Revista Expatriados

La hija del dictador

Por Tiburciosamsa
La hija del dictador
Cuando en España uno piensa en la familia del ex-dictador Francisco Franco, le viene a la cabeza la imagen de su hija Carmen Franco intentando colar de tapadillo unas joyas y medallas cuando volaba a Suiza en 1978, la de su nieta Carmen Martínez-Bordíu participando en “Mira quién baila” o la de su nieto José Cristóbal Martínez-Bordíu dejando el Ejército por el argumento inapelable de que “el uniforme me pone cara de gilipollas.” ¡Qué diferencia! En Corea del Sur, cuando piensan en la descendencia del ex-dictador Park Chung-hee, se les viene la imagen de su hija Park Geun-hye, quien además podría ser la próxima presidenta del país.
Park Geun-hye más que querer entrar en política, es que se vió abducida por la política. Cuando tenía 22 años, un agente norcoreano atentó contra su padre. No lo mató, pero en el camino a la que sí que se cargó fue a su madre. De pronto Park se encontró catapultada a la posición de Primera Dama oficiosa. Su madre, además, había dejado el listón muy alto: había sido una Primera dama sencilla, frugal y entregada a obras de caridad.
El día que murió su madre, ella estaba estudiando en Francia. Su objetivo era convertirse en profesora en la universidad. De pronto, la Embajadade Corea en París le informó que tenía que regresar a Seúl inmediatamente sin dar más explicaciones. En el aeropuerto vio en los titulares de los periódicos que su madre había sido asesinada. Cuenta que pasó llorando todo el vuelo de regreso a Corea. Su vida había cambiado: “Mi deber más importante en este momento es mostrar a la nación que mi padre no está solo. He decidido sacrificar todos mis sueños de una vida libre y fácil como persona.”
Imaginémonos a una chica de 22 años que vivía despreocupada en Francia a miles de kilómetros de sus padres y aspiraba a una carrera académica, que descubre de repente que tiene que asistir a actos protocolarios, saludar a mandatarios extranjeros que no le importan una higa, seguir lo que se dice sobre su padre, a conciencia de que en algunos círculos “cabronazo” era lo más amable que le llamaban. Y, para rematar, tratar con aduladores y sicofantes que se arriman a tu padre para obtener favores, como el pastor Choi Tae-min. Para rematar, ese duro aprendizaje de la vida política, terminó lanoche del 26 de octubre de 1979, cuando el jefe de la Inteligencia asesinó a su padre. Park tenía ya tan asumido de qué va el tema político que dicen que lo primero que preguntó cuando la despertaron para darle la noticia del asesinato de su padre fue si todo estaba bien en la línea de demarcación con Corea del Norte. Durante los siguientes dieciocho años Park no quiso saber nada de política. Se entiende.
Park afirma que fue la crisis financiera de 1997 la que le llevó a volver a la política. Se preguntó cómo verían sus padres que el país estuviese atravesando tal crisis y ella siguiese viviendo tan tranquila. Su padre sin duda daría un golpe de estado. Ingresó en el Gran Partido Nacional (GPN), se presentó a unas elecciones parciales y en abril de 1998 resultó elegida diputada por el distrito de Dalseong.
En 2002 tuvo sus roces con el Presidente del partido Lee Hoi-chang e incluso abandonó el partido durante unos meses. No obstante, reingresó en él para apoyar a Lee en su campaña para las elecciones presidenciales de diciembre. Aunque los escándalos que habían afectado a la Administración del Presidente saliente le habían puesto la victoria en bandeja, Lee logró cagarla con su imagen elitista y de político tradicional y sus tejemanejes para que sus hijos se libraran del servicio militar. Perdió por medio millón de votos.
Poco después, el GPN se vio afectado por un gravísimo escándalo de sobornos y sus líderes se dieron cuenta de que las cosas pintaban bastos de cara a las elecciones generales de 2004. Descubrieron que su moción para destituir al Presidente Roh Moo-hyun se les había vuelto en contra y les había perjudicado más a ellos que al Presidente. En esa tesitura desesperada, el Partido la puso a su frente. Park introdujo reformas de calado en el Partido y se involucró a fondo en la campaña. El GPN quedó en segundo lugar con 121 escaños, habiendo perdido 16 de los que tenía. Dado cómo pintaban las cosas antes de que ella asumiese el liderazgo, esos resultados pueden considerarse un éxito.
El efecto Park alcanzó incluso a las elecciones locales de 2006, en las que el GPN le dio un buen revolcón al partido del Presidente Roh. Por cierto que en el transcurso de la campaña electoral, Park volvió a ganarse a pulso el mote “Princesa de Hielo” que le han puesto. Mientras hacía campaña, un delincuente la atacó con un cuchillo en la cara, que requeriría que le dieran 60 puntos. Mientras se estaba recuperando de la intervención, lo primero que preguntó fue “¿Cómo está Daejon?” (Daejon era una alcaldía que los sondeos daban por perdida para el GPN. Finalmente el GPN la ganó el día de las elecciones).
Park quiso ser la candidata de su Partido a las elecciones presidenciales de 2007. Realmente se lo había ganado a pulso. El Partido le agradeció sus esfuerzos escogiendo como candidato a Lee Myung-bak. Aun así, Park colaboró en la campaña para las presidenciales. Lee salió elegido y nuevamente Park pudo constatar que lo que es el agradecimiento en la política: Lee se dedicó a purgar las listas del Partido para las legislativas de 2008 de partidarios de Park y procuró además que no tuviesen presencia en el Ejecutivo.
El mandato de Lee ha sido impopular, por decirlo de alguna manera. No sólo es que bastantes de sus políticas hayan sido contestadas por la ciudadanía, sino que los escándalos de corrupción han menudeado, salpicándole. El GPN miró hacia otro lado mientras Lee hacía y deshacía, hasta que llegaron las elecciones a la alcaldía de Seúl del 26 de octubre de 2011. El GPN presentó una candidata glamorosa, Na Kyung-won, a la que derrotó en toda la línea Park Won-soon, cuya principal baza era que se trataba del candidato anti-establishment. Perder en Seúl no es poca cosa: allí se concentra el 20% de la población del país (el 50% si contamos el Gran Seúl).
Tras la derrota se encendieron las alarmas en el GNP, ¿y qué hicieron? Volver a llamar a Park Geun-hye a la que ya se le estaba poniendo cara de apagafuegos. El partido celebró una reunión de emergencia en la que cambió su nombre por el de Saenuri, que significa “Nueva Frontera”. Según iban yendo los sondeos no tenía sentido seguir llamándolo “Gran Partido”. La otra decisión de calado que tomaron fue convertir a Park en la nueva líder del Partido.
Nuevamente, el fenómeno Park obró milagros. El Saenuri ganó las elecciones legislativas del pasado abril contra todo pronóstico y logró mantener su mayoría absoluta. Aparte de su valía personal, el ostracismo al que Lee les condenó a ella y a sus partidarios, resultó una bendición disfrazada. Pudieron concurrir a las elecciones distanciados de todos los escándalos que han afectado a Lee y a su entorno.
Cuando el pasado 20 de agosto el Saenuri celebró su convención nacional, ya no tuvo ninguna duda: por un 84% de los votos designó a Park Geun-hye como su candidata a las presidenciales de diciembre. Se lo merece.

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