Pomponio Mela, siglo I dC “Frente al Atlas están las Fortunae Insulae..”
Era mi asignatura pendiente con Las Islas Canarias. Durante años y como apasionada de las Afortunadas, he ido poco a poco visitando las islas hasta conocerlas todas y en profundidad. Pero me faltaba La Gomera, dicen que lo mejor se deja para el final. Sin embargo no creo que en Canarias pueda hablarse de mejor o peor isla, simplemente son todas absolutamente diferentes. Según el plan que busquemos encontraremos la adecuada para siempre y en cualquier caso disfrutar.
El paseo de este post transcurrirá en una isla milenaria, 12 millones de años. Una de las islas más antiguas del archipiélago. En ello radica precisamente no solo su belleza sino su incalculable valor. No en vano la isla es Reserva de la Biosfera y sus cumbres son Parque Nacional y Patrimonio Mundial de la Unesco
La Gomera es una isla geológicamente dormida, lleva dos millones de años sin registrar ninguna erupción volcánica. En todo ese tiempo el agua y otros agentes erosivos han labrado un relieve tremendamente accidentado y los restos volcánicos han desaparecido totalmente. En toda la isla solo queda uno que conserva el aspecto del viejo volcán. Se trata de la Caldera.
La selección de fotografías me ha resultado muy complicada, más de 1.000 fotos reducidas a unas cuantas.
Espero que os guste y lo disfrutéis, y para ambientar y como ya es tradicional en mis post sobre Canarias, os dejo un enlace para poder leer y ver las bellas imágenes de este lugar sin parangón, mientras escucháis a mis queridos y admirados Sabandeños. Pinchad para escuchar Tambor de Sequias.
Llegamos a La Gomera desde el aeropuerto de Tenerife norte, pero también se puede hacer en Ferry. Para situarnos y conocer los monumentos más emblemáticos de la isla, comenzamos la ruta en San Sebastián de La Gomera, capital de la isla. Primera parada, la casa de la Aduana, siglo XV, donde se encuentra el patio de Cristóbla Colón. Dicen que de su pozo, Colón sacó el agua que llevaría en sus barcos para abastecerse durante las travesías.. Actualmente en la Casa de la Aguada o de La Aduana se encuentra la Oficina de Turismo, así que es buen lugar para comenzar y recibir orientación.
A partir de aquí el paseo por el centro histórico de San Sebastián es sencillo y corto, una calle peatonal recorre los edificios más emblemáticos y típicos, arquitectura colonial, preciosos balcones, iglesias y ermitas.. La Casa Real, La Casa Echeverria del siglo XVIII donde vivía el administrador de la isla, isla y hoy día se ubica el Museo Arqueológico, La Casa Colón donde al parecer se alojaba Cristóbal Colón antes de emprender sus viajes a Las Américas y que ahora aloja el museo de cerámica e la cultura chimú (S XI_XV). Los chimú adoraban a la luna y la llamaban SI.
La Iglesia de la Asunción, siglo XVI y de fachada gótica, o la Ermita de San Sebastián, con una talla policromada del santo en su interior. Su puerta es del siglo XV y dicen que se debe a San Sebastián porque los colonizadores llegaron a la isla un 20 de enero, día del Santo.. Es el Patrón de la ciudad.
La Patrona de La Gomera es la Virgen de Guadalupe.
Otra parada obligada es la Torre del Conde, siglo XV, se trata de la fortificación canaria más antigua. y símbolo de la isla colombina.
El primer día estuvimos en el hotel Tecina en Playa de Santiago, pero luego fuimos a conocer El Parador Nacional, con fama de ser uno de los paradores más bonitos de España. Pudimos comprobarlo y avalar la fama. Nuestra habitación tenía unas espectaculares vistas a la costa y al Teide. Los jardines y piscina tienen rincones y detalles para no perderse, impecable está hasta el último cactus.
El atardecer pinta la escena con una luz asomborsa y mágica.
Tras pasear por la ciudad emprendemos el viaje por la isla hacia el Parque Nacional de Garajonay. Allí nos explicaron que La Gomera es una isla con forma de escudo, con más de 12 millones de años y su erosión milenaria ha dado lugar a los profundos y heterogéneos barrancos que caracterizan la isla. En el centro se encuentra la Meseta de laurisilva, Garajonay. Los bosques de laurisilva son de árboles de hoja perenne y recuerdan al laurel, del que también hay en abundancia. Las hayas canarias y el brezo son aquí de los más grandes del mundo y pueden llegar hasta los 20 metros de altura. Los líquenes y musgos que recubren los troncos es gracias a la alta humedad del ambiente y la escasa variedad en la temperatura. El suelo está prácticamente cubierto de restos vegetales y helechos.
El alisio da la vida en La Gomera, ya que trae siempre agua. La vertiente norte de laurisilva es la mejor conservada y sus árboles milenarios se esconden tras misteriosas brumas y nieblas que convierten esta zona en un paraíso con plantas que pueden llegar a tener hasta 30 nombres diferentes y muchas pequeñas variedades. La laurisilva es un fósil vivo del que queda muy poco, tan solo un 18% de toda su extensión original, de ahí la importancia de Garajonay, una auténtica joya de la naturaleza pero también de la historia de la humanidad.
Desde el Mirador de Vallehermoso no solo se tiene una vista espectacular del barranco y del Roque Cano, sino que se aprecia el bosque termófilo que queda por debajo de la laurisilva ya que no tiene tanta influencia del aliseo. Encontraremos palmas y sabinar. Poco a poco y según vamos subiendo, el aliseo da forma a la laurisilva que tupe el monte. La Gomera es la isla canaria que más palmas tiene, censadas más de 100.000, más que todas las demás islas juntas. De la palma canaria se extrae su savia y con ella se elabora la famosa y deliciosa Miel de Palma. Esta elaboración artesanal es todo un ejemplo de aprovechamiento original sostenible ya que permite sacar partido a la palma sin matarla.
Del Mirador de Vahermoso vamos haciala zona de Fuensanta. Un paseo precioso entre viñátigos, acebiños, haya canaria, laureles y helechos.
Los laureles se identifican muy bien pues su base recuerda al pie de un elefante.
Impresionante el tamaño de este árbol que encontramos en nuestro paseo por la zona de Fuensanta!
Se trata de un viñátigo, quizás la especie más emblemática de la laurisilva de Garajonay. Crecen más de 30 metros, su madera era tan buena que se le llamaba la Caoba de Canarias, es un “primo” del aguacate (Persea indica… el aguacate es Persea americana)
Una curiosidad es que las ratas se suben a sus brotes jóvenes, los muerden y se “emborrachan” pues es una planta que tiene unos alcaloides que “drogan” a los animales.
La siguiente ruta fue la de Laguna Grande, un bosque de brezo muy antiguo y haya canaria. Caminando se llega hasta el Mirador de Cherelepín. Una zona afectada por el fuego de este verano que te hiela la sangre y te calienta el lagrimal. También desde aquí hay otro sendero hasta el alto de Garajonay. Hay que decir que La Gomera es una isla maravillosa para los amantes del senderismo y se aprecia que se está haciendo un gran esfuerzo para que todos los caminos y senderos están bien señalizados. En el Centro de Visitantes nos darán todo tipo de información, mapas, rutas y senderos.
Y llegó la destrucción en forma de fuego, que afectó a un 18% del Parque, especialmente en la vertiente sur, más seca y propensa al fuego que la laurisilva bien conservada, que no arde fácilmente. Pero también ardieron barrancos y valles, más de 3.000 hectáreas, hay que tener en cuenta que se mide sobre plano lo que significa que 3.000 ht son en realidad muchísimas hectáreas más dada la profundidad y altura de los barrancos gomeros. Os enseñaré más adelante una fotografía de uno de estos barrancos para que podáis haceros una idea de la gravedad del incendio.
Otra ruta preciosa es la que nos lleva hasta la Ermita de Lourdes. Un paseo de escasos 2 kilómetros hasta la ermita y el río. Muy cerca de aquí podemos llegar hasta el Mirador de los Roques y la Degollada de Pedraza, pero nosotros no tuvimos suerte ya que la niebla había invadido todo.
Sí pudimos pasear por un sendero que Jacinto Leralta Piñán, guía-intérprete del Parque Nacional de Garajonay y que tuvimos la inmensa suerte de que nos acompañara, nos había encarecidamente recomendado. -”No dejéis de ir a las tres cascadas”, nos dijo antes de despedirse.
Se trata de La Meseta de Hermigua. Un barranco encantado por el agua. Garajonay es el gran manantial de la isla. entre la abundante vegetación que aquí se mezcla podemos encontrar barbusanos unos árboles muy apreciados por su madera, los llaman el ébano de las Canarias, y son típicos de zonas de laurisilva seca y otro de los tesoros que guarda Garajonay, también hay helechos y palmas (palmeras) Los ríos, manantiales y cascadas de esta zona llevan el agua hasta las huertas de Hermigua.
El camino que nos lleva hasta la Meseta de la Hermigua se caracteriza por la gran variedad de flora autóctona, palmas, pino canario, laurisilva..
Ya en el mirador, efectivamente las cascadas, el agua y el encanto mágico de la naturaleza invitan a meditar.
Desde el Mirador de Tajagué y con la humedad del ambiente, se apreciaba en forma de escalofrío aún el olor a quemado y la vista de un gran barranco completamente quemado. Una tragedia irreparable de la que el hombre tiene mucha culpa. La naturaleza nos ha sido regalada y es nuestra obligación conservarla, más aún cuando hablamos de bosques milenarios e irreparables.
Un paseo concreto guardaré en mi memoria como el paseo más bonito de mi vida. Se trata de El Raso de la Bruma. Una zona de Garajonay donde el Aliseo entra especialmente intenso. La humedad recibida y las permanentes nieblas han formado a lo largo de los siglos un bosque mágico, entrelazado, senderos que transcurren entre helechos y troncos con largas barbas de líquen y musgo. Las hadas, ninfas, duendes y gnomos nos observan sin duda escondidos entre brumas y laureles. Los musgos también están encantados y cuelgan largos desde los troncos, auténticos tapices vegetales. Esta magia verde se traduce del agua que descargan las nieblas al chocar contra los árboles…
Pero tanto paseo también da hambre y en La Gomera se come muy bien. Gastronomía gomera, tan auténtica como el propio silbo de la isla. Parada obligada Casa Efigenia. Un menú tradicional e igual para todos. Comida de toda la vida. Efigenia fundó el restaurante para los primeros ingenieros que llegaron al parque Garajonay. En aquella época no había nada por la zona y ella abrió su casa para recibirles. Ahora es una institución en la isla. Su almogrote no se puede comparar con ningún otro (queso picado) el resto del menú se compone de gofio, verdura con legumbres y flan de almendra con miel de palma. Todo regado con vino gomero que sirven en pequeñas jarras individuales y licores caseros.
También fuimos a La Cabaña, un restaurante especializado en conejo a la brasa. Y no defraudó! Auténticos sabores que reavivan el amor por lo canario y una de las alternativas gastronómicas más atractivas de la isla.
Otro de los restaurantes que nos recomendaron y al que fuimos dos noches a cenar es La Cuevita. En La Playa de Santiago.
Allí Verónica nos deleitó con su particular almogrote picante, crema de berros, potaje de lentejas, sus famosos chipirones en su tinta, conejo salmorejo, y también probamos el atún! Y descubrimos el vino blanco de Garajonay. Riquísimo y perfecto para las noches de gastronomía canaria.
En La Gomera presenciamos los más bellos atardeceres sobre la isla del Hierro. El lugar ideal es el pueblo que queda en la costa justo debajo de Gran Rey. Al caer la tarde muchas personas se reúnen aquí para ver el sol desaparecer en un horizonte de mar y magia, con la vecina isla de El Hierro como testigo.
La disposición de los barrancos que surcan La Gomera hace que la isla parezca un exprimidor gigantesco. Esta forma de la isla es fruto de la erosión ininterrumpida durante millones de años, que ha ido creando una red de barrancos en torno a la meseta central de Garajonay. Muchos de estos barrancos llegan hasta el mar. los principales barrancos de La Gomera son los de la Villa, Santiago, Valle Gran Rey, Vallehermoso y Hermigua. Todos ellos parten de la meseta central.
También Valle Gran Rey se vio afectado por el incendio del pasado verano. Las palmas sobreviven como si hubieran sido taladas. Los troncos están negros pero la palma verde y viva, un soplo de esperanza.
Otro de estos barrancos es Hermigua, que culmina en la playa de Santa Catalina, pero un poco más al sur encontramos una pequeña pero bellísima playa, La Caleta, donde conjugan los colores de La Gomera. Y allí un pequeño restaurante chiringuito, Olivia, regentado por la propia Olivia y del que guardo grato recuerdo por la amabilidad de sus dueños que al comentar nosotros las cestas de frutas, aguacates y guindillas que tenía en el mostrador, no dudaron en regalarnos de todo, especialmente ricos estaban sus aguacates y la pimienta (guindilla) llamada “pa´suputamadre” Ya os imagináis porqué. El restaurante está abierto todo el año, al parecer es cita de los senderistas que caminan la isla.
La muestra más clara del vulcanismo gomero se encuentra en la costa de Alajeró. Se le conoce como La Caldera y la erosión no le ha afectado tanto como a los otros. La Caldera es Monumento Natural dentro de la Red Canaria de Espacios Naturales Protegidos. Puede contemplarse desde el Mirador de Tagaragunche sobre la costa de Alajeró, un lugar marcado por la aridez. En lo alto de la montaña del Calvario tenemos una visión de 360º Se trata del municipio con menos relieve y el único que no se encuentra en el interior de un barranco. Los habitantes de La Gomera han vivido siempre de la tierra y las condiciones ambientales de esta zona no es propicia para el cultivo. Esto sumado al abandono masivo de cultivos en los años 60 y 70 por toda España sentenció esta zona y los propietarios abandonaron los cultivos. Hoy en día solo quedan las terrazas labradas en las laderas.
En el Mirador de Tagaragunche se encuentra la Ermita de San Isidro, un precioso paseo nos lleva hasta ella, y si hay suerte veremos el siempre espectáculo que regala el Teide.
Otra de las maravillas de La Gomera son los Órganos, formaciones basálticas ubicadas al noroeste de la isla. Pero para verlas hace falta un barco, así que lo hemos dejado para el próximo viaje, dicen que siempre hay que dejar algo por ver para tener la excusa de volver..
Sin embargo pudimos ver pequeñas formaciones basálticas en algunos barrancos. Os dejo un par de ejemplos.
En la fotografía de abajo podéis apreciar la espectacularidad de los Órganos de La Gomera, pero la foto es de Triángulo Equidlátere. Os dejo también su enlace por si queréis leer su explicación. Pincha aquí.
Otro mirador para no dejar de mirar es el del Santo, no apto para quienes padezcan vértigo!
Volvemos al Mirador de Vallehermoso esta vez para bajar hacia el pueblo. El Roque Cano presencia cada escena, impertérrito al paso del tiempo.
Nos recibe la Parroquia de San Juan Bautista, y nos invita a callejear, a curiosear..
En La Gomera la magia te envuelve, el musgo crece en los lugares más insospechados, la vegetación cambia y hasta las terrazas van en escaleras inverosímiles. Las siluetas te rodean y el agua aparece donde menos te lo esperas..
Para terminar con este viaje maravilloso, que hice en noviembre pero recrearlo en este blog me ha llevado todo este tiempo pues no quería de dejar nada suelto, os dejo tres secuencias. Tres imágenes que no necesitan mucho comentario. Tenemos una naturaleza única y nuestra obligación es preservarla para quienes vienen detrás.
La Gomera milenaria es irrepetible.
Restaurantes:
Casa Efigenia. Las Hayas. La Gomera Tel. 922 804 077
La Cabaña. Carretera Chejelipes, 25 San Sebastián de La Gomera
La Cuevita. Playa de Santiago. La Gomera
Hoteles:
Parador Nacional de La Gomera. Cerro de la Horca, s/n, San Sebastián de La Gomera.
Hotel Jardín Tecina.
Más información sobre La Gomera en:
Turismo de La Gomera Puedes Seguirles en Twitter @TurismoLaGomera