Revista Opinión

La moral sexual y la sociedad

Publicado el 15 octubre 2021 por Franky
La moralidad sexual es extraordinariamente importante. Es la tesis que defiende en su artículo Vanlop, colaborador de este blog Voto en Blanco, que publicamos hoy para enriquecer el intelecto y la libertad de los lectores. —- LA MORAL SEXUAL Y LA SOCIEDAD Hace un tiempo leí un artículo titulado: Por qué la moralidad sexual podría ser mucho más importante de lo que usted piensa y se me ocurrió que podría ser interesante escribir una especie de reseña para que reflexionemos en el blog.

El artículo incluye un enlace a un libro de antropología, pero se trata de un libro fotografiado y por tanto no se puede pasar el traductor, pero aquellos que saben inglés podrán leerlo sin dificultad.

Tenemos la creencia que la sociedad marcha por un lado y la moral sexual por otro, tal vez sólo sea propaganda de los que quieren una sociedad relajada, el libro demuestra que van juntas. La tesis es que en las sociedades con moral sexual estricta, la creatividad y el desarrollo social alcanzan las mayores cotas, mientras que en las sociedades con moral sexual relajada, se acaba produciendo el colapso, bien un colapso interno que deja a la sociedad completamente destruida o externo por la invasión de un pueblo que tiene una moral sexual estricta.

Está claro que el instinto reproductor es tal vez el más fuerte, en algunos casos más, incluso, que el de conservación. Conocemos suficientes casos de gente que ha perdido la cabeza, en sentido físico, por satisfacer unas necesidades. De modo que el sexo ha estado presente desde que aparecieron los primeros seres sexuados y también se da, de forma ilícita, en sociedades con moral estricta, la diferencia es que en las sociedades de moral estricta, eso se supone y en las otras se ve.

Todos los demás vicios se aceptan o se critican pero no suponen un deterioro social. Recuerdo que durante mi niñez era frecuente ver borrachos por la calle y se aceptaba aunque se considerara malo, o los ricos mostraban sus riquezas con buenos banquetes y salvo las envidias propias ante el caso, no afectaba a la sociedad en su conjunto.

En los 60, la moral sexual era restrictiva, no demasiado, pero bastante. Sin embargo, empezaron los primeros atisbos de lo que vendría después. Las madres cubrían a las hijas ante los padres, al parecer, querían que sus hijas disfrutaran lo que ella no pudieron. Esto, que era muy minoritario, se disparó a principios de los 70 y con la transición se generalizó.

Por supuesto, los novios siempre hicieron lo que pudieron, recuerdo que no entendía, cuando era adolescente, que los hombres dijeran que que no se casarían con una mujer que hubiera tenido novio. Pero como digo, era algo muy oculto y la moral pública iba por la continencia.

En los 80 y 90, la cosa se disparó y cambió la mentalidad. Los hombres reconocieron que las mujeres tenían tanto derecho como ellos a disfrutar y ya no miraban la vida pasada, es más, muchos las preferían con experiencia. Todo el mundo disfrutaba. Es la primera fase o primera generación que dice el artículo, se disfruta sin pagar las consecuencias. La sociedad sigue fuerte y creativa.

Hemos pasado la segunda y ya estamos en la tercera y ahora ya la libertad sexual no compensa el desastre social que tenemos, estamos en plena decadencia. Hay que tener en cuenta que los que mandan son hijos de la liberación social, así que su pensamiento va en ese sentido sin considerar los posibles problemas y mucho más teniendo en cuenta la colección de mediocres que existe en los distintos gobiernos europeos.

Mi conclusión es y la lanzo con la esperanza de abrir un buen debate, que la relajación sexual es la causante del cambio social. Cierto que esta relajación se da cuando el nivel de bienestar es alto, pero es la responsable de lo que viene después. En una sociedad restrictiva, los esfuerzos van a la creatividad, en lugar de ir al sexo.

El principal daño es la desestruración de la familia y dado que la familia es la base de la sociedad, aunque el marxismo cultural diga lo contrario, unas familias rotas, producen una sociedad rota. Y lo que empieza como reconocer lo que hay, es decir, que puesto que la gente mantiene relaciones como puede y no se debe caer en la hipocresía de negarlo, pues hagámoslo en público y no habrá hipocresía. Y es cierto, no hay hipocresía, pero las familias se destruyen y aunque antes los matrimonios se soportaban, generalmente lo hacían por el bien de los hijos y eso da mucha estabilidad a la sociedad. Ahora los hijos cuentan poco, lo importante es el bienestar personal y si con la pareja no se alcanza, se busca otra y los hijos que se busquen la vida.

vanlop


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