Revista Cultura y Ocio

La ciudad de cristal. Paul Auster

Por Mientrasleo @MientrasleoS
La ciudad de cristal. Paul Auster
     Hay nombres de escritores que intimidan y uno es Paul Auster. Tanto es lo que se dice, tan alto se le pone, que un lector no iniciado a veces no sabe muy bien por dónde empezar. Por eso, una novela gráfica, puede ser la perfecta toma de contacto. Hoy traigo a mi estantería virtual, La ciudad de cristal.
     Conocemos a Quinn cuando recibe una llamada telefónica preguntándole por el detective Paul Auster. No saca de su error al interlocutor y recibe el encargo de vigilar al padre de Peter Stillman, un joven casado con una enfermera. Así será como nos enteremos de cómo es esa peculiar familia: los Stillman.
     La ciudad de cristal es la primera novela de la famosa Trilogía de Nueva York y que se completa con Fantasmas y La habitación cerrada. Todas ellas tienen en común la ciudad en la que se desarrollan y pertenecer al género detectivesco.
     Contaba Auster que, viviendo él solo hace ya años, una noche sonó el teléfono y  al responder le preguntaron por la agencia de detectives Pinkerton. El Autor explicó el error y colgó. A la noche siguiente la llamada se repite y Auster vuelve a explicar el error a quien le llama pero, como buen escritor, se queda pensando en qué hubiera pasado en caso de decir que sí. Ahí nacía la idea de esta novela, con la que se inauguraba una de las trilogías más famosas de la literatura contemporánea. Ahora nos llega la adaptación gráfica y, por uno de esos juegos del destino, el proceso para forjarse esta adaptación, también hubiera podido pertenecer a una de las novelas austerianas. Art Spiegelman,  autor de Maus y amigo de Auster, sría el encargado de capitanear esta iniciativa y se decidiría por el dibujante Paul Karasik. Hasta ahí no parece extraño, pero Karasik, además de haber sido profesor de un hijo de Auster, había iniciado por pura diversión, el dibujo de alguna página de la novela.
     No acierto a imaginar lo complicado que tuvo que ser para Karazik y Mazzucchelli dibujar esta novela de Auster, ya que es una novela llena de símbolos y alusiones lingüísticas, volviéndose a ratos extraña al modo que Auster nos tiene acostumbrados a sus lectores. Hay alusiones a la obra del padre Stillman, cambios de nombre de personajes que usan seudónimos, disfraces y metáforas. Una verdadera locura si uno se para a pensarlo. Sin embargo en este caso, parecen haber encontrado la forma perfecta de hacerlo. Lejos del cómic absolutamente realista, los dibujantes decidieron introducir símbolos fáciles de recoger al lector, logrando que la historia no pierda ese peculiar toque que Auster imprime a toda su obra. Hay un ambiente de ciudad en tiempos pasados, de claustrofobia o angustia incluso en algunos momentos en esos trazos que recuerdan de algún modo al cine negro que facilitan al lector recoger cada uno de los mensajes que se reciben. E insisto, ha de ser harto difícil conseguir eso en una novela de este escritor.
     En La ciudad de cristal acompañamos de este modo a Quinn, por cierto escritor, en su improvisada misión que le lleva a adentrarse en conceptos sobre lenguaje y lingüística incluso debido entre otras cosas al experimento llevado a cabo por el padre con su hijo. Una historia, además, en que el azar, tema recurrente de Asuter, también tendrá cabida.
     La ciudad de cristal es una muy buena opción como primer acercamiento al autor y su novela gráfica, además de ser una gran adaptación, es recomendable tanto para quienes leyeron la novela, como para quien no lo hizo, ya que complemente en algunos momentos aquello que Auster relató.
     Y vosotros, ¿sois lectores de novela gráfica?
     Gracias.

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