El mes pasado se estrenó en los cines españoles la película Carrie, dirigida por Kimberly Pierce, y que supone ya la tercera animación cinematográfica que tiene esta novela.
El libro de Carrie, de Stephen King , trata sobre una chica adolescente que sufre acoso escolar y descubre violentamente que posee poderes telequinéticos, motivo por el que es aún más motivo de burla de sus compañeros y profesores, además de ser torturada psicológicamente por su madre.
La película recientemente estrenada ha sabido aprovechar las nuevas tecnologías para darle al film un aspecto más moderno y actualizado que el que podía existir en la novela, utilizando elementos como por ejemplo las redes sociales, al hacer que las compañeras de Carrie la grabaran en vídeo en las duchas del colegio, mientras tenía su primer periodo, y posteriormente lo subieran a youtube, cosa impensable para la época en la que se basaba el libro, y que ahora hace que la historia se nos presente más cercana y actual.
La última adaptación de Carrie a la gran pantalla intentó ser más fiel al libro que las dos anteriores, pero el resultado no ha sido para nada el que se esperaba. Tuvo una gran promoción pre-estreno, y consiguió crear expectación entre el target a la que estaba dirigida, pero no ha acabado teniendo la aceptación esperada, ya que en ocasiones se tiende a la sobreactuación y teatralización de las escenas, y no da la sensación de que Carrie sea la niña tímida e introvertida que podemos ver en el libro de Stephen King. Además, el espectador no consigue establecer un vínculo con la protagonista, porque no se dan detalles sobre la vida o infancia de Carrie que inciten a conectar sentimentalmente con el personaje.
Gracias en parte a todo esto, Carrie no ha conseguido obtener la recaudación esperada ni una muy buena valoración por parte de críticos y espectadores, a pesar de ser la novela una de las más famosas de Stephen King, y tener ésta unas valoraciones más que notables.
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