Este es el título del primer libro de la trilogía del fuego de Sarah Lark. Con una historia de colonos alemanes que viajan hasta Nueva Zelanda, Sarah Lark pretende descubrirnos paisajes desconocidos a nuestros ojos, por la época en la que se contextualiza el libro y por la belleza aún sin explotar de Nueva Zelanda. La estación de las flores en llamas es solo el inicio de esta apasionante trilogía del fuego.
En esta historia, donde los personajes principales son tres, nos sumergiremos en un mundo que no siempre es agradecido con aquellos que llegan para conquistarlo. Se trata de una historia de lucha y superación, donde uno de los principales personajes, Ida, crecerá y conseguirá encontrarse a sí misma. Sarah, en este caso consigue mostrarnos la evolución de Ida, siendo una mujer con costumbres muy arraigadas y que ha de dejarlas atrás para poder enfrentarse a la nueva realidad en la que vivirá.
Sin duda, uno de los personajes que más aporta a esta historia es Cat, una chica que ha sido criada entre maorís y que será casi como un puente entre las dos culturas. Siempre cuestionada por su origen y por su forma de ver las cosas, Cat demostrará quién es con cada una de sus acciones, acercando al resto de colonos la realidad de Nueva Zelanda. Además, encontramos a Karl un jornalero alemán que lo deja todo por seguir a su amada Ida hasta una tierra incierta. El carácter de este personaje nos sorprenderá a todos ya que durante no se dejará influenciar por los colonos que intentan crear simplemente sus propios círculos, sino que abrirá sus círculos intentando incluso aprender inglés.
¿En todo este contexto qué podrá ocurrir para que la vida de todos se una de alguna manera? Una gran inundación será la respuesta. La superación en un país donde la naturaleza demuestra su fuerza de la manera devastadora, hará que el carácter de todos los personajes se afiance. El dolor y la amistad cobrarán especial protagonismo en esta novela de Sarah Lark.