Revista Publicidad y Marketing
Y hoy os presentamos a la primera criatura creativa del año, la de La Niña Bipolar. Su blog, que mezcla ironía, humor, diseño y creatividad a grandes dosis, es una de mis visitas diarias obligadas desde que lo descubrí. Lleva muy poco tiempo, pero le auguramos un gran futuro a estas dos niñas peculiares. Redoble de tambores, pues, para presentar a la criatura creativa de La Niña Bipolar.
La Criatura Creativa de La Niña Bipolar
Podría decirse que La Niña Bipolar es una ejecutiva de cuentas de una agencia de publicidad bastante chichinabo de Madrid. Me han dicho durante mucho tiempo que podría estar en una agencia mejor pero yo siempre he respondido que me gustan demasiado los chichis y los nabos como para buscarme otro trabajo.
Mi quehacer diario gira en torno a mi Renault 18 fabricado en el año 84 y su matrícula acabada en L. Con él me suelo recorrer los andrajosos barrios de una gran ciudad (supongamos que Madrid) en busca de nuevos clientes. Se podría decir que soy una interina de la publicidad. Todos los días asisto a nuevas reuniones con nuevos clientes que me miran con menosprecio por el mero hecho de ser una niña.
He aprendido mucho en estas reuniones aunque ahora mismo no sabría explicaros muy bien el qué. Ahora que lo pienso, igual no he aprendido mucho. Es más, tal vez no haya aprendido nada en estas reuniones.
Lo único bueno que tiene asistir a reuniones con clientes es que casi siempre te invitan a comer y sobre todo beber. Siempre me he emborrachado en las reuniones con clientes.
Eso se nota luego en mi manera de conducir y de cambiar las marchas en mi Renault 18. Su pobre caja de cambios está ya en las últimas. El día que mi coche se estropee definitivamente dejaré mi trabajo. No pienso asistir a las reuniones en metro, eso no sería profesional. Aunque volver conduciendo borracha a la agencia después de una reunión tampoco es profesional.
Los creativos de la agencia me odian porque mis briefings nunca dicen nada. Siempre sigo el mismo modelo de briefing ; una hoja en blanco con un ticket grapado que muestra que he lo que he comido y sobre todo lo que he bebido en las reuniones. Mis briefings suelen ser muy esquemáticos, en la hoja en blanco siempre aparece la Frase; “Haz lo que te dé la gana que por muy bien que esté nos lo van a hacer cambiar”.
Particularmente pienso que los creativos y los cuentas somos igual de gilipollas. A los programadores los incluyo como creativos, sí, venga, como creativos. Entrar en el Departamento de programación de mi agencia es como asistir a una fiesta de cumpleaños de Freddie Mercury, un auténtico campo de nabos a punto de eclosionar.
Pero la verdad es que me tienen aprecio, soy la única chica que les mira a los ojos cuando hablan de código php. También me rio con sus tristes chistes de programadores así que no se pueden quejar. Es más, cada vez que voy a mear en la agencia siempre lo hago en el baño de los programadores, así que no se pueden quejar para nada, que en las fiestas de Freddie Mercury ni siquiera existían las chicas.
Y así es mi día a día, reuniones con clientes, comida y sobre todo bebida gratis. Volver 5 minutos antes de que acabe mi jornada, sacar el ticket de mi bolsillo y graparlo en el briefing, dárselo al creata de turno e irme para casa. Me gusta mi trabajo. Mejor dicho, me gusta como aparento hacer algo en mi trabajo.
Y volver a casa conduciendo mi Renault 18, ese es el mejor momento del día. La gente me ha dicho durante mucho tiempo que podría tener un coche mejor pero yo siempre he respondido que me gustan demasiado los chichis y los nabos como para buscarme otro coche que tenga asientos más incómodos que los de mi venerado Renault 18.
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