Revista Deportes

La noche que Riquelme atajó un penal

Publicado el 03 abril 2013 por D10
En este fútbol de nuestro continente, el túnel de Amerika, o también llamado La Deep Web del deporte, hay acciones adventicias que los jugadores de experiencia han aprendido a manejar, y que nunca resultan más favorables que el mismo juego. Por ejemplo, toda la pantomima del árbitro con los lesionados, o la del arquero con los defensores, o la del entrenador con los cambios. Riquelme, es tan vanidoso, que ha inventado sus propias técnicas, por ejemplo, la de demorar ochenta años en patear un tiro libre. 

Supongo que el beneficio es desconcentrar al contrario, enervarlo hasta sacarlo de las casillas. La cuestión es que, por obtener un mínimo beneficio para Boca, como hiciera el recordado monstruo paraguayo José Luís Felix en Velez, Riquelme se gana el odio general. 


Pero la soberbia del |10| no termina ahí, porque ha aprendido a manipular a los árbitros del modo más perverso posible: Con la verdad. Como se ve a continuación, Riquelme acepta los justos cargos imputados a Pérez, para adquirir el derecho de pedir una falta más tarde. Esta actitud es muy de Pekerman, la palabra tendrá mayor peso en el árbitro cuando menos se protestara y cuando mejor conducta tuviera el jugador. 


Más allá de los beneficios que el blabeo de Riquelme le suministrara a Boca, habrá muchos detalles que se nos escapan, por ejemplo, el siguiente.

Como si el mundial 2006 le hubiese dejado a Román alguna enseñanza, mientras Alonso se prepara para patear el penal, el |10| se acerca y le dice a Orión algo como: "No hay dos sin tres", refiriéndose a los penales atajados por Orión no hace mucho. O tal vez dice: "Al palo dos", tratando de poner en duda al pateador. 

Por esas casualidades del fútbol, la pelota salió por arriba del travesaño y, por el gusto de irritar a los contras del |10|, podemos decir que Román, sin tocar la pelota, atajó el penal.

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                                 | Boca vs. Barcelona |

Ya llega el Barcelona, sin Iniesta, sin Xavi, sin Piqué, sin Busquets, y sin Messi, aún es un rival de riesgo, especialmente porque a Boca le sobran dificultades como las lesiones de Erbes y de Ribair, más las dolencias de Ervitti, la suspensión de Pérez, y la inclusión de Zoomoza a quien los hinchas tienen entre ceja y ceja aunque supongo que esta vez habrán de apoyarlo con cánticos del estilo de "Zoomoozaa, Zoomoozaa" ya que es el único que tiene Bianchi a disposición para armar el equipo cuyos titulares serían:
OriónSosa, Caruzzo, Burdisso, ClementeLedesma
Somoza, ErvittiMartínez, Blandi, y Román.
En realidad, es difícil saber con qué ojo juzgarán a Boca ya que muchos cambian de argumento según la conveniencia. Los mismos que dijeron que Boca había jugado mal contra Nacional en la bombonera, dicen que Independiente jugó muy bien el domingo contra Boca, siendo que el dominio del rojo y las situaciones de gol con las que contó fueron similares a lo que generó Boca en aquel partido contra Nacional. En fin, tan débiles los analistas del fútbol argentino que son incapaces de sostener una idea por más de una semana.
Por otra parte, habrá que observar el nivel de Ledesma que apenas está volviendo de la inactividad y que tal vez termina colaborando con el innovador Niembro en utilizar a Ervitti de ocho para incluir al reaparecido Sánchez. En dicho puesto, Boca todavía espera la recuperación de Diego Rivero, uno de los tres burritos de Boca, y podría contar con Guillermo Fernández quien aparentemente no está teniendo buenos rendimientos.
Sin embargo, descreo de que los problemas de Boca pudieran solucionarse tan fácilmente como cambiando nombres, además, tiene la mitad del plantel lesionado, otros que nunca han podido demostrar gran nivel futbolístico, y un buen número de futbolistas jóvenes que aún se están adaptando a la primera. Este Boca aspira a jugar del modo en que se acostumbrara desde la llegada de Bianchi en finales de los 90 a estar en cuanta final hubiese en disputa, para lo que necesitará encontrar muy pronto jugadores que cumplieran con esos requisitos.
Ya se verán cuántos pares son tres botas. Yo lo sabía pero me lo olvidé.

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