Revista En Femenino

La otra cara del alquiler de vientres: costos emocionales de la mamá subrogante

Por Mamikanguro @MamiKanguro

Una de las últimas opciones que se contemplan para poder tener un hijo es el de costear un vientre de alquiler, también llamada gestación por sustitución, madre sustituta, maternidad intervenida o surrogate mather (madre subrogada). Se trata, básicamente, de un contrato privado firmado por dos partes en el que una mujer se compromete a gestar en su vientre a un niño, para otra mujer que por diferentes causas es incapaz de hacerlo, hasta el día de su alumbramiento cuando lo entregará por un precio determinado y sin derecho a filiación.

El alquiler de un útero se recomienda en todos aquellos casos donde se haya realizado una histerectomía, si se padece deformaciones congénitas en el útero o si te has sometido a multitud de Fecundaciones In Vitro y a Transferencia de Embriones de buena calidad sin haber logrado embarazarte.

Uno puede estar de acuerdo o no con esta forma de ser mamá. Yo no soy nadie para juzgar, tengo la bendición de tener hijos y de no haber pasado por ningún tratamiento para tenerlos. No puedo imaginarme el dolor de quién no puede concebir.  Hay religiones que se oponen a esta forma de gestación, otras voces claman por los niños abandonados y abogan por la adopción.  Lo que a mi me hace ruido es la otra cara: ¿qué pasa con esa mamá que alquila su vientre?

vientre

Se abre un debate en el que confrontan convicciones religiosas, límites bioéticos y necesidades emocionales de una parte y económicas de otras. Discuten sobre la aceptación de la maternidad como negocio y la consideración del cuerpo femenino como mercancía.

Como no podía ser de otra forma, Internet se ha convertido en la plataforma de lanzamiento de este fenómeno donde los anuncios se publican por centenares y donde se cotiza incluso con el color de la piel.

¿Se está fomentando el fertility tourism a paises con escasos controles? ¿Se podría estar camuflando la compra-venta y tráfico de recién nacidos sobre todo en el tercer mundo? ¿Es legal que una mujer alquile sólo parte de su cuerpo pero no el resto? Muchos y polémicos frentes se abren en torno a este tema que suscita aun demasiados interrogantes.

La realidad es que miles de mujeres de pobres recursos están tomando esto como un medio para darle a su familia un futuro mejor. A cualquier costo.

El Costo Emocional

¿Alguien piensa por un instante en esas mujeres que sienten no poder desprenderse de la criatura que albergaron con su cuerpo al menos, y con su corazón, en muchos casos, durante nueve meses? o ¿ sólo se piensa en el fin mercantilizado de que el inversor retire sus dividendos una vez cumplido el plazo de la operación?. La cuestión legal puede no coincidir con la moral, como también la ética suele correr por detrás de la ciencia. Ahora bien, cuando al deseo insatisfecho se le añade dinero, la parte propiamente humana de la cuestión ni asoma.

¿Cómo un hijo puede ser fruto de una transacción económica, producto de un alquiler? nos preguntamos y por otro lado ¿quién piensa en los derechos del niño por nacer? Si se avasalla la dignidad de una persona adulta, en el caso de la madre subrogante, aunque ésta consienta claro está, ¿qué reparo va a haber en detenerse a reflexionar sobre quien no tiene voz ni voto?

Cada vez que lei sobre madre subrogante, sólo se hacía incapié en las obligaciones legales que ésta tiene frente a la familia que contrata su útero. Se pone en tela de juicio las “motivaciones” de estas mujeres: que si lo hacen por ayudar, que si lo hacen por necesidad o por amor al dinero.

Hace unos días vi un especial de tv en donde mamás subrogantes hindúes vivían con profunda tristeza y deshonor el proceso de alquilar el vientre para darle a su familia un mejor porvenir. A estas mujeres, las agencias que arreglan el alquiler de vientre las “coloca” en los “criaderos de bebés” para asegurarles los tratamientos médicos y para que las familias que contratan (todos extranjeros) las puedan tener “a mano” para conferencias via skype o chequeos visuales para ver el avance del embarazo.

 Un cóctel explosivo de pobreza, necesidad y explotación comercial.

Desde las agencias dicen que la madre sustituta debe estar preparada para actuar como sustituta completamente por voluntad propia y sin ninguna presión moral. Además de esto, el embarazo y el parto pueden conllevar tanto riesgos directos para la salud como consecuencias para la propia fertilidad de la madre sustituta. Por ello, es conveniente que la madre sustituta haya tenido uno o más hijos propios. El fracaso de un tratamiento o el nacimiento de un niño con defectos hereditarios ameritan por sí solos brindarle asistencia psicológica tanto durante como a la finalización del tratamiento.

El debate está abierto: ¿Se vale todo? ¿Pensamos en los otros?


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