Este post trata sobre el reportaje del pasado viernes que emitió la sexta, La guerra del céntimo.
Poco antes de que empezara el reportaje pensé que trataba de la bollería en general, de los precios y la calidad, etc…Una vez más este programa me defraudó.
El programa siguió en su línea, música dramática, una voz misteriosa…Y esta vez arremetiendo contra Granier.
Empezaron comparando el sistema de trabajo de varios obradores próximos entre ellos. En uno se encontraron a las 4 de la mañana al panadero elaborando y en otro encontraron una furgoneta descargando bolleria ya horneada de un obrador cercano. A partir de aquí ya todo fué que si Granier tiene 3 croissants a 1,50€, que si Granier no tiene camareros, que si Granier ha desatado la guerra en el sector pastelero…
Yo no estoy ni a favor ni en contra de este modelo de negocio, sé que Granier no es el único que trabaja así. Hay muchas cadenas como por ejemplo Panaria donde estuve un tiempo trabajando, que también vende productos procedentes de Europastry. Es bolleria y pan congelado que se hornea a medida que se va vendiendo, de este modo su mostrador siempre está lleno.
El precio no significa nada, los croissants de mercadona, carrefour, Alcampo…Puede que valgan más caros que los que vende Granier, pero están igual de malos y seguro que también se elaboran con grasas hidrogenadas. Osea que aún hacen peor que Granier.
El tema de que Granier haya desatado la guerra en el sector me parece gracioso, creo que el primero en desatar una guerra en el sector panadero y pastelero fue Mercadona, sin duda.
Mercadona ofrece al cliente pan recién horneado desde las 09;15 hasta las 22;00 de la noche, fue el primero de tantos que han hundido los obradores cercanos. Y allí no sólo venden pan, tienen tartas, pasteles y para colmo ahora venden bolleria “fresca” a granel.
Granier es simplemente uno más.
Hace tiempo me tomé un café con leche y un croissant en Granier por 1,60€, el croissant no me supo a nada y no volví. En otra ocasión me compré una napolitana de jamón y queso en un obrador artesano cerca de casa que me costó 1,50€ y por dentro era un agujero de aire y una minúscula loncha de jamón sobre una de queso, no vi razonable precio-calidad así que no volví a comprar allí. Pero como yo, no somos todos.
El cliente es el que manda al fin y al cabo, es el que decide si quiere croissants o curasanes como bien dice El Comidista en este artículo.