Hoy os quiero hablar de algo de lo que carezco “Paciencia” y me atrevo hablar de ella porque en mi Camino de Vida, se han ido cruzando personas que me han enseñado a practicarla, aunque mi torpeza no me deja disfrutarla en su totalidad.
Reconozco que las prisas, la precipitación, la inmediatez… son enemigos acérrimos de esta virtud que tanto admiro, así que reconozco de inmediato a esas personas que la practican, porque en ellas aflora la sensibilidad que les da una perspectiva más autentica de los problemas, contrariedades, alegrías o fracasos, y afrontan cada situación que les presenta la vida de una forma más optimista,más relajada y en total armonía con quiénes les rodean.
La paciencia empieza con uno mismo, así que cultivarla es responsabilidad de cada uno de nosotros.
Los consejos que escuché muchas veces durante mi juventud son todavía aplicables hoy en día y trato de recordarlos en mi memoria: “Espera un poco”; “No pierdas la paciencia”; “Toma las cosas con calma”; “No te apresures tanto”; “Sigue las reglas”; “Ten cuidado”, son mucho mas que meras expresiones; son buenos consejos, resultado de la sabiduría y experiencia de todas aquellas personas que me lo han dicho.
Creo que adoptar una visión realista de la vida es un primer paso para mejorar esta virtud. Para empezar, lo cierto es que las cosas no siempre suceden tan rápidamente como me gustaría. Tener paciencia es aceptar el hecho de que el tiempo avanza a la velocidad del tiempo y no a la de mis expectativas.
“Ten paciencia con todas las cosas, pero sobre todo contigo mismo”
La buena noticia es que, se puede cambiar, hay que practicar a cada instante ante cada situación adversa que se nos presenta y que no nos gusta, nos incomoda o simplemente no comprendemos. Hay que entrenarse a diario, el autocontrol de mis emociones es básico para adquirir el dominio de la paciencia y respirar se me antoja importante .
¿Y tu que haces para mejorar la paciencia?