A veces los libros llegan a transmitir demasiado. No sólo se encargan de hacernos ver que ese tomo entierra una historia no contada antes. A veces, afortunadamente, están ahí para hablarnos de algo más. El frío se cala en el cuerpo bajo el título de La lluvia amarilla. El frío y el paisaje de Ainielle perfilado con la ávida pluma de Julio Llamazares.
El lugar de donde partimos dice mucho de nosotros. La lluvia amarilla habla principalmente de eso, del lugar del que se parte y el lugar que dejamos. Con una frase cultivada y sincera, donde la voz del narrador se mete en nuestro cerebro a cualquier hora. Julio Llamazares trata de hacer un homenaje al lugar del que partió tiempo atrás: Vegamián (León). A pocos les puede sonar el nombre de este pequeño pueblo ya desaparecido. El autor aprovecha esa espina clavada a su lugar de origen para retratar la vida de unos personajes en otro pueblo desaparecido, Ainielle.
Llamazares narra la historia de los últimos habitantes del pueblo, Andrés y Sabina. En realidad, el autor utiliza el monólogo desde la figura de Andrés para contarnos no sólo lo que sucede en esos últimos días de vida en el pueblo, también repara en esbozar a través de la memoria del personaje el recuerdo de días alegres y oscuros. Es sorprendente el manejo en la construcción de Andrés, su evolución y su aproximación a uno de los momentos más importantes de la vida: su ocaso. El delirio, la locura, el miedo o la soledad se sientan a la mesa en este libro junto con el paisaje del pueblo localizado en el Pirineo aragonés, concretamente en la zona de Sobrepuerto.
Es un libro para deleitar a un lector empedernido, que no busca lo extraordinario y el elemento sorpresa. Llamazares planta las cartas sobre la mesa porque el final no tiene intrigas. En este libro el autor coloca lo anecdótico a la altura de lo sobrenatural y hace de lo cotidiano digno de un relato bien construido aunque pesimista.
La única desventaja del libro es que en momentos puede atrapar al lector en un bucle del que es difícil de escapar. Por momentos algunas situaciones se ralentizan o permanecen en el tiempo y lo hacen un poco menos brillante. Sin embargo, no hay duda de que los lectores que se han enfrentado a él no han tardado en darse cuenta de que es poco menos que un diamante en bruto. Una joya que reflexiona en clave universal sobre los últimos momentos de la vida.
El éxito del libro ha sido tal que muchos lectores curiosos han acudido en excursión a visitar el lugar en el que está inspirada esta novela junto a Julio Llamazares. Más información en el siguiente link:
http://www.heraldo.es/noticias/cultura/llamazares_regresa_ainielle.html