Revista Cultura y Ocio
Desde que terminé mi carrera (Licenciatura en Traducción e Interpretación) he pasado más tiempo buscando trabajo que trabajando. He hecho muchísimas entrevistas, enviado currículums, participado en muchos procesos de selección. La mayoría de las veces sin final feliz. Había hecho cursos de búsqueda de empleo, tenía un currículum muy bien elaborado y atractivo visualmente, siempre iba impecable a las entrevistas, pero finalmente no resultaba seleccionada. ¿Cuál era el problema? ¿Por qué yo, una chica joven, licenciada, con idiomas y buena presencia no encontraba trabajo?
Buscando de lo que sea
Crisis económicas aparte, creo que uno de mis mayores errores era no tener un objetivo concreto. Todavía no sabía qué quería hacer profesionalmente con mi vida, así que me apuntaba a cualquier oferta de empleo en la que creía que podría encajar (secretaria, recepcionista, azafata de eventos, dependienta...) En mi ciudad tampoco había muchas más opciones, aquí el que tiene idiomas va a trabajar a los hoteles o hace oposiciones. Por aquel entonces pensaba que la docencia que no era lo mío, y aunque no lo descartaba seguí apuntándome a cualquier cosa. Puede ser que no me cogieran en esos puestos por la falta de experiencia, algo a lo que nos pasa a la gran mayoría de recién titulados. También puede que al presentarme a puestos inferiores a mi cualificación profesional, o al no saber lo que quería en la vida no daba lo mejor de mí en las entrevistas. Por supuesto que trabajar de dependienta no me hacía la más mínima ilusión y no era lo que esperaba para mi carrera, pero aún así me mostraba de lo más entusiasta en las entrevistas.Conseguí trabajar dos meses en un hotel como relaciones públicas cubriendo una baja. Ese trabajo no me gustaba demasiado y tenía unos turnos muy malos. También trabajé muchas veces como azafata de congresos, promotora de bebidas en pubs y discotecas... casi siempre de noche y aunque no estaba mal pagado eran cosas esporádicas, y claramente sin ningún futuro.
Intentos de trabajar como traductora
Yo era licenciada en traducción, sí. Pero no tenía mucha idea de cómo buscarme la vida para ser traductora profesional. No tenía ninguna especialización y no tenía experiencia. Por desgracia mi facultad ofrecía pocas prácticas para traductores, y cuándo había era para trabajar en un rent a car en alguna zona turística o prácticas de unos días como intérpretes. De estas últimas hice dos, pero fueron solo unos días. Así que busqué agencias de traducción (escasas) en mi isla y envié currículums. No me respondió ninguna, jamás. También envié a otras agencias de todo el mundo. Muchas pedían 5 años de experiencia y estar dados de alta como autónomos. Algunas incluso un máster en otra área de especialización (empresariales, derecho...) Yo no tenía ninguna de esas cosas, así que los formularios que me enviaban quedaban sin rellenar. Así que por esa parte no obtuve respuesta.Lo de darme de alta como autónomo era impensable, puesto que no tenía clientes ni ingresos, pero mientras no facturara cantidades importantes de dinero, podía trabajar sin darme de alta.No me rendí y me hice una web casera y me anuncié en Internet. También me di de alta (gratuita) en portales de traductores como Translator's Cafe y Proz. Gracias a mi página web conseguí algún cliente. También conseguí que me estafaran (pasarme un fin de semana traduciendo unos documentos que jamás me pagaron), que me ofrecieran lavados de dinero (tradúceme esto, luego te ingreso 6000$ en tu cuenta, te cobras la traducción y el resto lo devuelves a la cuenta xxxx), que me llamaran para poner mi anuncio en no se qué revista (paga 200 euros por el anuncio y te lloverán los clientes) y cosas por el estilo. También conseguí hacer traducciones para un portal de ocio en Internet. Eran traducciones inversas (de tu lengua materna a la lengua extranjera) sobre restaurantes y locales nocturnos de más o menos un párrafo de extensión que se pagaban a 4 euros cada una.
Conseguí realizar una prueba para una importante empresa de traducción audiovisual, Subbabel. Una de las pocas empresas de este sector con éxito de Canarias (o la única diría yo). Me hicieron una prueba que consistía en una traducción de un guión de una película (una parte, obviamente). Yo no tenía experiencia con guiones pero lo hice lo mejor que pude. Pasé la prueba e hice la entrevista con Jennifer Vela, una de las responsables de la empresa. Me dijo que mi prueba había sido de las mejores. Esto me halagó mucho la verdad. El siguiente paso era realizar un curso impartido por ellos mismos en el que te enseñaban técnicas de subtitulado y a utilizar el software. Fue un curso genial, que me mostró otro tipo de traducción que ni por asomo me enseñaron en la carrera. Al final hicimos otra prueba que nos tenían que devolver corregida. Pasaba el tiempo y no tenía noticias, así que me puse en contacto y me dijeron que ya formaba parta de su bolsa de empleo. Pero nunca recibí ningún encargo. No me explico por qué invirtieron su tiempo y esfuerzo en formar a traductores para luego no recurrir a ellos. Quizá fue solo mi caso, realmente no sé que pudo pasar.
Todo esto fue minando mi ánimo y mis energías y decidí seguir buscando otra cosa, algo más estable. Quizás tampoco fuera realmente lo mío. Cuando hice la carrera pensaba que sería muy cool trabajar en una empresa como traductora, pero eso no es tan fácil y menos en mi ciudad. Realmente no me planteaba trabajar desde casa como autónoma, que es realmente lo que hacen la mayoría de los traductores.
La verdad es que estaba todo mal planteado desde el principio. Primero, no seguí formándome como traductora, no hice ningún máster ni me especialicé en nada. Segundo, no busqué prácticas en el extranjero ni me fui introduciendo en el mundillo. Tercero, no seguí insistiendo con Subbabel. El problema seguía siendo que no tenía las cosas claras, y hasta que no lo supiera no iba a llegar a ningún sitio.
Continuará...