Revista Bares y Restaurantes
Hace unas semanas tuve la suerte de poder asistir a un restaurante en San Pedro del Pinatar, en la Región de Murcia, y tenía ganas de contaros y recomendaros la experiencia. Lo primero que me llamó la atención de La casa del Reloj, fue enterarme, (porque me gusta informarme en la Red, antes de ir) que lo que hoy era un restaurante de renombre y prestigio en la zona, un lugar donde se celebran grandes acontecimientos y también reuniones privadas, había sido el lugar donde falleció el ex-presidente Emilio Castelar.
Luego, al llegar, ví que aunque todos hablan de La casa del Reloj, como nombre del restaurante y del edificio, éste en realidad se llama San Sebastián, siendo el nombre de La casa del Reloj, derivado del reloj que tiene la casa en una de sus fachadas.
Al entrar, la situación es algo desconcertante, hay una escalera grande en el centro, unos salones a la derecha, y unos comedores a la izquierda y siguiendo hacia adelante, una gran sala comedor. Pero al pasar, e ir recorriendo el restaurante, acompañado de sus dueños, me enseñaron que además de la zona central, de muy buen tamaño, el restaurante que ocupa toda la casona, está lleno de pequeños y medianos salones, idóneos para reuniones privadas, pequeñas celebraciones, discretas reuniones, etc, en torno a la mesa. Además tiene terrazas, y un nuevo salón acristalado en el exterior, (salón Murano) idóneos para reuniones familiares y celebraciones. Como podéis ver en las fotos, me pareció muy bonito, bien decorado, lleno de detalles, muy acogedor. Subiendo la escalera de la que os hablaba, se accede a otro montón de comedores, y se llega a otro restaurante basado en la cocina italiana de nombre Arlequín que también es de los mismos dueños y que tiene por lo visto mucho éxito en la zona. Además, todo está lleno de cuadros, ya que los dos restaurantes, son a la vez una inmensa sala de exposición de obras pictóricas, que se completan con la galería que tienen en la planta superior, a la que se sube por una expléndida escalera de caracol hecha en madera. Pasando al tema que más os pueda interesar, su oferta gastronómica, tuve ocasión de quedarme a comer dos días por lo que pude probar muchos platos de su carta, que ahora os comento al detalle. Además visité las cocinas y estuve un buen rato de charla con Tande, el Chef, y pude verle trabajar con su equipo. En las fotos los veis, los fogones, la plancha, la parrilla de brasas de carbón. Yo además pude disfrutar viendo cómo preparaban sus arroces, y comentar cómo trabajaban con productos frescos, y ver su organización del trabajo. Lo único que no me gustó, por decir algo, fue lo reducido del espacio para el pase y las dimensiones de la cocina, algo pequeña para todo lo que se cocina allí. El problema no tiene solución pues la Casa de San Sebastián o La casa del Reloj, el edificio, aunque es de titularidad privada, está sometido a la protección como Bien de Interés Cultural de la Comunidad Autónoma Región de Murcia, y no se pueden hacer obras estructurales para ampliar el espacio. En todo caso, la habilidad de los profesionales que allí trabajan le dan un uso óptimo a las posibilidades que tiene. Aquí veis como prepararon en directo un salteado en sartén de rape, almejas y gambas, que preparan con ajo y una mezcla entre dos salsas: una salsa blanca elaborada con un roux elaborado de caldo de pescado y vino blanco, y una salsa verde clásica. La mezcla, perfecta de punto, es uno de los entrantes más apreciados junto al magnífico pulpo al horno (impresionante) y la parrillada de verduras. Sobre estas líneas, el pan con aceite con que te recibe la mesa, la parrillada de verduras y el fantástico pulpo al horno. Entre los segundos, la Rubia y yo probamos el mero y la ijada de atún a la plancha magníficos de punto. El segundo día nos dimos el homenaje con un arroz de la casa, tan bueno que ya veis en el collage de fotos siguiente, cómo dejamos los platos. De lagrimita, realmente espectacular. Me quedé con ganas de probar la carne hecha en aquellas brasas y servida en placas calientes aunque la vi en algunas mesas (siempre me gusta ver lo que piden otros) y también me hubiera gustado probar la cocina italiana del otro restaurante de la casa, el Arlequín. Por último pasamos a los postres. Me gustó muchísimo la leche frita, que tienen que preparar continuamente pues no para de salir a la sala, y también me gustó la tarta de queso con frambuesa, y me pareció muy rica la de de chocolate. Sin embargo, creo que se exceden con la decoración de los platos, muy recargados con dibujos de siropes, bolas de nata, etc. También hay que resaltar, la calidad del café, rico, cremoso y bien caliente, sin espuma de leche sino con la espuma del propio café, a mi gusto, como debe ser. En resumen, un restaurante muy recomendable, tanto para bodas, banquetes y comuniones, como para comidas privadas y más aún ahora, con el buen tiempo, cuando se podrá aprovechar para cenar en las mesas de la terraza, en las que se sirven tanto los platos de La casa del Reloj, como del restaurante italiano Arlequín, y que se mantienen llenas toda la temporada. Quiero dar las gracias a Marga, por su cariño y por acompañarnos por la visita a las Salinas, tan agradable, a Juan Antonio Tande García, el chef, por abrirnos su cocina y dejarnos enredar y fotografiar, y a los dueños del restaurante por su trato familiar y la confianza que nos dieron desde el primer momento. Por lo bien que comimos, por la belleza del edificio y el entorno natural, y por todo lo que os he contado, os recomiendo que lo visitéis cuando estéis por la zona, ya que nosotros salimos realmente muy contentos. Sed felices y cuidado en la carretera si hacéis puente.
Al entrar, la situación es algo desconcertante, hay una escalera grande en el centro, unos salones a la derecha, y unos comedores a la izquierda y siguiendo hacia adelante, una gran sala comedor. Pero al pasar, e ir recorriendo el restaurante, acompañado de sus dueños, me enseñaron que además de la zona central, de muy buen tamaño, el restaurante que ocupa toda la casona, está lleno de pequeños y medianos salones, idóneos para reuniones privadas, pequeñas celebraciones, discretas reuniones, etc, en torno a la mesa. Además tiene terrazas, y un nuevo salón acristalado en el exterior, (salón Murano) idóneos para reuniones familiares y celebraciones. Como podéis ver en las fotos, me pareció muy bonito, bien decorado, lleno de detalles, muy acogedor. Subiendo la escalera de la que os hablaba, se accede a otro montón de comedores, y se llega a otro restaurante basado en la cocina italiana de nombre Arlequín que también es de los mismos dueños y que tiene por lo visto mucho éxito en la zona. Además, todo está lleno de cuadros, ya que los dos restaurantes, son a la vez una inmensa sala de exposición de obras pictóricas, que se completan con la galería que tienen en la planta superior, a la que se sube por una expléndida escalera de caracol hecha en madera. Pasando al tema que más os pueda interesar, su oferta gastronómica, tuve ocasión de quedarme a comer dos días por lo que pude probar muchos platos de su carta, que ahora os comento al detalle. Además visité las cocinas y estuve un buen rato de charla con Tande, el Chef, y pude verle trabajar con su equipo. En las fotos los veis, los fogones, la plancha, la parrilla de brasas de carbón. Yo además pude disfrutar viendo cómo preparaban sus arroces, y comentar cómo trabajaban con productos frescos, y ver su organización del trabajo. Lo único que no me gustó, por decir algo, fue lo reducido del espacio para el pase y las dimensiones de la cocina, algo pequeña para todo lo que se cocina allí. El problema no tiene solución pues la Casa de San Sebastián o La casa del Reloj, el edificio, aunque es de titularidad privada, está sometido a la protección como Bien de Interés Cultural de la Comunidad Autónoma Región de Murcia, y no se pueden hacer obras estructurales para ampliar el espacio. En todo caso, la habilidad de los profesionales que allí trabajan le dan un uso óptimo a las posibilidades que tiene. Aquí veis como prepararon en directo un salteado en sartén de rape, almejas y gambas, que preparan con ajo y una mezcla entre dos salsas: una salsa blanca elaborada con un roux elaborado de caldo de pescado y vino blanco, y una salsa verde clásica. La mezcla, perfecta de punto, es uno de los entrantes más apreciados junto al magnífico pulpo al horno (impresionante) y la parrillada de verduras. Sobre estas líneas, el pan con aceite con que te recibe la mesa, la parrillada de verduras y el fantástico pulpo al horno. Entre los segundos, la Rubia y yo probamos el mero y la ijada de atún a la plancha magníficos de punto. El segundo día nos dimos el homenaje con un arroz de la casa, tan bueno que ya veis en el collage de fotos siguiente, cómo dejamos los platos. De lagrimita, realmente espectacular. Me quedé con ganas de probar la carne hecha en aquellas brasas y servida en placas calientes aunque la vi en algunas mesas (siempre me gusta ver lo que piden otros) y también me hubiera gustado probar la cocina italiana del otro restaurante de la casa, el Arlequín. Por último pasamos a los postres. Me gustó muchísimo la leche frita, que tienen que preparar continuamente pues no para de salir a la sala, y también me gustó la tarta de queso con frambuesa, y me pareció muy rica la de de chocolate. Sin embargo, creo que se exceden con la decoración de los platos, muy recargados con dibujos de siropes, bolas de nata, etc. También hay que resaltar, la calidad del café, rico, cremoso y bien caliente, sin espuma de leche sino con la espuma del propio café, a mi gusto, como debe ser. En resumen, un restaurante muy recomendable, tanto para bodas, banquetes y comuniones, como para comidas privadas y más aún ahora, con el buen tiempo, cuando se podrá aprovechar para cenar en las mesas de la terraza, en las que se sirven tanto los platos de La casa del Reloj, como del restaurante italiano Arlequín, y que se mantienen llenas toda la temporada. Quiero dar las gracias a Marga, por su cariño y por acompañarnos por la visita a las Salinas, tan agradable, a Juan Antonio Tande García, el chef, por abrirnos su cocina y dejarnos enredar y fotografiar, y a los dueños del restaurante por su trato familiar y la confianza que nos dieron desde el primer momento. Por lo bien que comimos, por la belleza del edificio y el entorno natural, y por todo lo que os he contado, os recomiendo que lo visitéis cuando estéis por la zona, ya que nosotros salimos realmente muy contentos. Sed felices y cuidado en la carretera si hacéis puente.
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