El gris de la puerta parecía un mar salpicado por pequeñas islas de óxido. Afuera hacía un calor infernal, la brisa que en otro tiempo nos acariciaba el alma, era ahora un suspiro, una exhalación final de cansancio absoluto. Mi brazo se congelo extendido, sin tocar el metal inerte, me congelo el recuerdo de mi esposa, su cadáver desintegrándose en diminutos granos de polvo atómico, imágenes que congelan el corazón. Un estruendo a lo lejos, el cielo rasgado por los rayos extraterrenos, la lluvia roja que evoca a los hombres que partieron, abro la puerta de la nevera, esta hueca al otro lado, hay una lata de cerveza.
Tengo un asiento en primera fila para el fin del mundo, puedo ver los cohetes volar, son como cigarrillos lanzados de un lado a otro de la calle, y yo soy el perro en la mitad de la misma, todos somos perros en este mundo de mierda. Mi dedo índice busca la pequeña abertura que me permitirá doblar la boquilla de la lata, está caliente y deformada, es el cuerpo de mi vecina colgando en su ventana. Me libero de la corbata, desabotono los puños, desato la delgada correa negra, no quiero que nada me apriete cuando esté muerto y me llene de pus y gases, no quiero parecer un globo, no quiero parecer poco saludable a las ratas.
Siento el alcohol bajar por mi garganta, es un rastrillo ardiente que arranca la tristeza. Querida Marie, deberías estar aquí para verlo, el mundo es un gran fuego artificial y de algún modo King tenía razón !Todos Flotan¡ Pit, mejor dicho, el cadáver de Pit, aun esta junto a la puerta principal de nuestra adorable casa azul, parece un fósil, un retrato añejo de mejores días, valla saco de huesos. Debí enseñarle algún truco al maldito perro, pasó los mejores años de su vida encerrado en mi patio o amarrado en algún otro infeliz rincón, pobre Pit, ha muerto virgen y es mi culpa, jamás conocerá a la perra de sus sueños, si es que los tiene, ella jamás le romperá el corazón.
La lata esta medio llena, soy optimista, aunque también esta medio vacía, siendo realista. Querida Marie si vieras al tío Sigmund, finalmente se quedó sin cabello, su cráneo pelado como el caparazón de una tortuga, toma baños de sol a un lado de tu auto, del que solo queda hojalata retorcida y una mancha de aceite. Podría decirte que te amo de tantas forma, ahora que el dinero no existe, ahora que las cosas no valen nada, ahora que la compañía hace tanta falta, podría demostrarte que te amo de tantas formas. Ahora, amada mía, mi aburrida y silenciosa compañía seria apreciada.
Tarareo alguna canción de Sinatra, una nube rosada se levanta a lo lejos, veo un cerdo volar, ¡lo he visto todo¡ Ya no hay cerveza, ya no hay vida, ya no hay tristeza.