Fue la muerte más triste recordada en muchos años.
Fue triste y todavía hoy es recordada, como si no hubiera pasado el tiempo. El mono del olvido no puede con nosotros los utópicos, nosotros le recordamos y le evocamos como si fuera un genio, que lo era, un icono de la música en general, fuera música protesta o no.
Sus canciones nos tocan el corazón con acordes que parecen ángeles y que nos levantan el alma para, una vez abiertos de mente, indicarnos directrices de ineludible cumplimiento, si queremos llegar lejos en el necesario cambio de mentalidad.
Era en la época del genio, del maestro, y en esta, ahora, se avecina otro cambio de mentalidad, despacio, pero se siente, lo percibimos, ahora estamos más convencidos que antes, estamos más entrenados, más correctos en nuestros pasos y armas, las conocemos mejor, aprendimos la lección de nuestros antepasados.
Pero recordemos a nuestro mentor una vez más, atiendan antes de la revolución. He visto a un hombre predicar en el desierto por la paz, por un mundo mejor para el ser humano y morir por ellos, por nosotros. La muerte fue lenta, cruel, miserable, injusta, desacertada, él fue engañado por dinero, ajusticiado con esmero, asesinado sin consuelo. Sintió el azote en sus pieles, el insulto en su rostro, la venganza en su alma, el dolor en su pecho. El dolor de unos seres humanos que perdieron a un héroe.
El dolor de unos clavos, el clavo de la sin razón, el poder de acallar el grito del silencio, la mentira y su verdad cuando dio la espalda a la palabra y dio paso a la espada, a la bala de la época, al dolor de una madre, de una esposa, de una mujer, de una familia, de una congregación de gente hacia tu palabra, a tu religión, hacia el mundo prometido, el maná, la utopía, solo por el sonido del silencio, del tiempo que sigue avanzando sin él, del final de su palabra, del fin de un todo, del fin de uno, que fueron dos, en una época convulsa, una época ya antigua, dos formas de morir, que saben igual, pero solo una forma separarlos, de recordarles, con su palabra y su obra.
¿Por qué le asesinaron? ¿Era el poder de los monos triunfadores?
Hay monos semejantes a los pecados capitales, está el mono del Fanatismo, nos hace creer a ciegas en un artista, incluso basar la vida en sus enseñanzas, nos hace ir detrás de esa persona como si fuera un dios, o un semidiós, poseídos por el efecto del peor mono que existe, la Fe. Lennon era un héroe, quizá Mark David Chapman se sintió traicionado, sintió que no podía ayudarle, o se desengañó de ver que Lennon no era quien pensaba. Un niño rico que luchaba y trabajaba para dar conocimiento a la clase obrera. ¿Qué hombre rico hace eso hoy en día?
Solo hay que tener fe en uno mismo, no en alguien famoso, o en algo que no sabes si existe, parece sencillo pero no lo es. Dos de las muertes que más sacudieron a la humanidad, Lennon y Jesús, fueron por culpa del fanatismo y la fe que alguien profería en sus obras, creían que les hablábamos. Algo que parece absurdo, cuando cantamos, no le hablamos a alguien en concreto, no hay que ir más allá, es una locura. Los excesos de fe a menudo, provocan altercados y demostraciones de fe muy perjudiciales, extremas, peligrosas y mortales incluso. Creamos en nosotros mismos, y en nadie más.
Oían voces en su cabeza, las voces del pueblo, el ataque de los monos triunfadores, cambiaron su mentalidad, no volvieron a ser las mismas, para ataques contra el exceso de fe, sabiduría. Contra la falta de fe, amistad, realidad y confianza.
Esto es lo que debe comprender el ser humano para escuchar el silencio. Si cumples todas estas premisas para ser utópico, sabrás escuchar el sonido del silencio dentro de ti, escucha y aprende, imagina y crea lo que salga de tu interior. Entonces sabrás cual es tu arte, qué eres y cuanto vales.
Esa es la sabiduría suprema, la cual alcanzan los privilegiados de encontrar las respuestas adecuadas a las preguntas sin respuestas. Quizás por eso acabaron con sus vidas, ya habían tocado el cielo, era hora de vivir en él.
Cosa que no comparto en absoluto, debemos ser libres de pensamiento y obra, y nunca mejor dicho, Lennon sacó algunas canciones comprometidas, la mayoría refiriéndose a su, ahora viuda, Yoko Ono, y no creo que ella tuviera la culpa de nada, ni de la separación de The Beatles.
Permitidme partir una lanza a favor de la clase obrera, que para mí, Lennon y Jesús, son héroes. Que levantan todo trabajando. De eso hablaban No tiene sentido estas muertes, no es suficiente para matar a los héroes. Lennon sigue vivo en nuestros corazones, en su arte, en su figura de rebelde con sentido, en su viuda, en sus ojos que lloraron mares a su muerte. Lo siento su cuerpo ha muerto, pero Lennon es inmortal. Y Jesús también pero fuera de iglesias y negocios. Ahora son almas libres de todo eso.
Imagina que sigue vivo y una parte de ellos aparecerá a tu lado e inundará tu mente, con una laguna en donde puedes nadar y empaparte de sabiduría y paz, en un mundo sin necesidad, sin agobios, sin prisas, sin nadie a quien matar ni odiar, en un mundo lleno de soñadores, sí, no somos los únicos querido mortal, el mundo será libre y nos verás a todos compartiendo el mundo en Paz, como buenos hermanos.
Nutopía es nuestra.
Envenenados por el poder del mono de la envidia, ira, tristeza, tú también querías ver a The Beatles unidos para siempre, su muerte les unió aún más.
Liberaron la imaginación y provocaron que sus espíritus, inundaran nuestras almas, que nadara en esa laguna y nos cambiara el mundo, nos pintó el dolor de colores y nos dio algo en qué creer, en nosotros mismos, porque somos clase obrera. Abrid la mente, por nuestros hechos seremos recordados. Paz y Amor.