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La Bella y las bestias

Publicado el 06 septiembre 2011 por Jordiguzman
La Bella y las bestias

Crédito: Thomas Fuchs

Si se muestra a un hombre la foto de una mujer atractiva, podría empezar a jugar al blackjack de forma más arriesga­da. Si es una mujer real y hermosa la que le está mirando, podría cruzar la calle con el semáforo en rojo. Dichas exhibiciones de agilidad y bravuconería son el equivalente en el comportamiento humano de atributos físicos como la cornamenta en los animales. «Aparéate conmigo», es la señal que envían los hombres a las mujeres. «Puedo enfrentarme a los peligros para defenderte a ti y a los niños», parece que quieren decir.

Al menos eso afirma Lei Chang, de la Universidad China de Hong Kong. Con colaboradores de la misma universidad y de la de Hebei, también en China, Chang quiso averiguar si el armamento y la parafernalia militares tienen el mismo valor de seduc­ción que la cornamenta, los cuernos y el comporta­miento arriesgado, en cuanto a favorecer a los guerreros frente a los no combatientes en la competición por encontrar pareja. Los investigadores especularon también sobre la guerra. Al violar y saquear, los ejércitos se asemejan a los chimpancés en ataques sexuales intergrupales. ¿Podría ser que la guerra estuviera impulsada por la oportunidad que ofrece a los machos de fecundar a las hembras, quieran estas o no?

Para abordar esas cuestiones, Chang mostró a un grupo de hombres una serie de fotografías de mujeres y comprobó los efectos de dichas fotos sobre las actitudes de los mismos con respecto a la guerra y sobre sus procesos cognitivos relacionados con la contienda. Como infoman Chang y sus colabora­dores en el número del 23 de marzo de Personality and Social Psychology Bulletin en línea, pidieron a los hombres que valorasen su acuerdo con respecto a diversas afirmaciones favorables a la guerra. Las respuestas demostraron una correlación positiva entre ver fotogra­fías de rostros atractivos y aprobar afir­maciones que defienden la guerra. Esta correlación no se encontró al mostrar fotografías de rostros de mujeres no atrac­tivas. Asimismo, no se observaron efectos relacionados con la guerra al mostrar a mu­jeres las fotografías de hombres, ya fuesen atractivos o no.

Los autores concluyen que cualquier relación entre la guerra y el apareamiento en los varones cons­tituye, probablemente, un resto evolutivo de la época previa a Homo sapiens, lo cual explicaría por qué, desgraciadamente, siguen produciéndose violaciones y saqueos.

Artículo publicado en Investigación y Ciencia nº 420, su autora es Rebecca Coffey.


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