Para leer La Lentitud hay que estar en un día de los de leer, porque no es una de las obras más fáciles de Milan Kundera quien, ya mayor cuando la escribió (por cierto: lo hizo en francés, no en su idioma natal), la convirtió en uno de los máximos exponentes de ese amor que tiene por las coincidencias espaciotemporales, en un ensayo sobre el tiempo del que está obsesionado el checo. No es fácil, no, pero si se lee en el momento correcto podremos descubrir que es una breve pero bella descripción de la importancia de disfrutar de cada tiempo y cada momento, de disfrutar de la ociosidad frente a un mundo obsesionado por las prisas y por dejar atrás el pasado.
La Lentitud se desarrolla en un mismo espacio -un viejo castillo reconvertido en hotel-, pero en tres tiempos diferentes. El primer tiempo es la actualidad, de la mano de un matrimonio que se aloja, de paso, en el hotel, y que nos sirve para enlazar las otras dos historias principales. El segundo se desarrolla a finales del siglo XVIII y tiene como protagonistas a la hombreriega Madame de T y su joven amante, que viven una noche de pasión en el castillo. Son los protagonistas de Point de Lendemain, la obra que escribió Vivant Denon en 1777 (para leerla en su versión original, nada más fácil como hacer click aquí, en proyecto Gutenberg). Finalmente, el hotel es testigo del desarrollo de un congreso de entomólogos a principios de los 90 al que asiste un científico checoslovaco recién restituido como profesor universitario tras la caída del régimen soviético en su país, para contemplar atónito lo fugaz, lo ardiente y lo patético de las pasiones de sus compañeros, procedentes de países con sistemas capitalistas cuya forma de observar el mundo es diametralmente opuesta a la suya.
Todas estas historias se enlazan entre sí por medio de las pasiones del ser humano, de los engaños y decepciones que generan o por las cuales son generadas, de la desesperación por vivir esos placeres y correr en el tiempo, correr más allá de donde todos nos vean, huir de la Historia, de nosotros mismos. La Lentitud es, sin duda, una obra para reflexionar y replantearnos nuestra forma de ver la vida.
Milan Kundera
La Lentitud (1995)Título original:La lenteur
Lo compré en Cervantes por 7,95€ (un autorregalín de navidades)
Mi nota: 7/10