Revista Cultura y Ocio

La página en blanco

Por Mientrasleo @MientrasleoS
La página en blanco
     Temo a la página en blanco y no escribo.
     Temo a la página en blanco que va detrás de la última página del último libro de mi escritor favorito. Temo que no haya más escrito, y que eso que todos dicen de estar vacíos y agotados tras el esfuerzo de crear un mundo para mi... sea cierto esta vez. Y que no me quede nada. Temo que haya tirado la llave a esos mundos, que no le merezca la pena el viaje, el esfuerzo, abrir la puerta para que podamos pasar los lectores.
     Quizás por eso durante mucho tiempo me limitaba a leer a escritores ya fallecidos: era como un disgusto controlado, beber de una botella transparente en la que siempre podía mirar al trasluz cuánto líquido quedaba. Pero es inevitable abrir los ojos y coger otros libros, descubrir otros nombres, beber de botellas opacas. Y entonces empieza la espera entre libro y libro. Y no, no hablo de sagas, terminadas o no, no se trata de eso... se trata de esa línea invisible que hace que un escritor conecte con el lector y que la sientes como una corriente eléctrica solo con rozar el lomo de sus libros. Esos escritores de los que te enamoras sin remedio cuando descubres sus palabras, y cuya trayectoria sigues descubriendo que poco importa si cambia de tema, de país o de siglo, si habla de pasado, presente o incluso futuro, porque pareciera que cada palabra va dirigida a ti. Seguro que sabéis lo que digo. Hablo de esos cuya última obra compras con ansia y luego no sabes si comenzar su última lectura o tal vez dilatarlo, que miras la cubierta adelantándote al placer de comenzar la lectura. Aquellos cuyo libro temes terminar, porque después no queda nada por leer, nada por descubrir...
     Así que, aquellos que escribís, no dejéis de hacerlo. Porque cada lector vive de las palabras de su escritor favorito. Y todos tememos a la página en blanco.
     Gracias. Por ser. Por escribir.

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