En 1962 salió a la luz uno de los discos más importantes en la historia de la música. Se titulaba Bob Dylan y si tiene un lugar privilegiado en la discoteca de coleccionistas y aficionados, no es por la calidad de sus canciones, sino por ser el primero de la carrera del genio de Minnessota.
Sólo dos de sus temas fueron compuestos por el propio Dylan. Sin embargo, al año siguiente y dentro del álbum The Freewheelin’ Bob Dylan, el mundo escuchó un himno que ha traspasado fronteras, derribado muros y unido generaciones. Con el tema Blowin’ in the wind (‘Flotando en el viento’) nació el profeta de la revolución juvenil, el de la canción protesta.
Lo cierto es que Bob Dylan ni se llama Bob ni se apellida Dylan. Su verdadera identidad es Robert Allen Zimmerman. Pero Bob quiso dejar atrás a Robert y sepultó el apellido judío de su familia en honor del poeta británico Dylan Thomas, para pasar a la historia como Bob Dylan, nacido el 24 de mayo de 1941, en Duluth, Minnessota.
A sus fans les costó digerir que dejara la guitarra acústica y el folk para enchufarse a la eléctrica y el rock en 1965, con el álbum Highway 61 Revisited, sexto de su carrera. Pero las protestas por el cambio de registro sucumbieron ante la arrebatadora canción Like a rolling stone.
Una conversión lenta, "flotando en el viento"
Muy pocos hubiesen apostado a que el genial Dylan llegase a cantar alguna vez ante un Papa. Pero la historia de Dylan se escribe así, como la de un ‘canto rodado’ y a golpes de inspiración; en ocasiones, como su conversión al cristianismo, a golpes de clara inspiración divina.
Tras sufrir la separación de su mujer, con la que tuvo cuatro hijos, un Dylan cuarentón sufrió unaa descubrir el valor de la Cruz y la redención. Fue una época dura para el cantante, pero tremendamente fructífera para su discografía. En 1979, 1980 y 1981 publica tres discos que son conocidos por sus biógrafos como los ‘discos cristianos’: Slow train coming (El tren que viene despacio), Saved (Salvado) y Shot of love (Impacto de amor).
crisis existencial que le llevó
En ellos se escuchan, mezclados con acordes desgarrados y tensos punteos, letras de canciones tan explícitas como When He returns (Cuando Él regrese): “Entrega tu corona sobre esta tierra manchada de sangre; quítate la máscara; Él ve tus actos; Él sabe tus necesidades antes de que tú le pidas; ¿Cuánto tiempo puedes falsear y negar cuál es la Verdad?”.
Su lenta evolución interior hizo eclosión en 1997, cuando un golpe de la gracia tocó su corazón: Juan Pablo II le invitó a tocar ante 300.000 jóvenes durante la celebración del Congreso Eucarístico de Bolonia. Y apoyándose en Blowin’ in the wind, el Papa polaco inició su discurso. A la pregunta: “¿Cuántos caminos debe recorrer un hombre antes de convertirse en hombre?”, Juan Pablo II contestó: “¿Cuántos caminos? Hay uno sólo: ¡Cristo! ¡Cristo es el camino que el hombre tiene que recorrer antes de ser llamado hombre!”.
Bob Dylan tiene ahora 71 años, de los que ha dedicado 50 a la música. Ha grabado 58 discos, con los que ha vendido más de 90 millones de copias. Es un peregrino del rock que ha conocido una vida agitada, pero en ella algo ha surigo algo inamovible: su fe. “Soy alguien que cree -manifestó tras cantar ante el Papa-. Lo vivo así y lo he manifestado en mis canciones. Una vez escribí que Dios no es un ‘fetiche’ para las necesidades del hombre, y sigo pensándolo. Yo soy creyente”. (Religionenlibertad.com)
Os dejo los vídeos de aquel día con Juan Pablo II: su saludo al Papa y la primera de sus canciones.