obra Kim Jong-Il elabora una historia mítica de cómo Juche llegó a ser. Resulta que Kim Il-Sung era tan listo, que se le ocurrió antes de cumplir los 30, mientras luchaba contra los japoneses. “Elucidó la verdad de que los dueños de la revolución son las masas del pueblo (…) la revolución en cada país debería ser llevada a cabo responsablemente por su propio pueblo, los dueños, de manera independiente y de una manera creativa que se ajuste a sus condiciones específicas.” Capón para quienes dependían demasiado de Moscú como el difunto Ho Ka-i y capón para quienes iban de listillos y no se mezclaban con las masas como… (no, no creo que Kim Jong-Il y yo estemos pensando en el mismo listillo). Curándose en salud por si algún escéptico le viene con la pregunta de si está seguro que su papá lo había tenido todo tan claro en los años 30, Kim Jong-Il advierte: “La idea guía de la revolución no puede perfeccionarse en un instante. Emerge mediante la generalización de la experiencia en la lucha revolucionaria, sobre la base de las condiciones de los tiempos y de la Historia…” Vale, que no se le ocurrió en un fin de semana, pero que la idea la tuvo ahí desde el principio.
Y es después de esa introducción histórica y revolucionaria cuando a Kim Jong-Il se le va la olla y hace de Juche un principio filosófico. Juche tiene su centro en el hombre. El hombre es el dueño de todo y juega el papel decisivo en la transformación del mundo y la formulación de su destino. El hombre juega un papel especial en el mundo porque posee voluntad (a menudo se deja el término coreano “chajusong” sin traducir, pero creo que “voluntad” a la manera de Nietzche es una buena traducción), conciencia y creatividad. El hombre tiene un componente biológico y otro social, que es el clave para ser hombre. Juche enseña a reflexionar sobre el papel del hombre en el mundo desde este punto de vista. Curioso que Juche, la idea guía de nuestro tiempo, diga cosas tan similares a las que Yahvé le dijo a Adán en el Edén. 
La Historia de la Humanidad es la Historia de la lucha revolucionaria de las masas para defender y realizar la Voluntad. Las masas son el motor de la Historia, no los explotadores. La Voluntad debe realizarse.
Kim Jong-Il en esta obra define como principios guía de Juche los siguientes: 
1) Independencia, sobre todo en las áreas ideológica, política, económica y militar. Ello implica hacerse consciente de que uno es el dueño de la revolución e imbuirse del ideal revolucionario de la clase obrera y del Partido. También implica ser más coreano que nadie. Cuando toda la sociedad esté imbuida de este pensamiento monolítico, Juche habrá quedado firmemente establecido en el terreno ideológico. La independencia política implica que las masas sean dueñas del Estado y actuar en igualdad soberana en la esfera internacional. 
Sobre la independencia económica, Kim Jong-Il dice lo siguiente: “A diferencia de la economía capitalista que está pensada para hacer dinero, la economía independiente socialista siempre tiene como objetivo satisfacer las demandas del país y el pueblo.” Para ello, la economía socialista tiene que desarrollarse de una manera diversificada e integral y “para edificar una economía independiente que esté desarrollada de una manera diversificada y omnicomprensiva es necesario, como nuestra experiencia práctica muestra, seguir la línea de dar preferencia al desarrollo de la industria pesada y desarrollar simultáneamente la industria ligera y la agricultura.” No puedo contenerme de comentar lo siguiente: para 1982 la experiencia práctica ya había mostrado que la economía norcoreana iba camino del desastre y que sólo se salvaba gracias a la ayuda de la URSS y de China. Por otra parte, ¿alguien le ha enseñado a Kim Jong-Il lo que quiere decir priorizar? 
2) Aplicación del método creativo, que implica recurrir a la creatividad de las masas. “El método de trabajo Juche hace que las masas del pueblo puedan mantener la posición de dominio sobre la revolución y la construcción y desempeñar plenamente su papel como tales.(…) Hace que uno vaya siempre entre las masas para adquirir la comprensión profunda de la situación real y encontrar las soluciones reales a los problemas. Hace posible que los niveles altos ayuden sustancialmente a los de abajo, da precedencia al trabajo político en todos los trabajos para que las masas realicen las tareas revolucionarias de motu proprio y resuelvan sin formalismos todos los problemas creativamente, de una manera que sea adecuada a los rasgos y circunstancias específicas. Este método de trabajo siempre permite a uno compartir la vida y la muerte, los altibajos con las masas, estar a su cabeza, dar ejemplo y ser humilde, sencillo y generoso y guiar a las masas para que demuestren completamente su iniciativa creativa.”
3) El acento principal se pone en lo ideológico. Hay que transformar a las personas en “hombres comunistas”. Esta parte del documento causa cierto yuyu. Uno lo lee y las palabras “lavado de cerebro” y “Orwell” se vienen todo el rato a la cabeza. Hay que tener una visión Juche de la revolución la cual pone a las masas en el centro y es leal al Partido y a su líder. Por cierto que la lealtad perfecta parece que no existe, que es un proceso en el que uno siempre se dirige hacia un horizonte inalcanzable ya que “uno debe siempre poner el énfasis principal en aumentar la lealtad hacia el Partido y el líder”.
El comunista perfecto debe estar siempre estudiando teoría revolucionaria y convirtiéndola en convicción propia. E imbuido de esa convicción debe entregarse al trabajo político de educar e incitar a las masas a la acción. 
La obra se clausura con una inmensa paja mental, que supera a las anteriores sobre el papel de Juche en la Historia. Aquí Juche se convierte ya en un principio metafísico. 
La Historia de la Humanidad es la Historia de la lucha entre el materialismo y el idealismo, entre la dialéctica y la metafísica. El marxismo marcó la victoria del materialismo y la dialéctica. En el pasado la cuestión filosófica básica era la de las relaciones entre materia y conciencia. El marxismo resolvió esa cuestión. Juche da un paso más allá esclareciendo la cuestión de la posición y el papel del hombre como dueño del mundo, que es la nueva cuestión básica de la filosofía. Juche dilucida esta cuestión al ver al hombre como un ser social animado por la Voluntad, la creatividad y la conciencia. El hombre es el producto más perfecto del mundo material y es el principio de su transformación y progreso. En resumen, “la idea Juche es una bandera inmortal de lucha, una bandera de victoria para las masas populares en su empresa de crear un nuevo mundo y modelar su propio destino.”
A medida que iba escribiendo esta entrada, me iba liando más y más y creo que ha llegado el momento de resumir y ver con lo que me he quedado:
El concepto de Juche apareció de manera casual, producto de la necesidad que tenía Kim Il-Sung de defender la autarquía y la independencia de la revolución norcoreana. Kim Il-Sung utilizó el término Juche porque era un término bien asentado tanto en el pensamiento tradicional confuciano como en el marxista y su riqueza polisémica era tan amplia que podía significar lo que no quisiera que significase. 
A medida que se iba desarrollando el culto a la personalidad de Kim Il-Sung, la importancia de Juche iba creciendo. Había que presentar a Kim Il-Sung como un gran pensador marxista, en la línea de Stalin y de Mao. Al final se les fue la olla del todo: Kim era mucho más que Stalin y Mao y Juche, por consiguiente, le daba mil vueltas al marxismo-leninismo. Kim Jong-Il eleva a tales alturas el cagarro de papi, que uno ya no sabe bien cómo definir Juche: ¿el principio motor de la Historia? ¿la fórmula para que el hombre desarrolle su pleno potencial? Tal vez, para caracterizar adecuadamente lo que es Juche tenga que recurrir a un filósofo de vanguardia español, Chiquito de la Calzada: Juche es un fistro y punto pelota.

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