Revista Cultura y Ocio

La amada inmortal

Publicado el 10 julio 2014 por Lourdesms


[Esta entrada puedes leerla con acompañamiento musical seleccionando la pista "Beethoven- A. inmortal" en el reproductor del lateral derecho]


Árida, hostil y silenciosa. Así era cómo Ludwig van Beethoven percibía su propia vida.

La cualidad personal de este compositor que se nos ha transmitido a través de todas sus biografías ha sido su mal humor y su agresividad contra el género humano, en gran medida debido a la tormentosa relación que tuvo con su padre, que por querer sacar dinero a su costa, le maltrató y quiso convencer al mundo de que su hijo era tan excepcional como Mozart, un niño prodigio, llegando incluso a afirmar que Beethoven tenía dos años menos y que había nacido en 1772 cuando en realidad había nacido en 1770; algo que, por otra parte, surtió efecto, pero ¿a qué precio?

LA AMADA INMORTAL

Beethoven tuvo que estudiar por su cuenta y en secreto literatura, lenguas, política y filosofía- y que el cielo lo amparase si su padre le sorprendía haciéndolo-, puesto que a éste sólo le interesaba que su hijo estudiara música, volcando sobre así sobre él, su espíritu envenenado de músico frustrado.

El caso es que esta infancia le pasó factura y se convirtió en un personaje gris y depresivo, algo que se acentuaría con el advenimiento de su sordera, lo que le llevaría a dos intentos de suicidio.

Las relaciones interpersonales con el género femenino ha sido siempre de sumo interés para los historiadores. Siempre se encaprichaba de mujeres casadas, pero por poco tiempo. La gente que le conoció afirmaba que: "Muy a menudo estaba enamorado, pero por norma durante un corto periodo de tiempo" y que llegó a pedir matrimonio dos veces siendo rechazado en ambas ocasiones, esto podría justificar la misoginia que según algunos acabó desarrollando el compositor.

Tras la muerte de Beethoven apareció una carta fechada el 6 y 7 de julio sin año, remitente y dirección. No se sabe si la llegó a enviar o le fue devuelta, el caso es que estas cartas iban dirigidas a "mi amada inmortal", pero el hecho de conservarla hasta el final entre sus papeles da buena muestra de que aquella mujer desconocida ocupaba un lugar privilegiado en su vida, por encima de las demás.

A continuación transcribo su carta:

6 de julio por la mañana:

Mi ángel, mi todo, mi propio yo. Sólo unas cuantas líneas hoy escritas a lápiz; no estaré seguro de mi alojamiento aquí hasta mañana; qué innecesaria pérdida de tiempo es todo esto. Por qué este profundo dolor, cuando habla la necesidad, ¿puede durar nuestro amor sin sacrificios, sin exigirnos todo el uno del otro?, ¿puede usted cambiar el hecho de no ser totalmente mía, de que yo no sea totalmente suyo? Querido Dios, mire a la Naturaleza en toda su belleza y descanse su corazón rindiéndose a lo que ha de ser. El amor lo exige todo y con razón, y así es por mí con usted, por usted conmigo. Pero se olvida tan fácilmente de que yo debo vivir por mí y por usted; si estuviéramos totalmente unidos, sentiría esta dolorosa necesidad tan poca como yo. Mi viaje fue horrible, no llegué aquí hasta ayer a las cuatro de la mañana. Como había pocos caballos, la diligencia del correo escogió otra ruta y, qué carretera más espantosa era; en el último tramo se me advirtió que no viajase de noche; intentaron amedrentarme con un bosque, pero todo ello sólo me incitó a hacerlo y fue un error. LA diligencia se estropeó, naturalmente debido a la espantosa carretera [...]. De no haber sido por aquellos postillones me hubieran abandonado en el camino [...]

Bien, permítame que cambie de las experiencias exteriores a la interiores. Sin duda nos veremos pronto; hoy, la premura del tiempo impide contarle los pensamientos que he tenido estos días respecto a mi vida. Si nuestros corazones estuviesen siempre estrechamente unidos, seguramente no tendría tales pensamientos. Mi corazón rebosa del anhelo de decirle tantas cosas. ¡Oh!, hay momentos en los que no encuentro las palabras adecuadas. Sea feliz y sea, por siempre mi fiel, mi único amor, mi todo, como yo lo soy suyo. Los dioses nos enviarán todo lo demás, cualquiera que deba ser y será nuestro destino. Su fiel Ludwig.

LA AMADA INMORTAL

7 de julio por la mañana:

Incluso cuando estoy acostado, mis pensamientos me llevan hacia usted, mi amada inmoral, ahora y entonces lleno de alegría, luego nuevamente triste, esperando a saber si el destino oirá nuestra súplica. [...]. Sí, estoy decidido a ser un vagabundo en el extranjero, hasta que pueda volar a sus brazos, pueda hacer que mi alma sea transportada por el aire al reino de los benditos espíritus. ¡Ay de mí!, desgraciadamente ha de ser así. Esté usted tranquila, sabe lo fiel que soy; ninguna otra mujer tendrá nunca mi corazón, nunca, nunca, ¡oh Dios!, por qué he de estar separado de ella cuando ella me es tan querida. Por eso mi vida en Viena es, en este momento, una vida miserable. Su amor me ha hecho el más feliz y el más infeliz de los mortales. A mi edad necesito estabilidad y orden en mi vida, ¿puede coexistir esto con nuestro amor? [...] Esté tranquila, quiérame, mi todo, mis mejores deseos, ¡oh!, siga queriéndome, nunca juzgue mal el corazón más fiel de su amante.
Siempre suyo, siempre mía, siempre nuestro. Ludwig.

Se cree que la carta iba dirigida a Antoine Brentano, muy amiga del músico, la cual estaba decidida a dejar a su marido por el compositor, sin embargo Beethoven sabía, quizás por su agrio carácter, que no podría embarcarse nunca en una relación duradera. Nunca habría "esa mujer que quizás algún día comparta mi destino [...]" refería en una carta (1807). Ni siquiera ella, su amada inmortal. Beethoven estaba destinado a vivir sólo y así murió.

Recomiendo la película "Amor inmortal", sobre la biografía del compositor que narra esta historia en clave de leyenda.


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