Krystian Zimerman
Esto debido a cierto acontecimiento en un recital del pianista polaco Krystian Zimerman. El pianista sorprendió a un miembro de la audiencia, grabando la interpretación con un teléfono (un iPhone supuestamente). Encolerizado, Zimerman detuvo su presentación para pedir al público que dejaran de grabarlo. Zimerman abandonóel escenario. Al regresar, explicó a la audiencia que ha perdido contratos con disqueras debido a que le dicen cosas como “Lo sentimos, pero eso ya está en Youtube”. Aunque continuó con el concierto hasta culminar el programa, Zimerman no tocó encore alguno, a pesar del enorme aplauso recibido. Su actitud ganó atención y muchos comentarios sobre todo en el post del blog de Norman Lebrecht.
Se hicieron notar posiciones a favor de Zimerman, quien mencionó que “La destrucción de la música a cargo de YouTube, es enorme”. Muchos aceptaron que una pantalla brillante llega a ser una molesta distracción en el concierto. Las reglas claramente dicen que no se deben utilizar teléfonos durante el concierto. Recordatorio importante de esto fue elincidente hace meses en Nueva York, cuando Alan Gilbert tuvo que detener el último movimiento de la novena de Mahler debido a una especie de alarma incontrolable de un celular en la audiencia. Aunque claro, en este nuevo incidente muchos reprobaron la actitud del pianista, tachándolo de algo infantil.
Hoy, Norman Lebrecht publicó un post donde propone un “cambio de reglas” en el concierto clásico, argumentando que siendo los teléfonos parte ya de la cultura actual, sería conveniente buscar la manera de permitir a la audiencia utilizarlos, de tal manera que no moleste a otros miembros del público. Esta idea generó reacciones diversas desde un “¡por supuesto que sí!”, hasta “Para nada, la gente tiene que aprender a respetar al artista”.
Como siempre, me encantaría leer comentarios de los lectores de este blog al respecto. Yo no estoy tan seguro de que posición tomar.Como miembro de audiencia, no me sentiría distraído por las pantallitas grabando el evento (en conciertos de música popular parece prácticamente una obligación). Sin embargo, pienso que sucumbir a esta nueva costumbre de grabar en vez de disfrutar el concierto plenamente, es algo triste.
Pienso que con esta actitud, se alimenta una crisis de apreciación de las nuevas generaciones. Y no solo pasa en música; podemos ver personas que pasan rápidamente por obras de arte en museos, únicamente para tomarse una foto junto a ella. Ya no se toma el tiempo para realmente apreciar. En un concierto, me parece inconcebible la idea de poner atención a qué tan bien encuadrado esta mi video, en vez de poner atención a la música.
Tomar fotografías y video de cualquier actividad realizada, normalmente para compartirlo en internet, es una actividad que está ganando fuerza en estos tiempos. Pienso que esa es la principal razón del individuo que grababa a Zimerman (Grabar porque puede hacerlo, no porque quisiera “repetir la experiencia” posteriormente). Probablemente estos incidentes seguirán ocurriendo mientras la manera de pensar general siga siendo presa de mercadotecnia y demás modas. “Tienes que grabar cada cosa que haces, tienes que compartir en facebook, presumir lo que tienes, presumir lo que haces, presumir que puedes grabar cualquier cosa…”
Afortunadamente este blog no se trata de analizar el comportamiento humano con las nuevas tecnologías (aunque bien valdría la pena hacerlo de vez en cuando). De otra manera, esta discusión se haría interminable por la complejidad de los temas.
Mientras tanto, en el mundo de la música clásica se siguen debatiendo los límites entre lo que se puede utilizar de las nuevas tecnologías para difundir la música clásica y lo que las nuevas tecnologías pueden dañar en el funcionamiento de ella.