Revista Ilustración
Hace unas semanas, recibí este extraño poemario, La Maleta, de Antonio de Egipto. No conocía a su autor más que por las señas, cortas y explícitas, de quien me regaló este libro: Adolfo Belmonte Rueda. Un señor, un amante de la cultura y, por encima de todo, un extraordinario lector de poesía. Me he devorado el libro de una tacada, claro, no es para menos, se trata de un viaje interior, a través de poesía de ficción e hiperrealidad, se trata de una colección de poemas de búsqueda, de hallazgo, pero con un denominador común, la intención de superar la poesía como concepto clásico, adelantándolo, pasando a una escritura que mezcla personajes, reflexiones y acordes de la vida cotidiana. Un pequeño experimento, cuya edición es extraordinaria y que, además, se nutre de otras disciplinas artísticas para construir el universo de La Maleta. Antonio de Egipto se hace acompañar de una banda de músicos para elaborar su discurso, para radicalizar su propuesta, apurando los versos, conjugando las voces y la música. Si hay algo que me entusiasma de este proyecto, además de la poética y de la edición, es su apuesta por la transmutación de disciplinas, por el intento de conjugar la poesía como forma musical, llevando el recitado a escenarios nuevos, reservados antes para los actores y las charangas. Antonio de Egipto trae ideas y revoluciones, personales, poéticas, lingüísticas, artísticas... y hacen falta muchas microrrevoluciones en la poesía española para que se ventile el viejo antro de las letras hispánicas. Más información del proyecto La Maleta.