“¿Cómo contacto con vosotros?”
“Llama al alcalde, tiene una señal que proyecta en el cielo… con forma de p*lla gigante.”
Reconozco que no soy muy fan de las adaptaciones de cómics. Hay tantos y tantos superhéroes que me gustaría ver una visión un poco más realista de los mismos, es decir: interminables colas en empresas de trabajo temporal, repartiéndose los barrios de las ciudades de Nueva York, Gotham, Metrópolis y demás como las bandas callejeras, o más bien llevando publicidad en sus capas y trajes mientras trabajan como agentes de seguridad para empresas privadas.
Esto último creo que pudimos verlo en Watchmen, en la figura de un tipo que trabajaba para un banco y que al ir a impedir un robo tuvo la desgracia de engancharse la capa en una puerta giratoria convirtiéndose así en carne de cañón para las armas de los atracadores.
Aun así, me gustó Watchmen aunque sólo fuera por los créditos iniciales donde se integra la figura del héroe enmascarado (porque ninguno, a excepción del doctor Manhattan, tiene superpoderes) en la historia reciente norteamericana y mundial. Sin embargo Watchmen es una versión idealizada donde realmente con un traje cool y mucho tiempo libre podrías partirle la cara a todo malhechor que hubiera suelto. Por eso, y aunque detalles como la máquina de café de Archie me gustasen, hay que reconocer que tiene mucho más de fantasía y cuento que Kick Ass, una película que supone, aparte de la enésima adaptación de un cómic “celebrado y respetado de forma unánime”, una nueva visión del fenómeno del justiciero enmascarado. Y es que, respondiendo a la pregunta que encabeza el título del post, nadie intenta ser un superhéroe porque es el camino más rápido a una sala de traumatología.
En “Jay y Bob el silencioso contraatacan” de Kevin Smith, había un momento en el que al salir de un estreno de cine, una mujer comentaba que se trataba de “otro canto a la fantasía masculina y su negación a madurar”. La idea de que a la gente le guste la fantasía, las historias de héroes, ciencia ficción y diversas cosas imposibles es algo que a muchos les molesta e incluso les jode. Una antigua compañera mía de trabajo tiene en su lista de películas favoritas de una red social “me encantan todas menos un género la ciencia ficción las detesto necesito películas sobre la vida misma xa fantasías… ya están los sueños.” Siempre que veo esa frase me entran ganas de gritarla. ¿Por qué no puede uno ver una película de ciencia ficción, por qué limitarme a lo que esa chica ve, es decir, películas sobre adolescentes que viven en hogares conflictivos y que tienen problemas con las drogas? No necesito ver Réquiem por un sueño o Yo soy la juani. Para eso puedo asomarme a la ventana de mi casa o simplemente salir por ahí un sábado por la noche. Maldita sea, el cine sirve para divertirnos, para transmitirnos ideas de los autores o, en el caso de Michael Bay, lograr que nos alistemos en los marines con una sonrisa en la cara. Creo que Karelia piensa de la misma forma que yo: ¿Por qué ibas a ver películas si no es para evadirte un poco de tus problemas? El día que quiera ver alguien sufriendo por la situación económica de un país me iré a la oficina del paro.
Así que los superhéroes, aparte de ser una adaptación moderna de las novelas de caballería, espada y brujería, son una válvula de escape para un montón de personas, no solamente jóvenes frikis con toda la pinta de alcanzar la madurez conservando su virginidad, aunque se trate de un importante grupo de lectores. Éste es el protagonista de Kick Ass, un chico cuyo único superpoder, según él, es ser invisible para las chicas. Vi la película con varios amigos y a todos les gustó porque dice verdades como puños, como por ejemplo que no tiene ninguna aspiración en la vida y que simplemente se limita a existir. Es entonces cuando él se pregunta por qué la vida no puede ser como en los cómics, ya sabéis, donde no te roban tres veces a la semana y tienes aspecto de pringaillo, y sus amigos le responden con la verdad: alguien así, vestido con mallas como Errol Flynn, acabaría muerto en menos de un día. La escena que abre la película es bastante explícita, y creo que tardé cinco minutos en recuperar el aliento de lo que (me vais a perdonar) me descojoné con ella.
Pero claro, si eres adolescente y tienes mucha imaginación, no te sirve con que te digan que no puedes hacerlo, tienes que comprarte un traje que parezca molón (aunque le hace tener pinta de submarinista con guantes de los de fregar los platos) y ¡hale! A combatir el crimen. Por supuesto que, al no existir los superpoderes, tampoco existen las cubas con ácido, pingüinos barrocos, civilizaciones que envían a su último superviviente al espacio y otras zarandajas. De modo que haciéndose un Myspace o algo similar se dedica a recoger peticiones de gente que le pide favores. Así que nuestro superhéroe, Kick-ass, un fenómeno emergente en Internet, va por las calles vestido de condón Kryptoniano buscando a gatitos perdidos e impidiendo que los matones que le quitaron los cómics roben un coche. Y es aquí cuando nos damos cuenta de que esta película es diferente a los demás al ver la enorme somanta de palos que recibe en pocos minutos, puñaladas incluidas que nos demuestran que esta película no va a tener compasión con los protagonistas. Así que tras ser rajado en una escena trágica (y atropellado segundos más tarde pasando a la comedia más brutal), descubrimos que nuestro héroe ha tenido que pasar tantas veces por el quirófano y colocarse tantas prótesis que técnicamente se está convirtiendo en Lobezno, aparte de que sus funciones nerviosas han quedado dañadas y apenas siente dolor. Será entonces cuando por accidente descubra que no está solo en esto, ya que hay más superhéroes por ahí, feroces, sin remordimientos a la hora de matar, trajes mucho más molones, armas automáticas… y que no superan los once años.
Y es que creo que el papel de Hit-Girl es de esos que aparecen una sola vez en la vida y lo más opuesto a los personajes femeninos infantiles, donde hasta Hannah Montana parece una cantante de heavy metal satánico. Yo me quedé alucinado con esta niña, con su forma de hablar, aguantar el tipo delante de una pantalla y tener las mejores escenas de acción. Y es que ella solita se carga a todos los matones jamaicanos que acorralan a nuestro querido Kick-Ass, y aunque digáis que se trata de una especialista, luego la vemos manejar navajas del tipo mariposa como si hubiera nacido con una de ellas en las manos. Hit-Girl es la hija de un antiguo agente de policía con ese Oscuro Secreto de Su Pasado que lo convierte en el arquetipo del superhéroe. Aquí tenemos a un Nicholas Cage que sigue aceptando cualquier proyecto que se le ponga por delante para salir de sus profundos problemas financieros, pero la verdad es que no se limita a cumplir con el trámite y ya está, sino que borda su papel de padre protector y cabreado con los mafiosos que convierte toda esa parafernalia del superhéroe en una especia de “juego” para su hija. La muerte de su esposa es lo que le impulsa a continuar su lucha contra el crimen, algo que por ejemplo Kick Ass jamás conocerá ya que su madre falleció de un aneurisma cerebral mientras desayunaban (Os aseguro que ver su cabeza desplomarse y la típica escena de “yoooo te vengaréeeee” me atragantaron con la bebida)
La película está llena de guiños al género de superhéroes, empezando porque Cage parece un Batman algo cutre (se hace llamar Big-Daddy) y pasando por los nombres tales como “Bruma Roja”. La idea de verlos recibir peticiones online me resultó curiosa y más cuando te das cuenta de que la película puede abarcar desde la comedia más salvaje, como ya dije antes, hasta las escenas más gores, todo ello con una niña de once años saltando por el medio mientras acaba con mafiosos armados con ametralladoras y bazookas, cuyo propietario soltó otra de esas perlas que me hicieron partirme: “Siempre quise decir esto…¡Say hello to my little frieeeeeend!!!!” Destacaría también la actuación de Mark Strong, un tipo al que hasta que no vi Sherlock Holmes creía que era Andy García, y que le da el suficiente empaque a un personaje como para que te creas que maneja el crimen organizado incluso cuando pelea con Hit Girl, todo un portento de violencia y talento, porque en cualquier otra película (Spy Kids, por ejemplo) la infantilidad da paso a la más absoluta diabetes emocional.
En definitiva, Kick Ass es una película entretenida, mucho más de lo que parece, que os recomiendo si estáis cansados de cosas como Elektra, Daredevil, el reboot de Spiderman, La peli de Lobezno y queréis ver algo que mezcle humor, una calificación para adultos y auténtica diversión. Apoyar este tipo de películas nos beneficia como espectadores, ya que no creo que todos queramos permanecer en una vorágine de productos de dudosa calidad por el mero hecho de ser superhéroes. Sí, está basada en un cómic, pero se trata de algo diferente, fresco y tremendamente original. Es, como dijeron sus creadores “tan divertida como “Supersalidos” y tan emocionante como “La Jungla de Cristal”. Será el “Pulp Fiction” de las películas de superhéroes.”