Revista Cine
La noche de los muertos vivientes (Night of the living dead, George A. Romero, 1968)
Publicado el 09 mayo 2013 por Juanjo85La génesis del horror moderno
Elogiable inauguración del horror moderno con esta pequeña obra de perfil bajo no, lo siguiente (se rodó sin apenas medios, en blanco y negro para abaratar costes y con unos actores totalmente insólitos en la gran pantalla), como en su día pudieran ser El halcón maltés (The Maltese falcon, John Huston, 1941) para el cine negro clásico, por ejemplo.
Parodiado, homenajeado y copiado hasta la saciedad y más allá, George A. Romero redefinió los cánones del terror e inició un filón que, tanto con sus propias secuelas- Zombi (Dawn of the dead, 1978, y con un espectacular remake llamado Amanecer de los muertos recomendable para todos los que no la hayan visto) y El día de los muertos (Day of the dead, 1985)- como con la moda que supuso, dentro del fantástico, el cine de zombies (palabra por cierto no empleada en ningún momento en la película) aún perdura a día de hoy. Su irrespirable atmósfera y trama (llena de sustos) es su mayor fuerza.
Inicialmente fue un lejano proyecto en la mente de Jacques Tourneur, responsable de, entre otras, la genial La mujer pantera (Cat people, 1942), pero que nunca pudo llevar a buen puerto. Así, Romero, quién sabe si tomando o no como base la historia de Tourneur, fue quien se llevó el gato al agua y la gloria imperecedera en la historia del cine, convirtiéndose en un cineasta seminal en el género fantástico moderno.
Sujeta a bastantes interpretaciones, sociales y políticas, cuanto menos ridículas, sobre las que no creo necesario abordar, y con una estética prácticamente documental (debido al carácter amateur de su realización, no por su intención puramente artística…) lo cierto es que el film destaca por ser un sencillo aunque brillante cuento de miedo con influencias de, sin ir más lejos en el tiempo Los pájaros (The birds, 1963) en su planteamiento, y adentrándonos más en el film en concreto, el asesinato de una madre a manos de su propia hija convertida en zombie, el cual nos revoca a la célebre escena de la ducha de Psicosis (Psycho,1960). Ambas dos, Los pájaros y Psicosis, huelga decirlo, realizadas por el maestro del suspense Alfred Hitchcock.
Así, con la estructura más clásica del cine, esto es, los tres actos heredados de Aristóteles (planteamiento- el cementerio-, nudo- el asedio a la casa- y desenlace- el tiroteo), claramente identificables, debe medirse el valor real de esta La noche de los muertos vivientes por la influencia posterior e impacto cultural que ha tenido, los cuales han sido enormes, y ya no sólo por sus secuelas o su temática, sino también atendiendo a la forma de hacer ese tipo de películas (de tan ínfimo presupuesto me refiero): así, hijas de esta obra de Romero pueden considerarse, por ejemplo, La matanza de Texas (The Texas chainsaw massacre, Tobe Hooper, 1974)- estimable remake en 2003, si no recuerdo mal- La última casa a la izquierda (The last house on the left, Wes Craven, 1972)- también con una estimable revisitación hace 3 o 4 años)- o Posesión infernal (Evil dead, Sam Raimi, 1981)- de reciente actualidad estos días gracias al estreno de su remake, el cual todavía no he visto.
En fin, cabe preguntarse qué sería del cine de terror norteamericano hoy en día (en Europa existía la Hammer, productora de mucho cine de terror de calidad) si no fuera por este independentísimo trabajo, el primero además, de Romero, y cuyo nombre ha acabado apareciendo, debido al prestigio que la película ha adquirido con el paso de los años, junto al título de la película, en un claro alarde (o delirio, según se quiera ver) autoral (Romero la dirigió y escribió) similar a lo que suele otro maestro del fantástico como John Carpenter, por ejemplo.Para terminar, decir que George A. Romero nunca ha vuelto a realizar algo tan apreciable como ésta La noche de los muertos vivientes, a pesar de que sus secuelas tenían bastantes puntos de interés.