La importancia de los valores

Retomando la relevancia clínica de las nuevas orientaciones teóricas en psicología (ACT), hoy os traigo una nueva reflexión acerca de nuestra a veces encarnizada lucha por sentirnos bien y de la demostrada escasa eficacia que este estilo de afrontamiento genera.

Como ya comentábamos anteriormente cuando hablamos acerca de la evitación experiencial, muchas veces la causa de nuestro sufrimiento se encuentra precisamente en no estar dispuestos a experimentarlo. Es decir, nuestro afán por tratar de ser verdaderas máquinas en lugar de asumir que ocasional y temporalmente es normal que nos sintamos mal, acaba por perpetuar un malestar que es bastante más humano de lo que a veces pensamos.

Por lo tanto, y refiriéndonos siempre a estudios recientes de avalada eficacia, una interesante y práctica manera de vivir no estaría centrada en eliminar nuestros síntomas (ansiedad, pensamientos obsesivos, recuerdos traumáticos, etc) haciendo más grande nuestra goma de borrar, sino más bien se trataría de clarificar aquellos valores vitales que para nosotros son importantes y caminar en dirección a ellos aún a pesar de experimentar a veces las citadas sensaciones o pensamientos.

Lo cierto es que este innovador planteamiento rompe esquemas que se han forjado durante mucho tiempo, pues existen innumerables técnicas y procedimientos para combatir la ansiedad o la depresión, ejercicios para evitar pensamientos o prácticas para desarrollar ese famoso "control mental" que supuestamente nos dará la felicidad.