Revista Cultura y Ocio

La eterna crisis económica

Publicado el 18 enero 2015 por Víctor @VMicheln

LA ETERNA CRISIS ECONÓMICAEl mercado laboral no busca genios ni personas calificadas sino empleados que puedan obedecer órdenes simples, obedecer y causar ganancias a la empresa. El exceso de capacitación laboral por lo general lleva al paro (desocupación) porque dada una estructura, cualquiera puede dirigir; trabajar y producir en cambio resulta un poco más difícil. Hace poco leí una nota financiera qué planteaba dónde iríamos todos ya que la robotización nos reemplazaría y esto no es enteramente cierto; la verdad es que la economía actual está diseñada para que unas pocas personas (1 %) hagan pilas de dinero mientras las mayorías (99 %) no le interesan a nadie, literalmente hablando. El único compromiso del Capital es el incrementar cada vez más las ganancias con el mínimo costo, aunque eso pareciera contradecirse con las guerras donde se dilapida mucho dinero pero dónde una casta (industrial) gana. Es probable que este mes la izquierda gane las elecciones en la saqueada Grecia aunque esto tampoco significará la vuelta de la justicia social a ese país ya que se requiere de algo más que un partido de izquierda para escapar de las garras de la usura internacional. Tras más de cinco años de políticas de ajuste que hundieron a gran parte del país en el desempleo y la pobreza, la oposición de izquierda de Syriza a los "rescates" de la troika le valieron el primer lugar de todas las encuestas muy cerca de las elecciones.  Pago por una primera fila cuando la izquierda griega deba enfrentar a la Troika porque ni me lo imagino, imposible diría yo. Leer sobre la crisis internacional suele resultar estresante para muchas personas porque los hace enfrentarse a uno de sus mayores problemas de empleo y de la vida misma. Las personas más creativas y capacitadas pueden sentirse frustradas si se ven obligadas a realizar trabajos monótonos o supernumerarios en que desaprovechan sus verdaderas posibilidades. Es el caso de tantos graduados universitarios o personas con oficios que se ven obligados a trabajar de taxistas, cadetes (repartidores), operadores telefónicos, ordenanzas, administrativos etcétera, porque hay de por medio una cuestión de Supervivencia. Esos trabajos son poco valorados por el imaginario social y están mal pagos y pueden a su vez causar rabia, ansiedad, depresión, y miedo, sentimientos que repercuten negativamente en la salud y los lazos sociales de los descartados por este injusto sistema. Las denominadas “democracias occidentales” dicen asegurar las garantías individuales como la libertad y la propiedad privada pero en los hechos no aseguran un trabajo, alimentación adecuada, un techo, salud ni educación. 
Las tradicionales democracias europeas han terminado con el estado de bienestar de sus poblaciones; han acabado con el consumo masivo, la salud y la educación y han implantado la Austeridad y el capitalismo financiero y neoliberal como única vía para superar una crisis que a este ritmo se vuelve interminable (ya van más de 6 años) y por este motivo resulta lógico un corolario del crecimiento de los extremismos que recorre toda Europa, desde la extrema derecha y los Nazionalsocialismos más refractarios hasta la extrema izquierda revolucionaria y sus utopías seculares. Eso es producto directo del creciente descontento mundial con estas "cáscaras vacías" de contenido llamadas "democracias" ... lejos estamos claro del 1789 y la revolución burguesa. La actual crisis económica mundial que afecta a estas democracias formales no da mucha oportunidad de elegir empleos y la gente tiene que ganarse la vida como puede, ningún trabajo es indigno. 
Es imposible pronosticar la duración y predominio de estas formas extremas de organización del capitalismo, ya que están muy cómodamente asentadas y respaldadas por organismos financieros regulatorios multinacionales como el Banco Mundial, FMI, OMC y por otros. En sí misma, la búsqueda misma de un trabajo es una experiencia estresante y la situación de desempleo genera angustia y frustración en aumento que se prolonga por meses si la persona no consigue un trabajo y en lugar de sentirse discriminado se “autoculpabiliza” por una situación que es generada por el estado de las cosas (desempleo y creciente pobreza globales, discriminación) A su vez el paro laboral provoca inseguridad y permite formar “ejércitos” de desocupados ‘dispuestos a todo’ con tal de trabajar.  Habrá que esperar pues algunos años para que la economía mundial vuelva a la realidad y al trabajo y para que las democracias se recuperen y dejen de ser bellos enunciados que en la práctica quieren decir muy poco.   LAMAGAHOY

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