Para los hispanos la picaresca es una forma de vida asociada con gente de pocos medios y también un género literario que surgió durante el siglo de oro y, hasta hoy, ha seguido retratando cómo la gente que sólo cuenta con su inteligencia y “flexibilidad moral” hace para no caer en la miseria. Al que no tiene problemas económicos pero si una ambición desmedida se le llama corrupto o estafador, pero ladrones, lo que son los ladrones, hay pocos a quienes se les llame así y nunca han sido admirados por nadie por lo que, tarde o temprano, acaban dando con sus huesos en la cárcel.
En Polonia no hay distinción entre ricos, clase media o pobres, aquí el que intenta sacarse unos cuartos o conseguir alguna ventaja económica rozando o traspasando ligeramente los límites de la legalidad se dice que “kombinuje”, el verbo significa, literalmente combinar.
El viernes pasado estaba en una fiesta con el director de una empresa informática. El hombre, un simpático cuarentón, entrado en carnes y de mofletes sonrosados me contaba como fue a arreglar unos asuntos relacionados con su empresa a una de esas temibles oficinas de la administración donde nunca se sabe qué papel puede faltar, qué sello debe ser puesto en qué documento y, sobre todo, de qué humor encontraremos al funcionario/a de turno.
Durante la época del comunismo el poder de los funcionarios era enorme. Desde que aquel sistema de gobierno se fue al carajo (perdón por la falta de delicadeza) hay muchos mecanismos del estado que se han puesto en marcha para controlar que los funcionarios no utilicen su posición en beneficio propio y, al menos en las escalas más bajas, parece estar funcionando.
En aquellos tiempos era normal llevar regalos como vodka, bombones, flores, salchichas, etc. cuando se iba a solucionar asuntos de menor importancia a la administración, para los de mayor estaba el típico sobre entregado “bajo mesa” De lo contrario las cosas podian ir muy, muy despacio.
Mi interlocutor, llevó a la funcionaria una caja de bombones. Cuando se los entregó, la mujer, ofendida, le conminó a que se los guardara aduciendo que, bajo ningún concepto se dejaría influenciar con regalos. Ella era una profesional honesta (y joven).
El hombre le entregó los documentos que traía para ser examinados, abrió la caja de bombones y dijo que no los había llevado para influenciarla, ni mucho menos. Tenía la intención de comérselos él sólo o en compañía de ella. Los había traído porque la chica iba a tener que pasar un rato largo leyendo aquellos aburridos papeles y le parecía que iba a resultarle mucho más agradable si, de vez en cuando se comía uno.
Obviamente salió de aquella oficina con sus asuntos solucionados de la manera más ventajosa.
Un caso tan flagrante como sorprendente de combinación (kombinowanie en polaco) que se ha hecho muy popular es el siguiente.
El año pasado se llevó a cabo un proceso judicial por evasión de impuestos contra una mujer que no podía demostrar la procedencia del dinero con el cual había pagado las caras reformas de su piso.
Hacienda investigó a la señora a fondo y se descubrió que la cantidad de dinero que no podía justificar ascendía a trece millones de zlotys (algo más de tres millones de euros).
¿Cómo salió la mujer del paso? Declarando que sus ingresos procedían de la prostitución.
La señora procedió entonces a relatar cuantos contactos había mantenido en los siete años en lo que había amasado aquella fortuna y lo que cobraba por cliente y servicio.
Hacienda no pudo hacer nada contra ella porque:
1) La práctica de la prostitución no está penalizada en este país.
2) Lo que está penalizado es obtener beneficios indirectos de ello, es decir, ninguna tercera persona (física o no) tiene derecho a obtener una parte de lo que la prostituta ingresa de su trabajo.
3) Nadie se ha atrevido nunca a pedirle a una prostituta la lista de sus clientes para corroborar que han realizado los pagos por sus servicios.
4) El estado no puede exigir impuestos por la práctica de la prostitución porque al hacerlo se estaría convirtiendo, legalmente, en el “chulo” y estaría incurriendo en un delito.
Su caso no era aislado y hacienda tenía muy buenas razones para sospechar que la procedencia de aquel dinero no tenía nada que ver con la venta de servicios sexuales. De hecho, en Polonia, un país tan católico como es, oficialmente uno de cada diez polacos obtiene ingresos de la práctica del oficio más antiguo del mundo.
Hace poco el presidente Tusk anunció que iban a reformar las leyes para que las personas que practican la prostitución entreguen una lista de sus clientes al fisco junto a la cantidad obtenida de cada uno. Os podéis imaginar lo lejos que ha llegado la propuesta.
El artículo en polaco lo podéis encontrar aquí
Prostytutka zarobiła 13 mln zł. Dostała domiar podatku
Y la relación que Polskaviva hizo del subsecuente escándalo aquí.
¿Cómo es posible que uno de cada diez polacos se prostituya?
La práctica de combinar llega hasta las más altas esferas del gobierno.
No hace mucho hubo una agria polémica entre los dos partidos que compiten por el gobierno PO (Plataforma Cívica) y PIS (Derecho y Justicia) por las áreas de circunscripción electoral de las que salían los miembros del senado.
PO, actualmente en el gobierno, había lanzado una reforma de las circunscripciones electorales que, hasta ahora, eran 40, aumentando el número a 100. El hecho en sí no sería de la mayor importancia si no fuera porque al creas las nuevas circunscripciones se hizo de manera que se dividiese, e cuando fuera posible una zona con amplio apoyo al PIS para ser absorbida por varias zonas con amplio apoyo a PO
Todo esto puede dar la impresión de que en este país la corrupción es endémica. Al respecto he de decir que llevo años siguiendo los informes de una ONG llamada Transparencia Internacional.
http://www.transparency.org/Esta organización hace públicos cada años los resultados de un complejo estudio sobre la corrupción en todo el mundo. En el informe se incluye un índice de corrupción en el que se da a cada país una nota del uno al diez. Al llegar, Polonia se encontraba en la zona baja de la tabla, con notas rondando el 4, ahora la nota es de 5.3. Es algo que se puede percibir, fácilmente, en el día a día. Todo funciona mejor ahora que hace once años, incluso la administración pública. España, que yo recuerde, por aquella época tenía notas cercanas al 7 y ahora está en el 6.1, las razones del descenso en la tabla las conocemos todos muy bien.