Por Lenin Paladines Paredes
(Publicado originalmente en diario Crónica, Loja, el 8 de marzo de 2018)
Tomado de Pxhere (https://pxhere.com/en/photo/723651)
Si hay algo que no podemos negar o hacer a un lado, es la gran influencia que ha tenido la tecnología sobre los hábitos diarios y la vida cotidiana de las personas. Utilizamos tecnología para casi todo, desde informarnos hasta comprar, pasando por aprender y trabajar. Actualmente se está discutiendo mucho acerca de las adicciones y los efectos negativos que puede tener el uso excesivo de tecnología, sobre todo en niños y adolescentes, y las estrategias que podríamos tomar para alejarlos de estos problemas.
Si bien hemos dicho siempre que no se puede culpar a las herramientas, sino al mal uso que les damos, la discusión actual gira en torno a la preocupación por el contenido al que estamos expuestos en Internet y redes sociales. Hay una cantidad gigantesca de información falsa que circula todos los días y que alarma a la gente, hay también muchísima información no relevante que solo sirve para aburrirnos mientras esperamos a que pase el tiempo, pero aun así seguimos conectados. El proceso de revisar actualizaciones y enterarnos de lo que hacen los demás libera pequeñas descargas de dopamina que nos satisfacen poco a poco durante el día, todos los días. El sistema está diseñado para que no nos alejemos de él, aunque sepamos que no estamos haciendo nada provechoso.
La propia percepción que tenemos de las redes y de la tecnología ha cambiado. Es verdad que nos facilitan muchas cosas, como comunicarnos con los demás y enterarnos de lo que pasa, y también han dado la posibilidad de que todo el mundo exprese su opinión y genere contenido propio. El problema está cuando nos creemos todo lo que se publica en Internet. Cuando no sabemos diferenciar qué sirve y qué no. Cuando somos tan dependientes que hemos olvidado que hay procedimientos para hacer las cosas, que no todo es inmediatez y viralización. La ciencia ficción lo viene prediciendo desde hace décadas. En algún momento el ser humano será esclavo de sus propios inventos. (O).