Hace casi un año, el Señor dejó de actualizar su blog. No fue algo premeditado; al menos no hay mensaje de despedida. ¿El hastío?, ¿la desilusión?, ¿el exceso de trabajo?, ¿algún contrato de exclusividad? quiso que la bienvenida a Mercedes Sosa se convirtiera en último post. Desde octubre entonces, los fieles extrañamos las encíclicas online del Creador.
Las revelaciones publicadas en un lustro confirmaron la hipótesis sobre la nacionalidad celestial. Efectivamente Dios es argentino. Cuarentón y tucumano, me permito precisar.
Los creyentes rezamos por que retome la actividad blogger. Podría empezar por corregir las fallas de programación que impiden dejar/leer comments y mostrar los pingbacks generados por acólitos.
Cuesta encontrar rastros de la palabra divina en sermones, documentos y demás discursos/textos del mundo real. Si Dios no vuelve a la blogósfera, pronto diremos lo mismo de tanta verborragia virtual.