Revista Historia

“La esperanza y lo absurdo en la obra de Franz Kafka”

Por Nesbana

 

Reflexionando sobre los clásicos y las preguntas esenciales de la vida he vuelto sobre mis pasos para reparar en “La esperanza y lo absurdo en la obra de Franz Kafka”, pequeño estudio a modo de apéndice en El mito de Sísifo, publicado en 1942 por Albert Camus. Este apéndice sirve a Camus como colofón de su obra, como culminación a su ensayo acerca de la filosofía del absurdo, del suicidio y del personaje mítico de Sísifo. En él aborda tres obras que siempre han lucido en mi estantería de forma correlativa y amenazante. Son tres obras complementarias que albergan preguntas y respuestas, situaciones semejantes y personajes memorables. Son, por supuesto, La metamorfosis (1915), El proceso (1925) y El castillo (1922). Siempre he tenido una relación complicada con ellas; me han amenazado y seducido, aterrado y excitado. Camus da un respiro al lector de Kafka ofreciendo un sentido con el que abordar su obra, una especie de itinerario interpretativo.

kafka

En este apéndice Camus señala la necesidad de la relectura de la obra de Kafka por su complejidad y su falta de desenlaces (El Castillo es inconclusa). Nos recuerda lo absurdo de estas obras con personajes tan míticos como Gregor Samsa, el agrimensor K., o Josef K. Sus historias son bien conocidas: la conversión de Gregor en un insecto, la impenetrabilidad de un castillo y la absurdidad de un proceso judicial inexplicable. Camus nos hace observar cómo estas obras tienen un discurso complementario. El proceso supone un final abrupto y cerrado: la ejecución de su protagonista tras un largo periplo irresuelto sobre un supuesto delito cometido. El Castillo, siendo inconclusa, es el final de El proceso. El agrimensor K., tras innumerables páginas tratando vanamente de descubrir la naturaleza del castillo, se rinde ante él y pasa a amar algo que le aplasta y que le subyuga. K. encuentra la esperanza en ese mundo sin salida a través de Amalia: “abraza al Dios que lo devora”. Camus reinterpreta la obra de Kafka como un “inmenso grito de esperanza” aceptando y reconociendo lo absurdo. De esta forma, lo absurdo deja de considerarse como tal. El resultado es la valoración de la vida dentro del sinsentido que la caracteriza.

sisifo
Esta es la tesis de Camus durante toda su obra y en la interpretación del mito de Sísifo. Sísifo, condenado eternamente a escalar una montaña con una piedra, siente cierta libertad en el momento en que ha subido la piedra y no tiene que bajar todavía. “La lucha por llegar a las cumbres basta para llenar un corazón de hombre. Hay que imaginarse a Sísifo feliz”. Hay que imaginarse a K. feliz. Josef K. debería haberse rendido ante la maquinaria judicial. Quizás, si Camus hubiese escrito esta obra unos años más tarde, habría hablado de Winston Smith en 1984 (George Orwell), que acepta de forma coaccionada el Gran Hermano, el castillo totalitario de Orwell.

Resulta interesante la visión de Camus sobra la obra de Kafka pero, como bien indica al final del apéndice, es una visión más. La obra de Kafka es la obra de un clásico y, como tal, es necesario recuperarla en estos días que vivimos. Los mecanismos y las maquinarias políticas y económicas se nos escapan, dejan de servir al ser humano, resultan opacas, se independizan. Cómo actuar es la cuestión: ¿del modo en que Camus interpreta a Kafka?


“La esperanza y lo absurdo en la obra de Franz Kafka”

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