Ya está, ya se consumó. La traición del PSOE ya ha llegado. Después de defenestrar a Pedro Sánchez y dinamitar cualquier otra opción, Susana Díaz y Felipe González ya tienen lo que querían: la puñalada final contra los militantes y votantes de su propio partido.
Ayer, el Comité Federal del PSOE decidió abstenerse en segundo votación para así facilitar el Gobierno de Mariano Rajoy, uno de los políticos más inútiles de Europa, y del PP, uno de los partidos más corruptos de Europa. Desde el PSOE aseguran que este será el mal menor. Pero no es cierto.
El PSOE, decidiera lo que decidiera (votar en contra de Rajoy o abstenerse) se estaba suicidando. La pérdida de votos de los psoístas es generalizada desde que Zapatero decidió seguir las recetas neoliberales (otra traición) para maniobrar ante la crisis. Desde entonces, nadie ha sido capaz de detener esa sangría, y con decisiones como la de ayer, tampoco parece que el tapón esté a la vista. Sean las elecciones dentro de seis meses o de cuatro años, el PSOE parece que está condenado a perder la posición hegemónica en la Oposición y como referente progresista.
Se dice que ahora la Oposición podrá presionar al Gobierno. Esto es muy discutible. Veremos cuántas veces se pondrá el PSOE al lado del PP en las votaciones (futuras traiciones). Auguro que va a ser para Rajoy una legislatura menos incómoda de lo que se nos está diciendo.
La de ayer fue la enésima traición del PSOE. Uno de sus orquestadores, el señor González, ya tiene experiencia en esto de timar a sus militantes y votantes; véase aquel famoso "OTAN de entrada no". Si siguen apuñalándose unos a otros durante más tiempo, descubrirán que el PSOE no ha tocado aún suelo y que queda mucha travesía por el desierto aún. Es lo que tiene abandonar tus principios por una poltrona.