Revista Cultura y Ocio

La Corte de Faraón en Sabatini

Publicado el 16 agosto 2013 por Juliobravo
La Corte de Faraón en Sabatini El escenario de los jardines de Sabatini es, desde hace unos años, un magnífico oasis dentro del semidesierto panorama escénico madrileño en verano, con espectáculos de muy diversa condición y -¡ay!- calidad. Estos días se presenta uno magnífico en líneas generale: entretenido, resuelto, colorista y que cumple perfectamente su objetivo de divertimento: «La corte de Faraón», dirigido por Jesús Castejón (la dirección musical es de Carlos Aragón y la coreografía de Nuria Castejón) y con un elenco tan experimentado como solvente y, en muchos casos, magnífico: Ángel Ruiz, Ana Mateo, Marco Moncloa, Juan Manuel Cifuentes, Milagros Martín, Ricardo Muñiz y Begoña Álvarez, entre otros.
«La corte de Faraón», escrita por Guillermo Perrin, Miguel de Palacios y Vicente Lleó, fue bautizada por sus autores como «opereta bíblica», y tuvo por ello no pocos problemas con la censura; la divertida película dirigida por José Luis García Sánchez partía, precisamente, de esa anécdota. Obra muy popular (especialmente su «Canción babilónica»), posee un libro gracioso y ocurrente, con hilarantes enredos y textos de doble intención. La música es por momentos chispeante, con ligeras referencias -burlonas- a la ópera «Aida» y números arrevistados.
Jesús Castejón, miembro de una de las más tradicionales familias «zarzueleras» (sin sentido peyorativo) es un veterano lobo de mar del género, que conoce a la perfección. Domina sus códigos, sus exigencias, y por ello sabe saltárselas cuando lo necesita. Convertir, por ejemplo, el número de la citada «Canción babilónica» en una escena sacada de «Cabaret» me pareció una genialidad, lo mismo que el «garrotín», con los tres personajes masculinos colocados tras un panel de personajes descabezados, similar a los que se pueden ver en algunos lugares para que los visitantes se hagan fotos.
Sabatini -casi ningún escenario al aire libre- no es un lugar para florituras artísticas, ni tiene este título un progidio de partitura, pero ni en el escenario ni en el foso hay descuidos. Si no se dibuja con detalle, tampoco se utiliza la brocha gorda para escenas y cantables.
Mientras veía la función, y los ortodoxos de la zarzuela -casi todos los cantantes en esta producción provienen de ella- me querrán matar por ello, pensaba en cuál es la manera ideal de presentar esta obra y otras zarzuelas similares, que exigen actores-cantantes que destaquen por igual en ambas facetas. Normalmente, nuestra zarzuela la han interpretado cantantes líricos con mayor o menor capacidad actoral, y la colocación de la voz para el canto lírico suele obstaculizar la naturalidad de la actuación. Con la creciente profusión de artistas dedicados al género musical en nuestro país, y teniendo en cuenta el magnífico nivel de los diseños de sonidos en los teatros, ¿no podría plantearse la puesta en escena de algunos títulos (otros, y estoy pensando en «Doña Francisquita», mucho más cercano a la ópera, rotundamente no) como si de un musical se tratara? ¿No ganarían en naturalidad? En Sabatini, además, es necesario el uso de micrófonos, con lo cual el «sacrilegio» ya está cometido... Como suele decir mi sobrino Pablo, ahí lo dejo...    

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