Philippe Lacôte es un cineasta de Costa de Marfil que obtuvo cierta repercusión en 2020 gracias al largometraje “La noche de los reyes”, incluido por la National Board of Review entre las cinco mejores películas de habla no inglesa de dicho año, y que fue también nominado en los Independent Spirit Awards en la categoría de mejor film internacional. Se paseó asimismo por los festivales de Venecia y Toronto, recibiendo una favorable acogida. Al margen de ese título, no le conocía otra filmografía, pero me pareció lo suficientemente interesante como paraacercarme a su nuevo proyecto, “Killer Heat”, estrenado en la plataforma Amazon Prime.
Tal vez su principal problema radique en la pretensión de compaginar demasiados géneros, sin que esa combinación resulte del todo acertada. Aúna determinados toques de suspense, un vago intento de añadir drama, una evidente intención de introducir romance (o de, al menos, exprimir el gancho sexual de la historia) y, como en cualquier crimen que incluye la figura de un investigador privado, las inevitables referencias al estereotipo de estos personajes, todo ello unido a una voluntad de modernizar la trama. Si, además,se adereza con unos escenarios naturales exóticos o, como mínimo, atrayentes, existen de entrada argumentos de sobra para enganchar a un público deseoso de entretenimiento. No obstante, a la larga se percibe la falta de inventiva y de interés narrativo, utilizando recursos muy trillados y adoleciendo de nuevas aportaciones.
Un detective norteamericano que termina recalando en Grecia es contratado para investigar la muerte, supuestamente accidental, de un joven magnate naviero en una isla. La cuñada de la víctima no cree en el informe oficial de la Policía y se afana por conocer lo que verdaderamente ocurrió. Sin embargo, la investigación va a tropezar con numerosos obstáculos, tanto por parte de la familia del difunto como de las autoridades locales, habida cuenta del poderío económico y político del clan al que pertenecía el fallecido. Los celos y las sospechas comienzan a extenderse a medida que el investigador husmea en el pasado.
Su ajustado metraje facilita que el espectador se amolde al ritmo del rodaje. El film posee suficientes anzuelos para picar y arrastrar, si bien a la postre el argumento resulta forzado y el desarrollo, interesado. Alcanzado ese punto, dejarse o no llevar depende del nivel personal de aceptación de las trampas que contiene el guión para coser los enredos de los protagonistas.
El principal reclamo de la cinta se centra en dos actores: Joseph Gordon-Levitt y Shailene Woodley. El primero da vida al detective y, si bien estéticamente se aleja de los referentes habituales del género, resiste de forma meritoria a lo largo de toda la proyección.Intérprete versátil, además de los éxitos logrados bajo la batuta de Christopher Nolan (“Origen”, “El caballero oscuro: La leyenda renace”) ha destacado tanto en la comedia (“500 días juntos”) como en la acción (“Looper”) y, pese a haber intervenido en algunas obras más que discutibles, se ha ganado una posición sólida dentro de la industria cinematográfica, por más que no será recordado por este papel.
La segunda es una joven actriz con notables apariciones en “El mauritano”, “Los descendientes” o “Ferrari”. Cabeza de cartel de la saga “Divergente”, se aprecia que posee buena madera artística y su currículum apunta a un futuro esperanzador, aunque tampoco afianzará su carrera con este concreto trabajo.
Les acompañan Richard Madden (“Rocketman”, “Juego de tronos”), Clare Holman (“Suite francesa”), Abbey Lee (“Horizon: An American Saga - Capítulo 1”) y Babou Ceesay (“Espías desde el cielo”).