Sábado noche. El empedrado de Santiago mojado. Calles casi desiertas. Parada previa en uno de tantos locales con solera. Unos vinos, una Estrella bien fría y un refresco de Cola. Pan con jamón serrano y queso. Bol de patatas crujientes. En la pantalla de la tele, reminiscencia del esplendor de hace unos cuantos años, hombres vestidos con pantalón corto corren de un lado para otro, intentando dar patadas a un indefenso balón.
La sala se va llenando con parsimonia. Otra ronda e impaciencia. La pregunta del millón, ¿cómo se llama La Bien Querida? Conectando el móvil a la Wikipedia, y de inmediato toda la información: Ana Fernández Villaverde, nacida en Bilbao e iniciándose en el mundo de la música en 2007, animada por J (Los Planetas). Ya es suficiente, a disfrutar que salen al escenario.
Largo vestido de encaje, estampa en retrospectiva. A su lado David. Sin una palabra se lanzan de lleno con el primer tema.
Letras de engaño, traición y desamor, tristeza y soledad. Canciones de sus cuatro discos Esa voz grave y dulce. Un gran concierto. Público entregado (gallegos acompañando con palmas sureñas, y lo que nos echen). Complicidad y cercanía. Magia.
Y luego me he idoY me han venido de golpeLas cosas que te hubiera dichoLas cosas que nunca te digo Porque siempre me pasa lo mismo
Más miedo a la locura que a la propia muerte Contemplo las estrellas desde mi balcón
El tiempo se toma su tiempo
y a veces ni esoCon esta canción terminaba.
Música en directo y amigos, poderes extraños.