Revista Opinión

La carta

Publicado el 23 enero 2014 por Lulesi

bañez rocio

Una tal Fátima Báñez García, que firma como Ministra de Empleo y Seguridad Social, me ha dirigido una carta.

Mi primera reacción  la tuvo mí hígado, aunque logré contenerlo, luego, una lenta y sorda rabia subió, como un oleaje, hacía algún lugar oculto de mi cerebro, pero el daño ya estaba hecho.

Cuando en vuelto en mí, cuando sé que mi pensión mensual va a “subir” 2,39 euros cada mes, me he quedado más tranquilo y le he escrito a la tal Rocío, digo Fátima, la siguiente carta, y como sé que si se la mando personalmente  podría servir para uno de los más innobles actos del saneamiento de su anatomía, mejor la público en mi blog. Dice así:

“Estimada imbécil:

¿Por qué empieza usted su escrito llamándome “estimado” cuando por sus hechos, actos y palabras no me tiene ninguna estima, ni a mí ni a la generalidad de pensionista y jubilados de este país?

¿Por qué me da como una buena noticia que mi pensión “ha aumentado el 0,25 por ciento”? ¿No tiene usted sentido del ridículo? ¿Cómo puede usted gastarse más de un millón de euros del erario público en “comunicarnos” por carta tamaña afrenta social?

¿Cree usted que con esta ridícula cantidad puedo hacer frente al incremento y deterioro de mi capacidad adquisitiva como consecuencia de las muchas y desafortunadas medidas tomadas por usted y por el Gobierno del que forma parte?

¿Cómo puede tener la desfachatez de recordarme que “a pesar de la difícil coyuntura” mi pensión subió un 1 por ciento el pasado año, cuando con el incremento del que alardean, usted y su abuela, apenas pude compensar la décima parte del innovador repago de los medicamentos que su Gobierno y su desdichada política neoliberal supuso para mi economía?

Dice usted que “Seguimos trabajando para conservar un sistema de pensiones sólido, estable y solidario”.

¿Trabajar? Usted no ha trabajado en su vida y si lo ha hecho en el Ministerio que le tocó en la tómbola, ha sido para perpetrar una reforma laboral siniestra y sangrante, con el resultado que todos conocemos, y, cuando todavía no nos habíamos repuesto, su torpe cerebro se inventa una  fórmula de revalorización de las pensiones que es un atentado a las garantías y derechos de los que hemos cotizado a la Seguridad Social hasta 37 años, como es mi caso.

Usted, como yo, somos andaluces, por lo que se puede aplicar aquello de “entre caló y caló no cabe la buenaventura”, así que usted sabe perfectamente donde mandamos los andaluces a quien agravia tan injusta y arteramente como usted hace a un grupo social tan necesitado de protección como somos los pensionistas. Dese por aludida, váyase… allí.

¡Tome nota, pepera de mierda, no vuelva a manchar mi correspondencia con ninguna nueva carta que ofenda mi salud y mi inteligencia!

Tenga usted buen viaje de regreso a la necedad absoluta de donde viene. “

 

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