Revista Cultura y Ocio

La carta robada - Edgar Allan Poe

Por Finallitymax
La carta robada - Edgar Allan Poe
Sección en el blog que trata de poner bajo la lupa algunas de las obras de grandes autores a través de la historia. Con ojo crítico, analizaremos parte por parte obras, ensayos y cuentos. Descubriremos metáforas y navegaremos hasta el fondo de la mente del autor para el viaje más placentero: Comprender la lectura. 

Estructura Interna 


  • Tipo de narrador: Narrador en primera persona. 
  • Trama: Cerrada.
  • Ambiente físico y geográfico: Departamento del detective Dupin. París, Francia. 
  • Ambiente moral: Misterioso, sarcástico 
  • Personajes: 
- Narrador - Señor D - Señor G - C. Aguste Dupin - Psicótico contratado
  • Tiempo: París, Francia. Rue Dunot, Faubourg St. Germain. Otoño de 1800. 

Reseña | Opinión personal 


Lo que digo siempre de los relatos de Poe, nos encontramos con una narrativa en primera persona en donde habla un narrador con la perspectiva de los hechos y cómo están sucediendo. A diferencia de otros relatos independientes, aquí se encuentra una continuidad, pues nos habla ya de un personaje recurrente; El detective Aguste Dupin. Después de haber leído "Los crímenes de la calle Morgue", nos habla de cómo nuestro narrador y Dupin se encuentran fumando en la biblioteca del primero en París, cuándo llega un mandatario de nombre "Señor G***" a buscarlo intempestivamente, pues hay un robo y ni todo el corporativo de la policía francesa a podido resolverlo. Se trata de una carta con un valor adquisitivo nulo, pero que habla de algún inconveniente de las altas estratosferas sociales y políticas de Francia, cosa que hace inminente el volver a recuperarla y que no llegue a las manos de quién debería de llegar. El Señor G advierte y comparte el nombre del ladrón, pero también nos adelanta que han entrado a su mansión y junto con todo el corporativo de la policía han escudriñado rincón por rincón milimétricamente para encontrar la carta y han fallado. Dupin, haciendo alusiones a la incompetencia de las mentes metódicas, le dice al Señor G, que busquen más a fondo o que si de verdad les interesa conseguir la carta, que firme un cheque con la recompensa a su nombre y él la tendría. Cómo es de esperarse, el otro río y salió de la biblioteca, dejándonos expectantes. Al paso de los días vuelve a encontrarlos en el mismo lugar y a la misma hora, para ahora, desesperado, estar dispuesto a firmar el cheque solo si, tenían la carta. En efecto, Dupin ya tenía la carta en su poder y solo fue cuestión de tres páginas para explicar cómo el robo de la irónica carta robada había sido especialmente fácil, pues no aunque no había rincón de la casa que no hubiera sido explorado, los oficiales no le prestaron atención a lo que estaba a simple vista, encima de su escritorio en el tarjetero. 
De nuevo nos encontramos con el alma mater de Sherlock Holmes, el detective Aguste Dupin y su excéntrica manera de resolver crímenes. En este relato, nos lleva de la mano una profunda reflexión acerca de la psicología del hombre para buscar algo que se cree escondido. Pensamos que para esconder algo tenemos que encontrar el punto ciego de Dios, y no es eso, es solo ser un poco más poetas y menos matemáticos para darse cuenta que los detalles al simple observador, no serán relevantes. Eso mismo es que la carta, al estar a simple vista, jamás sería notada, pues parecía ya parte de los papeles del Señor D, ladrón de la epístola. 
Saludos, Max. 

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