Revista Ciencia

La mente absorbente

Por Alguiendesdelatierra @ADLTblog
Un niño de 4 años está en un hospital, esperando a ser intervenido; la operación es sencilla pero requiere de anestesia general. Está entretenido con el ordenador, con sus juguetes, con los visitantes…desconoce el motivo de por qué se encuentra allí. Por el momento cree que es un juego, una visita esporádica, como cuando lo llevan al parque o a un centro comercial.La madre habla en la misma habitación con los familiares que acaban de llegar. Les comenta, por lo "bajini" (como si de un secreto de estado se tratase), que él no sabe nada de la operación, que está tranquilo. En ese preciso momento la expresión del niño cambia, pasa de estar centrado en el juego de la computadora a mirar de reojo y a atender con desconfianza  a la conversación que mantienen los adultos. Él sabe que hablan de él y entiende perfectamente lo que dicen… pero nadie se da cuenta.Abandonan la estancia la madre y alguno de los visitantes… sigue quedando gente a su lado. Aprovecha  la ausencia de los padres, levanta la cabeza hacia uno de los presentes y pregunta con temeridad:  “¿me puedo bajar de la cama? Sí (le contestan, quiere asegurarse de que no está del todo retenido)… y ¿puedo salir de la habitación?”, sale al pasillo y se calma algo pero sigue sin estar tranquilo como antes.
Otro dia cualquiera, la familia cena mientras el niño está concentrado en los dibujos que emiten por la TV. Sus padres comentan al resto de la familia, de forma anecdótica, una pregunta o frase que les ha dicho esta mañana el hijo. Todos se rien y algunos asienten “ pobre, el que sabe”.No aleja la mirada de Bob Esponja, pero su expresión, de esta vez, también cambia de una sonrisa a una cara de enfazo, frunce el ceño y corre a pegar a la gente que se está riendo. Es consciente de que se rien de él; se siente algo ridiculizado y ofendido.
Mucha gente comete el error de hablarle a los niños de forma simplona, con vocabulario vago o simplemente hablan de ellos cuando están al lado, pensando que no se van a enterar de nada, o que, por el simple hecho de tener menos edad no se van a sentir afectados negativamente por los comentarios. Esto, que parece una tontería, prolongado en el tiempo, puede dar lugar a la desconfianza entre adolescentes y padres…es el típico “que no les tomen en serio” o “que les traten como a críos”. Si desde el principio, se trata de ver a ese niño como a una persona adulta más, esto se evitaría y probablemenbte se ampliaría mucho más el ámbito de diálogo entre unos y otros.La mente absorbente
 Los niños son como esponjas limpias… que van absorbiendo todo cuanto ven a su alrededor, y este tipo de situaciones les influyen.De hecho, aunque los tratemos como ingenuos o como si les resultase más difícil entender todo que a nosotros, ellos perciben muchas más cosas que los adultos y tienen una mente mas abierta y despierta ante cualquier tipo de estímulo. A una edad temprana no están condicionados por nada ni por nadie, aunque cada vez antes se les introduce en el sistema actual (porque aunque parezcan inofensivos Bob Esponja y su amiga Dora, han hecho mucho daño).

El cerebro de un feto produce aproximadamente el doble de neuronas de lo que podría necesitar. Al nacer, tenemos aproximadamente 100 billones, y este número permanece más o menos estable durante los tres primeros años. En esta etapa de la vida el cerebro todavía está inconcluso, ya que la mayoría de las neuronas todavía no han establecido conexión. Este proceso es el más importante, ya que las vías neuronales formadas durante los primeros años de vida determinan la forma en la que aprendemos, pensamos y actuamos de adultos.La mente absorbenteHay gente que incluso cree que los niños perciben “presencias” que los adultos no podemos ver. Y de ahí deducen lo de los amigos imaginarios. Teorizan, que al tener en esa etapa una cantidad mucho superior de neuronas que un adulto, podrían sentir, ver y oír cosas que los mayores no percibimos. La sinapsis es la unión intercelular entre neuronas, es en esos contactos en los que se lleva a cabo la transmisión del impulso nervioso. Sólo durante los primeros tres años de vida, en el cerebro se forman el doble de sinapsis de lo que va a requerir en toda tu vida.  Con el paso de la niñez a la adolescencia comienzan a perderse la mitad de esas sinapsis, y en esa selección permanecen unas u otras según las experiencias vividas durante esa etapa. 

La mente absorbente
Fraser Mustard (presidente y catedrático del Instituto Canadiense para la Investigación Avanzada) explica:  “Al actuar un estímulo ambiental las sinapsis que son necesarias para recibirlos, almacenan esa señal química. La repetida activación aumenta la fortaleza de esa señal, es a partir de ese momento que el sistema nervioso queda estructurado hasta la adultez”, y como se deduce, las relaciones interneuronales menos usadas son eliminadas.En este proceso podrían formarse parte de las aptitudes futuras, de los intereses.De este modo surge la duda, ¿Cuál es la herencia genética real por parte de nuestros padres? ¿Heredamos en un aspecto puramente físico y molecular o también se transmiten partes de la esencia de cada individuo?Es habitual encontrar gestos o  reacciones comunes entre los niños y sus padres…el típico “Mira, en ese gesto es clavadito a su padre” o “ heredó las mismas manías que su madre”…pero ¿realmente es heredado o son actos repetitivos que hemos absorbido en esa etapa crucial y los cuales hemos hecho propios? ¿Son meras costumbres inducidas o es herencia genética?De no ser heredadas, significaría que al nacer somos envases totalmente vacíos y que independientemente de que descendamos de individuos con actitud delictiva o artística, si crecemos rodeados de personas totalmente distintas a nuestros padres biológicos, lo único que se mantendría como enlace respecto a nuestros antecesores serían cuestiones físicas.
Entonces, ¿nacemos configurados o nos configuramos a lo largo de la vida? ¿O quizás sea una mezcla de ambas opciones?

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