Es tiempo de regreso, de vuelta a las rutinas anuales tras el anhelado descanso vacacional, y en “Discos, música y reflexiones”, también es tiempo de regreso, pero más bien referido a echar la vista atrás y recuperar a artistas y bandas que ya debutaron, revisión de disco mediante, en el blog. Y es que llevaba ya varios meses buscando el momento idóneo para que la gran dama del rock británico Kate Bush volviera a pasar por nuestros dominios. Para el disco que he elegido de su trayectoria, creo que hubiera sido más acertado hablar sobre él en febrero, pero como no quería esperar tanto, y aunque estas fechas no es que vengan a qué, ni a no qué, me he dicho ¿para qué esperar más?
Recordemos que hace ya un tiempo atrás, Kate desfiló por la bitácora de la mano de lo que fue su 3er. álbum titulado “Never For Ever”. Un disco que ya marcaba una evolución respecto a los 2 primeros trabajos de la artista, que eran bastante similares en tanto a sonidos y melodías, sin dejar de incluir ciertas maravillas en forma de canción.
Tras aquel disco de cierta buena acogida comercial, gracias a singles como “Babooshka”, llegaría el turno de su álbum más controvertido y peor entendido “The Dreaming”. Aquel exorcismo musical en su día le valió a Kate más de algún disgusto, aunque a la larga esté considerado como su mejor entrega en dura pugna con la que revisaremos esta semana, que fue el que le tomaría el relevo en 1985.
Pero no hay que perder de vista el momento que vivía la artista, y aquella mala acogida de la crítica de “The Dreaming” hizo que Kate ya comenzara a tardar su tiempo en editar disco. Pasarían 3 años hasta que Kate volviera con nuevo material, cuando en aquellos años los artistas y bandas iban a ritmo de disco editado por año. Kate Bush regresó con más fuerza y seguridad que nunca, con un lp bajo el brazo de una calidad exagerada, que la volvería a encumbrar como figura de la música. El disco se tituló “Hounds Of Love”, y lo mejor de todo es que este álbum triunfaría sin necesidad de apoyarse en la comercialidad, en unos días en los que lo inmediato se ganaba los favores de la audiencia media. Es una obra compleja y extensa, bastante difícil de analizar por otro lado, por lo que vamos a ir entrando poco a poco en las composiciones que incluye el que fuera el 5º trabajo de estudio de Kate Bush.
No escatimamos en entrega y potencial para empezar con la escucha. Se abre fuego con el single “Running up that hill (a deal with god)”. Esta canción se trata también del tema con el que Kate me terminó de conquistar. Recuerdo haber dado con esta sensacional pieza a través del visionado de su videoclip en el programa So 80’s de la cadena Vh1 en diciembre o noviembre de 2001. La luz tan genuina de la década de los 80 de las imágenes y sobre todo los sonidos tan peculiares de ciertas notas que se elevaban sobre la fuerte percusión y base rítmica del tema, fueron los 2 aspectos audiovisuales que me llamaron especialmente la atención (por no citar la brutal coreografía y baile que Kate se marca con su compañero de video). Sobre todo esos sonidos que no sé si eran de un teclado o de un instrumento más enrevesado (de los que gusta Kate usar), es lo que me enganchó desde su primera escucha. Kate entra al micrófono de forma atropellada diciendo “no me duele, quieres sentir como siente, quieres saber, saber que no me duele, quieres saber sobre el trato que estoy haciendo…”. En realidad, esta canción a priori se iba a titular “A deal with god”, pero terminó llamándose “Running up that hill” con ese apéndice entre paréntesis. Ese “trato con Dios” viene a intentar separar las fronteras entre 2 personas, dos mundos separados. De hecho se representa perfectamente en el clip grabado, con Kate intentando llegar a su pareja de baile chocando con gente que anda en sentido contrario al suyo. Su atmósfera tan emotiva y ampulosa simplemente deja sin aliento tras escucharla. Un clásico absoluto, que resiste a mil y una escuchas a las que le sometas. Una buena canción de esta primera parte, y la 3ª en discordia tras “Cloudbusting” y “Running up that hill”, es el tema que propiamente da título al disco. “Hounds of love” es una composición acelerada, con una emotiva melodía, que nuevamente tiene una carga de percusión y una base rítmica bastante rotunda y con una Kate que canta con un arrojo y un sentimiento espectacular. El componente vocal coral nuevamente es acertado y también llama la atención ese video en el que Kate sale corriendo o huyendo de la mano de un hombre, pasando por distintos lugares como fiestas, bosques en mitad de la noche, etc. De la 1ª parte de “Hounds Of Love”, el tema que menos me llama la atención es “The big sky”. En parte me sucede como con “All around the world” del disco “Be Here Now” de Oasis. No es que sea un mal tema, sino que se me hace algo pesado y repetitivo. De igual forma, ambas canciones tuvieron sus versiones alternativas instrumentales, ya fuera en un reprise o en un 12”. Lo único que me llama la atención de “The big sky” es la fuerza con la que Kate se muestra en ciertos puntos, pero por ejemplo los coros que tan magistrales resultarán en “Cloudbusting”, aquí son bastante huecos. Tras tanta carga emocional, conviene relajarse y Kate nos traslada a una tranquila habitación en forma de la canción “Mother stands for comfort”. Una composición lenta e íntima, que vuelve a estar impregnada de ese halo de misterio y encanto a partes iguales que destila Kate en sus canciones. Otro gran momento lo supone la brutal “Cloudbusting”. Fue también un rutilante single, acompañado de un inolvidable videoclip con colaboración estelar del actor Donald Sutherland en el que Kate hacía de su hija en el video donde Donald encarna a un científico que trabaja en una máquina capaz de cambiar el tiempo. Es una canción llena de sentimiento, más allá de la historia de admiración y amor de una hija hacia su padre, también en su orquestación, la cual incluye unos brutales coros en la parte final que personalmente me encantan y encandilan. El sonido de texturas en parte medievales, gracias a numerosos arreglos de cuerda, es otro tanto a favor de Kate. El estribillo, no siendo muy marcado y poco pop, resulta de una fuerza brutal, gracias a los envites de las secciones de cuerda y sobre todo la solemnidad de Kate a la voz y los versos que canta: “pero cada vez que llueve, tú estás aquí en mi cabeza, como si el sol se abriera paso. ¡Oh! Sé que algo bueno va a suceder, no sé cuando, solamente digo que va a suceder…”. Es una de las 5 mejores composiciones de Kate en toda su trayectoria, bajo mi punto de vista, junto a “Wuthering heights” (de “The Kick Inside”), “Night of the swallow” (de “The Dreaming”), “Running up that hill (a deal with God)” (del presente disco), “Experiment IV” (la inédita composición del recopilatorio “Hounds Of Love”) y “Sunset” (de su último disco “Aerial”). Y aquí termina la parte más pop del disco, sin haber sido un ejemplo descarado de comercialidad.Ahora entramos en la parte conceptual del disco que vino a llamarse “The Ninth Wave”, en la que Kate aborda los diversos estados de tránsito a los que es sometida una mujer a través de sus experiencias. No podemos empezar esta 2ª parte de la obra de mejor forma, puesto que ahora es turno de escuchar “And dream of sheep”. Un tema que es ejemplo de la mayor dulzura de Kate dentro del disco, y que partiendo de la inocencia y del desnudismo de los orígenes musicales de Kate, escudada en melodías cristalinas de piano, se complementa de ciertos elementos orquestales de fondo para darle al tema su dosis adicional de solemnidad. Una preciosa canción que sirve para abrirnos camino en un tempestuoso viaje, que en ciertos pasajes nos va a recordar al anterior trabajo de Kate Bush “The Dreaming”. Y en verdad, tras esta suave ensoñación se empieza a cerrar el cielo, llenándose de nubes a medida que anochece, al llegar a “Under ice”. La voz de Kate se vuelve misteriosa, existiendo a ratos incluso ciertos lamentos o quejidos dolorosos en la parte final, dispuestos sobre una melodía de cuerda de corte bastante oscuro. El verdadero exorcismo llegará sin embargo a continuación con “Waking the witch”, en el que efectivamente Kate va a “despertar a la bruja”. Y es curioso, ya que cuenta con una intro con unas notas inconexas vagamente bellas de piano, sobre la que se disponen voces diciendo “despiértate”. No podemos olvidar que esta 2ª mitad de “Hounds Of Love” titulada “The Ninth Wave” no deja de ser el discurrir a través de sus sueños de una mujer, desde que se queda dormida en “And dream of sheep”, hasta que despierta en “Hello earth” y termine encontrándose con “la niebla de la mañana”. Una sucesión de sueños, que más bien son pesadilla, como estamos pudiendo escuchar. Tras esta necesaria explicación para que entiendan la 2ª parte del disco, continuamos con “Waking the witch”. Sin embargo, tras esas notas de piano sueltas y de textura tan ligera, imprecisa y bella, nos entra de golpe una instrumentación arrolladora que nos avasalla, con un ritmo de sintetizador de base endiablado. Nuevamente existen elementos grotescos y brutales en la canción como pasaba en la previa “Get out of my house”, que ponía el apabullante cierre a “The Dreaming”. Un tremendo exorcismo, que desembocará en un renacer de matices celtas (reminiscencia otra vez de “The Dreaming”, en este caso de la excelsa “Night of the swallow”) concretado en “Jig of love”. Un tema de brutal intensidad y que a la par viene a darnos la sensación de un renacimiento tras el acongoje de “Waking the with” y el oscurantismo y nocturnidad de “Under ice”. No obstante, antes de “Jig of love”, nos encontramos a “Watching you without me”, que es un tema relajado, poco acorde con esta 2ª parte de valores tan extremos. Un medio tiempo que sirve como interludio entre tanta emoción y de tan variado tipo. Llegando al final de este particular viaje onírico al que se somete al personaje protagonista, nos encontramos con el final de la tormenta y ver como los rayos de luz se abren paso entre los negros nubarrones que llegaron con “Under ice”. El título es revelador, “Hello earth”, y Kate regresa a la emotividad que nos eriza el pelo al escucharla. En cierta parte es como una vuelta a “And dream of sheep”, pero con una envoltura más celestial. Menos melodía de piano clásico, más efecto ambiental y en su parte final una especie de coros como del más allá, que le confieren ese matiz onírico y medio sacro. Cuando Kate “saluda a la tierra” en la canción, es simplemente sobrecogedor. El final del disco se le concede a un epílogo titulado “The morning fog”, con unas luminosas notas de guitarra, que ya definitivamente nos evocan, al menos a mi personalmente, a una verde pradera en mitad de la montaña a mediodía. Un servidor de ustedes se hizo con una edición especial remasterizada en febrero de 2002 que incluía una serie de temas extras como el citado extended versión (“Meteorological mix”, vaya coña…) de “The big sky”, o temas interesantísimos como la composición a capella “My lagan love”, el cual muestra a la perfección las virtudes vocales de la simpar y enorme Kate Bush.
Quizás simplemente apuntar que “Hounds Of Love” fue el encargado de bajar del nº1 ni más ni menos que al exitoso “Like A Virgin” de Madonna, sea suficiente para que se hagan una idea de la repercusión que alcanzó este disco en su día. Es una tremenda obra. De una altísima exigencia y una calidad desbordante. No es un disco inmediato, por ese motivo a día de hoy poca gente lo recuerda (más allá de los que estamos enganchados a Kate) y muchas de las nuevas generaciones desconocen su existencia.
La portada es de una belleza y una sencillez exquisita al disponerse una foto de Kate en la cual se muestra preciosa, con una envoltura y unos tonos morados como si de un hada se tratase, enmarcada en un fondo blanco. De igual forma, los videoclips grabados son increíbles, destacando el de “Running up that hill (A deal with God)” en el que Kate se marca unos pasos de baile con otro bailarín realmente sensacionales, en una habitación con esas luces crepusculares moradas que se ven a través de los ventanales (no sé por qué me recuerda en algo el clip reciente de Shakira de su canción “Lo hecho está hecho”). Luego, esos desfiles de gente con las caretas de los 2 protagonistas (algo parecido se hizo en Madrid en la pasada “Noche En Blanco”) y el símbolo del arquero al final del video, también son marca imperecedera de la casa y de este video promocional. Y, ¿qué decir del video de “Cloudbusting” con Donald Sutherland como protagonista? Pues igual, una maravilla.
Con este disco, Kate superaría el mazazo que en su momento le supuso “The Dreaming” en tanto a crítica y acogida (aunque a la larga ese disco ha sido reconocido como merece). Terminaría de confirmarse como una grande de la música moderna y no como una estrella que fuera palideciendo después de su exitoso debut con “Wuthering heights”. Serían días de muchas apariciones de Kate en tv promocionando sus nuevas canciones (sobre todo “Running up that hill” y “Cloudbusting”), ya que para 1985 Kate llevaba retirada de los escenarios 5 años ni más ni menos.
Como epílogo glorioso de esta época dorada o este renacimiento/resurgir de Kate Bush, se editó el compacto y completo recopilatorio “The Whole Story” en 1986, con una interesante revisión de “Wuthering heights”, con el tono de voz de Kate en aquel momento, y sobre todo con un tema inédito monumental titulado “Experiment IV” con una inquietante historia que trata sobre un proyecto de crear una máquina que pueda matar con el sonido. El clip, que cuenta con un joven Hugh Laurie (más conocido como Dr. House), es de lo más interesante igualmente, con esa escenificación del experimento militar y Kate convertida a partes iguales en una especie de espíritu y en un monstruo. De esta canción hay que destacar sobre todo la brutal guitarra del malogrado Alan Murphy, y el misterio que causan otros elementos, sumado al acertado manierismo que aportan ciertas notas de violín.
El posterior disco de Kate, ya retrasado hasta 1989, “The Sensual World”, salvo un par de canciones, me parece el disco más flojo de la artista. Por contra, es uno de los discos tradicionalmente más valorados por la gente; tanto que hasta está incluido en el libro de los 1001 discos que hay que escuchar antes de morir. Pero, no avancemos más en la historia de Kate, puesto que pasará nuevamente por el blog en el futuro; aún nos quedan muchos discos de Kate Bush por revisar.
Tenía miedo de afrontar este artículo, ya que nos encontramos ante una gran obra, muy compleja y difícil de analizar. Me da la impresión de que me dejo mucho por contar y que podría haberlo hecho mejor, pero tampoco pretendo saturarles. La música habla por sí sola. Espero que “Hounds Of Love” satisfaga las expectativas tan altas que he podido generarles debido a este artículo. Kate Bush es mi artista femenina favorita, tanto por su música, su voz, su imagen, su universo misterioso que le rodea y también por su belleza, ¿por qué no decirlo?