Revista Cultura y Ocio

La isla de Arturo – Elsa Morante

Publicado el 11 octubre 2019 por Imosver

La novela que mencionamos hoy, "La isla de Arturo", ya tiene varias décadas desde la primera vez que vio la luz. En su momento, fue considerada como una de las mejores novelas eróticas escritas en el pasado siglo.

Dentro de ella, la autora nos narra ese inolvidable camino que todas las persona recorremos, desde la infancia hacia la adultez. Solo que en este caso, se centra en un protagonista. Un niño que poco a poco, va perdiendo la inocencia, incrementa la fantasía, imaginación y sueños, mientras que experimenta sentimientos contrapuestos en el transcurrir de este paso.

La isla de Arturo – Elsa Morante
El escenario es una isla ficticia y unos de sus puntos fuertes, es la manera en la que se exponen las emociones humanas dentro de este libro. Cabe mencionar la manera en que la autora consigue encajar, el contexto histórico dentro del conflicto fascista en Italia.

Una historia que se puede considerar emocionante, de un niño que crece sin una figura femenina y ve como su vida se determina de una manera específica, justo en el momento en el que aparece una mujer con la que podría generar lazos fuertes.

La historia de un chico que tiene que aprender a amar, sin saber aún cuáles son las coordenadas del amor. Quizá la mejor novela erótica del siglo XX, en el sentido más amplio y literario de la palabra. "Sus secretos le pertenecían solo a él. A sus silencios, sus alegrías, sus desprecios, sus tormentos nunca les busqué explicación. Para mí eran como sacramentos..."El hombre se llama Wilhelm; camina ensimismado y su hijo Arturo le sigue como una sombra, atento a cada movimiento de su héroe, de quien imagina aventuras y proezas sin fin. Los dos viven en un antiguo convento, un caserón algo apartado del pueblo, donde antes se oían rezos y ahora reinan el silencio y la suciedad. El padre se ausenta a menudo sin dar razones, y Arturo crece rodeado solo de libros y malas hierbas, hasta que de repente aparece Nunziata, la nueva esposa, y entre los dos se crea una complicidad extraña, casi a espaldas de Wilhelm, que es padre y marido, pero vive en la cuerda floja, con la mirada puesta más allá de la isla de Prócida, más allá de Nápoles y del aire tosco que lo rodea. Solo el mar sabe qué piensa y siente ese hombre de cabeza rubia, labios orgullosos y ojos duros; solo el mar y Arturo, que un atardecer descubre a su padre cantando una canción de amor delante de los ventanucos de una cárcel. Su voz es áspera y desentonada, pero en esa canción de cuatro versos está la clave de una de las novelas más sensuales del siglo XX y el talento de una gran maestra que con esta novela ganó el Premio Strega en 1957. "El amor verdadero es así: no busca provecho ni atiende a razones, y no se somete a ningún poder que no sea la disposición de los humanos."

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