Y Tomás la quiere, también, en teoría. Porque para mí la teoría del amor dice que en la práctica la infidelidad no es un síntoma de querer, pero oye, cada quien sabrá. Y en medio de los sinsabores de esta relación, está Sabina. Una artista bohemia, de alma libre y corazón dadivoso, que se acuesta con Tomás. Y después, al otro lado de la cama de Sabina, está Franz. Casado, con una hija, idealista y enemigo de las responsabilidades.
Cuando hago reseñas de libros, muchos me comentáis que vuestras listas de pendientes no paran de crecer por mi culpa. Bueno, despreocuparos, porque en esta ocasión no será así. No, no es que vaya a hacer un juego de palabras fácil por lo de insoportable, puesto que esta lectura no me resultó tal. Sí me ha decepcionado en muchos sentidos, ya que me da rabia la falta de amor propio de Teresa, el egoísmo de Tomás, la desconsideración de Sabina, el idealismo disparatado de Franz. Pero también me ha gustado por la belleza de la narración, por la presencia de lo onírico, por lo realista de muchas situaciones y reflexiones que el autor checo Milan Kundera deja plasmadas en este libro donde hay espacio para lo sociopolítico y para la descripción de unas tumlutosas relaciones humanas en medio del ambiente de crispación que precedió a la Primavera de Praga.
Así que si me preguntáis por el tema central de esta obra, no podría daros una única respuesta. Porque, al final, La insoportable levedad del ser no es solo una novela de amor. Es una historia sobre Historia, sobre conflictos bélicos y personales, sobre la vida, las relaciones familiares e incluso los animales con fragmentos memorables ante los que te dan ganas de aplaudir. El problema del libro, en mi opinión, es que a Kundera se le fue la mano con las dosis de filosofía al crear esta amalgama de todo y de nada. Ya se sabe que al filosofar hay que tener cuidado, puesto que se puede caer en el absurdo y la pretensión, y al final, el que mucho abarca, poco aprieta...
Perdón, me acabo de dar cuenta de que he cometido un error de contradicción, afirmando que esta no solo era una historia de amor. Siento discrepar con Teresa, Tomás, Sabina, Franz y puede que con muchos lectores que conozcan la novela, pero lo que había entre ellos no era más que una complicada y enmarañada red de desdichas voluntarias. De amor, nada.