Revista Cultura y Ocio

La dialéctica como estructura de la realidad

Publicado el 28 febrero 2019 por Academiacruellas

La dialéctica expresa, por una parte, la contradicción del mundo existente, y por otra, la necesidad de superar los límites presentes, movida esa exigencia de superación por la necesidad de una realización total y de un modo efectivo.

En otro sentido, la dialéctica de Hegel significa la radical oposición de Hegel a toda interpretación fragmentaria y atómica tanto de la realidad como del conocimiento. El carácter dialéctico de lo real significa que cada cosa es lo que es, y sólo llega a serlo, en relación, unión y dependencia con otras cosas, y en último término con la totalidad de lo real. La filosofía hegeliana, en cuanto dialéctica, ofrece una concepción relacional de la realidad y concibe la realidad como un todo, sin que ello afecte para nada a la relativa independencia de cada cosa en su singularidad. La concepción dialéctica de lo real se opone al positivismo y a la interpretación empírica de la experiencia. Frente a la pretendida originariedad, autonomía e independencia de los hechos tal y como son dados de un modo inmediato en la experiencia, la estructura dialéctica de lo real acaba por mostrar que los hechos no son sino el precipitado y el resultado de un subterráneo juego de relaciones que son las que realmente, y en última instancia, constituyen y agotan las cosas, a presar de su presunta, inmediata y aparente consistencia y autarquía individual.

Pero además el carácter dialéctico de lo real no sólo significa su naturaleza relacional, sino incluso que cada cosa solo es lo que es, y llega a serlo, en su continuo devenir y proceso, es decir, la realidad en cuanto dialéctica, no es fija ni determinada de una vez para siempre sino que está en un inquieto proceso de transformación y cambio, cuyo motor es, tanto como su interna contradicción, limitación y desajuste en relación con su exigencia e intención de totalidad, infinitud y absoluto, como la interna relación en que está con otra cosa o realidad, que en este aspecto aparece como su contrario. La realidad en cuanto dialéctica es, pues, procesual, regida y movida por la contradicción y constituida como oposición de contrarios. De esta forma, cada realidad particular remite a la totalidad, al todo, y sólo puede ser comprendido y explicado en relación al todo; y, de otra parte, cada realidad, cada cosa no es sino un momento del todo, que se constituye en el todo, pero que también queda asumida y disuelta en el todo. Con razón, pues, Hegel expresa, de un modo preciso y breve, lo que hemos dicho hasta ahora, en la frase lo verdadero es el todo.


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