Revista Cine

La hora de todos

Publicado el 17 octubre 2023 por Jesuscortes
LA HORA DE TODOSUn gozoso rebrote, por muy pocos años extemporáneo, del cine de Luis Buñuel y mucho más tardío respecto a varios de los declarados o soterrados maestros del de Calanda, sobre todo Alfred Hitchcock, Tod Browning y Fritz Lang, supone "El corazón de la noche" dirigida por el mexicano Jaime Humberto Hermosillo en 1983.

En estos primeros años de la década de los ochenta, tan identificados con la confluencia de varias de las mejores generaciones de cineastas aclamados por ser creadores de situaciones y mundos tan extraños como fascinantes, es divertido pensar que sea un film de un cineasta tan ajeno a toda presencia rectora en el cine de los demás, de uno que nunca ha contado para nadie en realidad, como Hermosillo el que se lleve al gato al agua

El simple hecho de que pueda ser "El corazón de la noche" una obra tan o más alucinante e inverosímilmente exacta que las de David Cronenberg, David Lynch, John Landis, Lucio Fulci, Dario Argento, Lamberto Bava, Larry Cohen, Noboru Tanaka, Ridley Scott, Brian de Palma, Steven Spielberg, John Carpenter, Tommy Lee Wallace, Jean-Claude Brisseau, Raoul Ruiz, Paul Vecchiali o Wim Wenders es ya un triunfo considerable.

No quiero decir con esto que sea mejor que las películas que todos ellos filmaron en la difusa frontera del thriller y el fantástico, ni siquiera que yo la prefiera, pero sí que me asombra más, que me es más difícil de creer que pueda existir, que me congratula más su desafiante rigor espacial y narrativo, que verla desplegarse ante mis sentidos me produce mayor placer e incluso pienso que debiera servir como test, obligatorio, no sé muy bien para qué, para saber que uno habla de lo mismo que los demás cuando expresa algo, supongo, para ordenar o reducir el desconcierto inherente a esta azarosa manía de escribir y hablar sobre cine.

LA HORA DE TODOS
Como un exiliado en su propio país, Jaime Humberto Hermosillo fue odiado por buena parte de sus compatriotas no sé si debido a lo impermeable que se mostró a modas y corrientes, si por ser un solitario desde finales de los 60, por no esconder su homosexualidad... el caso es que fue visto como un incómodo heterodoxo, un provocador, cuando en realidad se trataba de un hombre tímido y modesto según cuantos le conocieron. Hablar claro a veces es más insoportable que gritar.  Si al menos se hubiese hecho a un lado y hubiese vivido revendiendo alguno de sus presuntos cachibaches, si se hubiese quedado armando en un rincón sus mecanos con toda probabilidad chirriantes y se hubiese olvidado de tratar de ser un artista cabal, hubiese sido tolerado. Pero Hermosillo tenía talento y de cuando en cuando demostraba que era capaz de filmar algunas  películas inimaginables para los necios que le negaron el pan y la sal. Entre autores fieles a sí mismos y fieles al cinematógrafo, prefiero sin dudarlo a los segundos, porque al menos no tienen excusas. Hermosillo nunca las buscó. Más de ciento veinte años contemplan a cualquier cineasta, décadas y más décadas llenas de hitos, de logros excepcionales, fuera de todo orden, cuando nadie esperaba nada, en contra de los más exquisitos prejuicios. 
 
LA HORA DE TODOS
"El corazón de la noche" es simplemente o nada menos que un film que responde las preguntas del plano anterior en el siguiente, sin acentos estilísticos de ninguna clase, una película ácrata y al mismo tiempo ávida de justicia, con una muy patente debilidad canónica, el escaso carácter del protagonista, una falta de personalidad tal vez imprescindible para edificarlo porque hábilmente su creador buscó contrapesos, algunos muy germánicos como la iluminación - de Gabriel Figueroa - y la arquitectura, severa y laberíntica de planos interiores o exteriores y otros que no necesitaba importar: la enigmática belleza de la actriz Marcela Camacho y a Pedro Armendáriz Jr.  Imagino a Hermosillo acribillando a preguntas a este último sobre "Fort Apache" o cualquiera de las tres películas que el padre interpretó para John Ford, su director favorito - un orgullo que le perjudicó en su época de estudiante, cuando lo tachaban de reaccionario -, mientras trataba de convencerlo para que tomase parte en este guion perfecto sobre un argumento perfectamente descabellado de José de la Colina, este increíble film noir erótico, este bastardo que es difícil saber si es más hijo de "Viridiana" que de "Tristana", de "Ministry of fear" o de "M".Desde el arranque, con me parece que un claro influjo del comienzo de la novela "Sobre héroes y tumbas" de Ernesto Sábato y hasta el final, que salta atrás en el tiempo, hasta los albores del cine sonoro, hasta "Freaks", reverberan mil detalles de puesta en escena. Así, cuando escapan estos anónimos amantes y van a casa de un amigo de él - tras una inaudita colección de planos de ellos dos desnudos huyendo por ventanas, azoteas y parkings subterráneos -, al igual que cuando van a parar a casa de su madre como último recurso o en todo el sorprendente tramo final, los detalles de puesta en escena integran, como relámpagos, toda esa extrañeza: el cubo de ponche ardiendo en la fiesta de cumpleaños, un cenicero humeante que delata la rápida huida de quien iba a acogerles, la madre con el cabello rapado, como en "The naked kiss" (y hay más cosas que traen a la memoria el cine de Sam Fuller), descubierta por el hijo, la grúa, el linchamiento y el postrero sacrificio. Gran banda sonora, la ultima que compuso para él, de Joaquín Gutiérrez Heras.

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