Revista Opinión

La ambivalencia del PP de Galicia

Publicado el 11 noviembre 2014 por Vigilis @vigilis
Cuando los niños estudian en el cole cómo surge el provincialismo, regionalismo y finalmente el nacionalismo gallego como distintas etapas de una evolución política casi natural, quienes hacen los libros de texto y sus profesores se cuidan mucho de no contar la historia completa. En origen, el regionalismo tenía que ver con cierta reclamación artística e intelectual y así leemos las primeras obras del Rexurdimento. Y que en la prensa comenzaran a aparecer poesías en gallego parece que va de la mano del aumento del galleguismo político. Lo cierto es que las primeras publicaciones periódicas que incluían contenido en gallego eran herramientas de propaganda cuando había elecciones a Cortes Generales. Tanto liberales como conservadores, muy interesados en obtener escaño en Madrid, fueron los primeros impulsores de las publicaciones periódicas en gallego. Estos diputados, cuyo único fin era situarse en buen lugar para obtener comisiones por minas, saltos de agua o líneas de ferrocarril; son los primeros fornecedores serios del gallego en el cambio de siglo.
La ambivalencia del PP de Galicia
A la luz de este detalle histórico se pueden entender ciertos comportamientos políticos en Galicia. El tan latente como extendido grado de galleguismo que se observa en Galicia resulta en sentimientos de pertenencia que han sido, son y serán explotados por las mayorías políticas.
Damos un salto en el tiempo y vamos hasta el fin de la Transición. Cuando el gran partido de la derecha española —UCD—  implosiona por estar hecho de chicles y alambres, una importante parte de su estructura en Galicia crea Centristas de Ourense que luego crearán a su vez Centristas de Galicia y acabarán yendo con el partido de Fraga a las elecciones. Estos pequeños cargos procedentes del tardofranquismo eran los que cortaban el bacalao en las provincias orientales. Por táctica política apoyaron a marcas políticas mayores con la condición de que ellos seguirían mandando en su casa. Los mismos mecanismos de caciquismo y clientelismo que funcionaban en la década de 1880 son los mecanismos que siguen funcionando hoy, principalmente en Ourense y Lugo. (Es más, no me costaría crear la teoría de que si todavía tenemos diputaciones provinciales en España se debe precisamente a las élites clientelares locales, pero esta teoría os la dejo como deberes para casa).
La ambivalencia del PP de Galicia
Del sistema clientelar dirán los modernos de ciudad que es algo "transversal" pues lo observamos en personajes con absoluta independencia de las siglas que utilizan. En el pueblo decimos que quen non chora non mama, el sistema funciona como una variante de la mafia. Olvidaos de gente que se reúne en galpones oscuros y quiere hacer cosas malvadas. El cacique hace cacicadas con luz y taquígrafos y evidentemente no las hace "contra" su pueblo, aunque como efecto colateral de su acción lo acabe perjudicando. Este perjuicio no es observado de forma directa por los paisanos, sino de forma indirecta por gente de fuera: el secretario de ayuntamiento que vemos en Luz de Domingo de Garci, el funcionario intermedio del ministerio de Fomento, un juez que trasladan como la juez de Lugo a la que no dan dinero para fotocopias porque ya lleva metidos en la trena a unos cuantos, etc.
Quien está bajo la protección de una famiglia mafiosa, lo está porque esa protección le beneficia directamente. Favores que van desde contratar al chico para limpiar arcenes hasta revelar las preguntas de una oposición pasando por arreglar un socavón o hacer la vista gorda con una fosa séptica. A cambio se pide lealtad. Y esa lealtad se obtiene y se pasa de padres a hijos. Una lealtad independiente del poder político. Una lealtad independiente del Estado.
La ambivalencia del PP de Galicia
No se trata por tanto de un grupito de gente malvada que se mete en política local para enriquecerse —probablemente no nos cueste encontrar a caciques que no son ricos—, sino de un sistema de organización social donde priman lealtades ajenas a la ley. En el Viejo Sur se abolió la esclavitud, pero la esclavitud continuó durante décadas hasta que llegaron los chicos de Edgar Hoover. ¿Era el racismo del sur consecuencia de un grupìto de gente malvada que se reunía a oscuras para planear cosas malvadas? No. Era consecuencia de que existían lealtades independientes del Estado y una organización local que funcionaba para quien tenía el poder.
Volvemos a la política y llegamos a la conclusión de que viendo cómo comienza a tener poder local AP y luego el PP en la Galicia rural, podemos decir que éstas son simples siglas, simples herramientas que garantizan la permanencia de lealtades ajenas al Estado (la Xunta también es el Estado). "Tú no me molestas y yo te garantizo sacos de votos". Win-win. ¿A nadie le llaman la atención esos municipios donde ganan siempre los mismos desde tiempos de Isabel II con más de un 95% de los votos? Un par de docenitas de estos municipios los encontramos sin problema. Y si preguntas a los vecinos te dicen que el señor alcalde es bueno. Claro que es bueno, señora. ¿Cómo va a ser malo alguien que invita al pueblo a empanada y contrata a Julio Iglesias para las fiestas de la parroquia?

La ambivalencia del PP de Galicia

Fiestas de Callobre de 1948. "En ellas no faltará nada de todo lo que es costumbre". Escrito en gallego.

El clientelismo se encuentra con el problema de que el Estado se va haciendo más competente en las últimas décadas. Y por tanto tiene que inventar nuevas estrategias para crear una coraza impenetrable. Como la mafia no tiene "agenda política" tiene que recurrir a algo fácil que puedan entender todos los vecinos. ¿Qué es lo más fácil? ¿Cuál es el mensaje que siempre funciona? Que los del pueblo somos mejores que los del pueblo de al lado.
Y aquí viene el galleguismo del PP. Siempre que les interesa, acuden a la magia del galleguismo, de las ideas que no se pueden concretar, de los sentimientos de pertenencia, de las identidades, etc. La imagen que a nivel español se tiene del PP y la imagen que se tiene en cada territorio son cosas que tienen poco que ver. El discurso del PP de Galicia tiene ciertos giros, ciertos dejes, que apelan a un galleguismo banal. Podéis mirar en Internet los discursos de Feijoo cada vez que entrega las Medallas Castelao.

La ambivalencia del PP de Galicia

Lo normal.

Pero hay más. Como el galleguismo es algo que intentan patrimonializar grupúsculos independentistas, si alguno de estos grupos pacta con alguien no independentista o aparece sentado en un yate que tiene la bandera española, es el PP de Galicia el que los critica por eso. A veces, para hacerse los simpáticos ponen a algún rival con la bandera española, como vemos en los vídeos electorales de las NNGG de las dos últimas elecciones gallegas.
A mí me parece bien que a alguien le parezca mal la bandera española, pero cuando ese alguien es el que da la tabarra con la pose de la defensa de España y de su Constitución, entonces me enfado. Me enfado porque me siento engañado, porque sé que estoy ante un trilero. ¿En qué quedamos: sois el partido del mismo discurso en toda España o sois una organización en la que puede prosperar la deslealtad al Estado como hacían en Alabama?
Por lo menos cuando los nacis desprecian a España y a la ley, uno sabe que están siendo sinceros: no tienen otro discurso. Pero cuando el PP da lecciones de comportamiento y luego su poder local hace lo mismo que los nacis, uno ya no sabe a qué atenerse. Bueno, sí, sí lo sabe: para unas elecciones son una cosa y para otras elecciones son otra cosa. Para una prensa son una cosa y para otra prensa son otra. Cuando veo al presidente Feijoo en las entrevistas que ve gente de Cuenca veo a un fulano y cuando veo al Feijoo en fiestas del cocido para 5.000 personas veo a otro.
Puede que el PP esté llegando a ese punto al que llegó la UCD, no lo sé. Lo que sé es que la UCD era la unión de varios grupos territoriales cada uno de su madre y de su padre, y el PP heredó en gran medida esa construcción con la promesa de no repetir errores. Yo no sorprendo a nadie si afirmo que el PP en Ourense no existe. Y no existe porque allí el partido viene de un grupo de personas cuya lealtad no está con el PP. Y sospecho que esta historia se repite por otras partes de la geografía.
La ambivalencia del PP de Galicia

Puede que el "problema" esté en la mera concepción política de la derecha española. Puede que sea imposible una derecha española. A lo mejor, lo que entendemos como derecha española son muchas derechas muy ligadas a los territorios. El centralismo, la homogeneización es un asunto nuclear que yo coloco en lo que entendemos por izquierda. Así tiene sentido que la que tenga que estar dividida sea precisamente la opción conservadora.
Recordemos que ligar derecha y homogeneización de la nación es un experimento que solo pasa en España. Recordemos que quienes inventan la nación eran los que estaban en contra del Antiguo Régimen, de sus fueros y de sus excepciones legales (hoy llamados derechos o privilegios según a quién le preguntes).

Volver a la Portada de Logo Paperblog