Se trata de un proyecto que nació de las entrañas de Sant Celoni, emblema gastronómico en Madrid con dos estrellas Michelín y tres soles Repsol a sus espaldas. El cocinero Óscar Velasco, el jefe de sala Abel Valverde y el sumiller David Robledo quisieron estar al frente de este local que demuestra que el buen hacer en la cocina (en su caso, indiscutible) no está reñido con el precio. En La Cesta podemos encontrar una cuidada carta con deliciosas y económicas propuestas que no superan los veinte euros. Prima la sencillez, los platos de corte casero, muy españoles y presentados de forma detallista sin caer nunca en lo pretencioso. Impresionantes las croquetas de jamón, "porque una croqueta buena se toma en muchos sitios pero una croqueta exquisita en muy pocos", me cuenta José Antón, uno de los propietarios. De temporada, muy rica la menestra de verduras naturales, y exquisitos tanto el tartar de ternera blanca como los raviolis, también de ternera. 
Para acompañar, sorprende la bodega, con opciones que superan en número a los platos de la carta y nombres que hablan por sí solos como Muga, Mauro o el excelente Malleolus de Emilio Moro. A los postres, por qué no, un combinado en la mesa o en la zona de bar a elegir de entre una extensa carta de alcoholes premium.
El espacio, diseñado por Pascua Ortega, conjuga perfectamente con el nombre. Esta "cesta" contiene desde una entrada informal para esperar tomando algo rápido, hasta una zona de de mesas corridas para grandes grupos de amigos, pasando por un área de mesitas más íntimas y algunas barras para los más trasnochadores. 
La Cesta es especialmente recomendable para ir en grupo y picotear, en base a medias raciones, los tentadores títulos de su carta. Un restaurante que, lejos de ser el típico sitio de moda, despampanante y repetitivo, pone al alcance de casi cualquiera lo mejor de nuestra gastronomía cocinada por auténticos maestros.
Puzzle Bobble
Karate Blazers
Puzzle De Bloques
Magical Cat Adventure