Revista Cultura y Ocio

'La noche más oscura', de Ana Alcolea

Por Eltiramilla

La noche más oscura, de Ana Alcolea - Crítica literariaLibro independiente
Clasificación: Novela realista
Edición: Editorial Anaya, abril de 2011, 10’50 €
Valoración: 3’5 sobre 5

La madre de Valeria siempre busca lugares peculiares y alejados de la civilización para pasar sus vacaciones, intentando desconectar de su trabajo como psicóloga. Valeria suele acatar esos extraños destinos, pero el de este año es el colmo: un faro en un pequeñísimo islote de Noruega. Y es que la joven tiene hidrofobia, miedo al agua. Sin embargo, las vacaciones de este año no serán tan solitarias como siempre: William Nilsen y su padre, los descendientes del último farero, estarán siempre pendientes de proponer sugerentes planes a ambas mujeres. Por si fuera poco con esta compañía, el abuelo de William, muerto hace años, se le aparecerá a Valeria en sueños y ayudará a la joven a entender lo que ocurrió en aquel lugar y en un viejo almacén de la costa durante la ocupación nazi del país con ciento noventa y cinco presos rusos…

He de confesar que comencé esta novela con unas grandes expectativas: era la ganadora del Premio Anaya de Literatura Juvenil 2011, y en lo que va de año he tenido la oportunidad de deleitarme con las obras ganadoras de otros dos premios editoriales, El espíritu del último verano (Premio Edebé) y Pomelo y limón (Premio Gran Angular). Creía que la de Ana Alcolea se asemejaría a estas ganadoras, pero no ha sido así. La noche más oscura comienza de una forma suave que engancha al lector y le incita a seguir leyendo, con unos primeros capítulos repletos de detalles misteriosos que parecen presagiar una buena novela. Por una parte tenemos lo que viven Valeria y su madre en el faro y por otra, escenas que nos muestran lo que sucedía durante la Segunda Guerra Mundial tanto en el faro como en el almacén con el teniente Dubrowski, los presos rusos y Erlend Nilsen; todo aderezado con algunas subtramas que, a pesar de no tener excesiva importancia, ayudan a sumergir al lector en el universo de Alcolea. La mezcla es buena y atractiva, no se puede negar: unos sueños que captan rápido nuestra atención, pequeñas pinceladas de misterio, datos históricos verídicos de la ocupación nazi y el típico romance de verano entre dos jóvenes. Y si bien la novela no tiene mucha acción y es más reflexiva y misteriosa, el ritmo no resulta para nada lento y es bastante constante, cargado de escenas cotidianas muy breves pero intensas. Además, a todo ello se une la particularidad de que la protagonista es una joven asiática adoptada cuando era muy pequeña, lo que otorga un punto diferente y atípico a la historia. En conjunto se podría decir que el libro es bastante aceptable, sobre todo al compararlo con otros, siervos de las modas juveniles actuales, pero lo cierto es que me ha decepcionado precisamente porque no se trata de una publicación más, sino de la obra ganadora de un galardón literario. Creo firmemente que cualquier novela que gane un premio no debe ser sólo aceptable: ha de tener algún rasgo que la haga destacar por encima de las demás. En Pomelo y limón es su exquisito lenguaje y su completísimo argumento, adornado con material transmedia; en El espíritu del último verano son los intensos sentimientos que se narran y lo que estos desatan en el lector, que puede identificarse en una infinidad de matices. Pero en La noche más oscura yo no he visto nada de eso, ningún rasgo que sobresalga lo suficiente. Se sostiene sobre varios tópicos muy trillados sin que la autora prácticamente innove, exceptuando el rasgo de la procedencia china de la protagonista. Además, el argumento se vuelve previsible a partir de cierto momento, y algunas subtramas podrían haber dado mucho más juego, como la hidrofobia de

La noche más oscura, de Ana Alcolea - Crítica literaria
Valeria y su desencadenante. Aun así es de agradecer que todas esas subtramas, tengan importancia o no, hayan quedado cerradas al concluir la lectura.

En definitiva, considero que la que nos ocupa es un obra bastante correcta dentro de la literatura juvenil actual, tanto en lenguaje como en argumento, pero que no llega a destacar lo suficiente como para merecer un premio literario. Eso sí, si obviamos ese pequeño detalle, estamos ante una novela lijera que puede disfrutarse tranquilamente y deja un sabor de boca muy dulce… y salado, como los besos recibidos cerca del mar.


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