Recreación de KELT-9b orbitando a KELT-9.
(Fuente: www.nasa.gov)
El primer protagonista de esta nueva etapa es el exoplaneta KELT-9b, un cuerpo que hace poco fue protagonista en la revista Nature. Está ubicado a 650 años luz de la Tierra y orbita a la estrella KELT-9. Para aquellos que no estén muy enterados en el mundo de los exoplanetas, normalmente los astrónomos suelen llamar a los nuevos exoplanetas como el astro alrededor del cual orbitan, asignándole una letra en función de cuándo fue descubierto. Imaginemos que la Humanidad no nació en la Tierra y nuestro hogar en la realidad acaba de ser descubierto, entonces este cuerpo no se llamaría tal como lo conocemos, sino tendría el nombre de Sol-a o algo por el estilo. Espero que se haya pillado el concepto.
Pero volvamos al tema que nos ocupa. KELT-9b está ubicado en la región del cielo que ocupa la constelación Cygnus y su principal característica es que la temperatura superficial ronda entorno a los 4.300º C, unos mil grados menos que el Sol. Entonces, ¿con unas temperaturas tan altas no debería ser una estrella? Para considerarla una estrella debería ser capaz de fusionar en su interior átomos de hidrógeno para obtener helio, acción que se logra con una temperatura de 15 millones de grados centígrados. Así que no, KELT-9b no es una estrella. Su temperatura tan alta se debe a un factor externo, la cercanía a su estrella. KELT-9b es un planeta gaseoso de tipo "Júpiter caliente", es decir, un cuerpo con un tamaño similar a Júpiter, pero que orbita mucho más cerca de su estrella que nuestro vecino del Sistema Solar. Concretamente, el periodo orbital de KELT-9b es de tan solo un día y medio, de modo que su cercanía al astro es muy notable.
A este hecho hay que sumar el tamaño del planeta (2,8 veces Júpiter), la excentricidad de la órbita (es casi una elipse) y las magnitudes de KELT-9 (dos veces más grande que nuestro Sol y el doble de caliente). Al describir una elipse, hay puntos en los que el planeta está mucho más cerca de su estrella, puntos donde el planeta pierde esa atmósfera gigantesca que suele rodear a los de su especie, es decir, poco a poco se va "desintegrando". Los lectores más fieles recordarán la entrada sobre planetas ctónicos (y si no, aquí os dejo el enlace), así que este cuerpo tiene todas las papeletas para convertirse en uno de ellos.
Este es la principal característica de KELT-9b, aquella que más ha llamado la atención a la comunidad científica y al público en general. La cercanía a su estrella hace que el planeta tenga la mitad de densidad de Júpiter, ya que el calor estelar provoca que este se hinche como un globo y emita material al espacio con mayor facilidad. Aunque no está del todo confirmada, los astrónomos responsables de este descubrimiento, al mando del cual está el profesor de física y astronomía en la Universidad de Vanderbilt Kevin Stassun, han declarado que parte de este material forma una cola similar a la de un cometa, factor característico de los pre-planetas ctónicos. Un planeta destinado a convertirse en un sólido núcleo orbitando alrededor de su estrella, tal como se cree que le pasó a Mercurio. Y aquí terminamos por hoy. Esperemos volver con mucho más contenido y hacer el verano más ameno, tanto para mí como autor como para ustedes como lectores.