La maestría en relaciones

Por Bernardo Villar

La vida del ser humano ocurre entre otros seres humanos. El ser humano es un ser en compañía. Mucho de su éxito o fallo radica en su habilidad de relacionarse efectivamente con otros seres humanos.

Tus resultados actuales en cada ámbito de tu vida está directamente relacionado con tu capacidad de crear relaciones que funcionen. ¿tienes la relación que quieres con tu pareja? ¿Con tus padres? ¿Con tus hijos?¿con tus amigos? ¿Con tus compañeros de trabajo?¿Con tu jefe?¿Con tus clientes? ¿Cómo te relacionas con la gente que en este momento no forma parte de tu vida directamente? ¿Con la cajera del super mercado? ¿Los policías? ¿Con quienes te sirven con su trabajo?

Si tus relaciones en cualquiera de los ámbitos de tu vida no te satisfacen, pregúntate quién estás siendo para que ahora esas relaciones ahora sean como son y quién requerirías ser para que fueran de otro modo. ¿Cómo puedes ser tú la causa de una relación que te satisfaga con esa o esas personas.

¿Tus relaciones te satisfacen? ¡Fantástico! Tal vez venga siendo tiempo de llevarlas al siguiente nivel.

Eso es enrolamiento: el arte de relacionarse efectivamente con los demás en una dinámica en la que causas inspiración en otros y otros causan inspiración en ti. Aprender a ser un maestro enrolador es aprender a generar las relaciones más efectivas que se pueden tener, es aprender a relacionarte de tal modo que todo el mundo se abra a ti y tu estés al mismo tiempo abierto al mundo.

Ser un maestro en enrolamiento implica tomar el riesgo de crear relaciones íntimas con la gente de tu vida, es aprender a mostrarse vulnerable sin miedo a ser herido, es dejar a un lado la imagen y la importancia personal de tal modo que no haya nada que se interponga entre tú y otro ser humano. Es jugar un juego de ida y vuelta en el que no eres tú el centro del universo, un juego en el que nadie pierde porque todos ganan.

Un maestro enrolador es una persona que no tiene límites en lo que puede lograr.